Frente a la proliferación de fotografías en las redes sociales, propone un regreso al papel impreso. Ante la enorme circulación de imágenes individuales que vemos a diario en internet, se zambulle en la obra de un autor con series sólidas. Tabla Rasa es una publicación independiente de fotografía creada por Erika Bernhardt y Juan Fielitz de Estudio Blende. Un proyecto seleccionado por el Fondo Concursable para la Cultura 2019 que muestra el trabajo de fotógrafas y fotógrafos contemporáneos del país.
En sus cinco números la revista demanda atención. La impresión de calidad permite perderse en los detalles de las imágenes y conocer nuevos autores en profundidad. Con lugar para miradas bien diferentes y para la experimentación, busca darle un lugar a la fotografía de autor, con un número de varias páginas dedicado exclusivamente a cada fotógrafo.
Las explicaciones son pocas y los textos se concentran en las últimas páginas. Lo que toma relieve es la fotografía en sí misma. Cada imagen ocupa una página entera y a veces una doble página. Bernhardt reconoce que buscaron cederle todo el espacio: tanto el nombre como el número de la edición van sobre el nailon que la recubre, de modo que la tapa la ocupa una imagen plena.
El diálogo que se crea entre las fotografías perfila continuaciones y rupturas. La diagramación de la revista genera que distintas imágenes se confundan formando una o que su cruce produzca nuevos significados. “En el trabajo de edición se buscó generar ritmo y narrativa en las 32 páginas”, explica Bernhardt.
La muestra elegida es variada. “Por ser el primer año del proyecto elegimos trabajar a autores que ya conocíamos. Y que cumplían con ciertas características que la publicación necesitaba: tener una serie, que fuera interesante de publicar, y tenía que ser un trabajo en blanco y negro, por la técnica en la que lo imprimimos”, dice Bernhardt, que también es fotógrafa pero aquí decidió ocupar el lugar de editora. Además buscaron que fuera una muestra heterogénea, con autores de distintas edades, trayectorias y géneros.
Puntos de vista
El primer número se dedica a Andrés Seoane, con fotos tomadas en Ecuador. Al tratarse de una publicación impresa en duotono negro y plata, las fotos están mucho menos contrastadas que en su trabajo habitual, que se puede vincular con la revista Provoke y con autores como Daido Moriyama. Bernhardt explica que su mirada se toca con lo documental pero con un punto de vista claro: “No es un registro de Ecuador, no importa tanto el lugar. Es un registro de su vivencia y experiencia en ese viaje. Por eso quisimos poner un texto descriptivo de la serie, porque es muy importante la mirada del autor”.
Las fotografías de Andrés Seoane obligan a detenerse, con mucha presencia del negro y una naturaleza que se adueña de los espacios. Árboles, cascadas y plantas voluptuosas brillan en la oscuridad de sus imágenes. Nos enfrentamos a una naturaleza inmensa e intimidante donde predominan los ángulos extraños y las diagonales atraviesan el cuadro. Se trata de una mirada a un país ajeno que se aleja del turismo, donde emerge un universo habitado por niños y con una fuerte presencia de la religión.
En el segundo número, con fotografías de Cecilia Vidal, se genera una sensación de extrañamiento frente a elementos no reconocibles. Uno se arma la imagen de a poco a medida que identifica objetos y personas en un negativo. Los elementos se empastan en una amalgama que motiva a recorrer la imagen con detenimiento, lo que decanta en una conciencia sobre el proceso fotográfico.
En sus imágenes cobra relevancia el juego que se produce con las distintas texturas, que a veces parecen rocas y en otras se asemejan a lava derramándose de un volcán. “El número de Cecilia es más poético. Es una serie conceptual que habla del lenguaje fotográfico”.
Las imágenes de Leandro Galetta son fotos de cabina, tomadas por los fotomatones callejeros de Berlín, y donde a veces aparece él también retratado frente al lente. Ya presente en otros trabajos del autor, hay una apropiación de imágenes ajenas y una inclinación por no controlar la foto y el resultado. En su número encontramos un diálogo entre las fotos y el espacio vacío, y hay lugar para la repetición al jugar con las imágenes en serie. Las caras y los gestos cobran protagonismo y también aparecen el humor y el sarcasmo. Para Bernhardt resulta interesante porque es muy distinta a las demás propuestas. “Se pone a un lado como fotógrafo y en realidad las imágenes son producidas por una máquina. Él se ubica en el lugar de anfitrión, de hacer un trabajo de editor y más performático”.
En la fotografía de Mercedes Xavier encontramos un contrapunto entre lo suave y lo áspero, ya desde los brazos cubiertos de tatuajes de un preso frente a la delicadeza de un gato cachorro que vemos en la portada. Sus imágenes capturadas en la cárcel de Punta de Rieles le escapan a la obviedad y al sentimentalismo. Esto no significa que no haya emoción. La vemos en abrazos, gestos y manos apretadas, detalles que recuerdan al trabajo de Mark Cohen. En sus fotos siempre se siente la presencia del encierro, a veces como el tejido metálico que se eleva por encima de las cabezas o como la cuadrícula del alambrado que cerca los espacios al aire libre. “Es una mirada muy sensible y muy femenina”, sostiene Bernhardt. “Estamos acostumbrados a ver un tipo de foto de cárcel que no es esta clase de trabajo, y eso es lo que nos interesó”.
Un paisaje de arena erosionada nos introduce al número de Jorge Vidart. Allí somos testigos de una Valizas ya extinta. Hay pescadores con el pelo revuelto por el viento y la piel curtida por el sol, y casi se puede oler el salitre en las imágenes. En sus fotos se fusionan los elementos humanos con la naturaleza, y nos detenemos en construcciones precarias en las que predominan la arena, la madera y el cemento. Sus fotografías son composiciones exquisitas con la figura humana perdida en la inmensidad de la playa y el mar como telón de fondo.
“Es un número muy especial y es el último que lanzaremos este año”, dice Bernhardt. Ya habían trabajado juntos en la edición que hizo Estudio Blende de su libro Patria: “Cuando estuvimos haciendo el libro tuvimos acceso a todo el archivo de Jorge. Escaneamos mucho material. Teníamos tanto que esto de Valizas era como un ítem aparte”, agrega.
Para las próximas ediciones de Tabla Rasa manejan la idea de realizar una convocatoria a fotógrafos y fotógrafas nacionales y extranjeros, adelantó Bernhardt. “Con el proyecto buscamos darle visibilidad a la fotografía nacional. Desde la web hemos vendido al exterior, Alemania, Chile y Francia, sobre todo”, agrega. La revista, numerada a mano y con una edición de 200 copias, se puede adquirir en tablarasamag.com.