Aunque el coronavirus no se fue, durante gran parte de 2022 hubo “normalidad” en las actividades culturales. Aquí, algunos editores locales cuentan cómo les fue este año.
Julia Ortiz (Criatura)
“2022 fue el año en que Criatura pasó los 100 títulos en el catálogo. Es una alegría y una responsabilidad que el fondo, vivo y en crecimiento cada vez más cuidado y consolidado, sea reconocido como este año con un Premio Nacional en Literatura Infantil y Juvenil (Virginia Mórtola, Jardín ambulante) y un segundo premio en Narrativa (Rosario Lázaro Igoa, Cráteres artificiales), además de varias nominaciones a los Bartolomé Hidalgo. Sostuvimos la apuesta a primeras novelas de autoría nacional, este año con Si las cosas fuesen como son, de Gabriela Escobar, que fue muy bien recibida y ya se reeditó, además de que la publicamos también en Argentina, donde la presencia del sello es cada vez más fuerte. Presentamos Las cosas que veo, de Manuel Soriano, un libro de crónicas que habían ido apareciendo en Lento durante la pandemia y que, reunidas, se vuelven una foto de la plaza Seregni, de la ciudad y también de un momento de la vida del autor.
Las Confesiones de Sergio Blanco fueron otro punto alto del año, que presentamos en el Solís, y las dos novedades en libro álbum: Gansos de verano, el primer trabajo integral de Matías Acosta, y Margaret y la flor de la luna, de Cameron y Nat Cardozo, sobre la vida de la botánica inglesa Margaret Mee. Este año también anunciamos el ganador del Premio de No Ficción Latinoamérica Independiente, que será publicado el año que viene en simultáneo por nueve editoriales del continente. La obra ganadora fue Sumario de plantas oficiosas, del autor colombiano Efrén Giraldo. En suma, fue un muy buen año que augura un 2023 aún mejor”.
Martín Fernández (Hum, Estuario)
“Tanto para Estuario como para Hum fue un año muy prolífico, contundente en distintas líneas editoriales. Nos dejó preciosos rescates de obra de nuestras dos Premio Cervantes: Donde vuela el camaleón, de Ida Vitale, publicado inicialmente en México a comienzos de 2000, y El libro de mis primos, de Cristina Peri Rossi, publicado en la Biblioteca de Marcha meses antes de su exilio definitivo al viejo continente.
Siguiendo esa línea de rescates de autores de referencia para nuestra literatura –y la cultura uruguaya en general–, dos grandes proyectos concretados fueron la compilación de crónicas y entrevistas de María Esther Gilio, editada por Carlos María Domínguez, y el voluminoso tomo con la correspondencia de Ángel Rama, prologado por Beatriz Sarlo y compilado por Rosario Peyrou y Amparo Rama.
Si la serie Discos ya había dado vestigios de plenitud, este año fue heroico: cumplimos con libros sobre discos de Eduardo Mateo, La Vela Puerca, Fernando Cabrera y El Príncipe. Quedamos pipones, y lo que se viene arde.
Una perlita con la que pudimos cumplir: a mediados de año nos visitó un autor portugués muy potente cuya publicación teníamos atrasada desde hacía dos años por la pandemia: Gonçalo Tavares. Él, junto a José Luís Peixoto, es uno de los autores más importantes de la literatura contemporánea lusitana y hacía muchos años que queríamos dar a conocer su obra en Uruguay”.
Gustavo Wojciechowski (Yaugurú)
“Hemos mantenido nuestro sistema de suscriptores en un considerable número, alrededor de 100 suscriptores; nada despreciable para la poesía e independientemente del circuito de librerías y ferias. Como destacable, la edición del último libro de Alfredo Fressia, una especie de despedida; la primer edición uruguaya de Alcoholes, de [Guillaume] Apollinaire, en traducción de Juan Carlos Mondragón; y la reedición de Romancero canyengue, de Horacio Ferrer. La poesía sigue su curso y finalmente encuentra a sus lectores”.
Alcides Abella (Banda Oriental)
“Fue un buen año, el primero después de la pandemia, y recuperamos muchas cosas. La Feria del Libro fue muy buena en ventas y en presencia de público en las actividades, y publicamos unas cuantas cosas. Entre lo más significativo, los volúmenes I y II de la Historia de los conservadores y las derechas en Uruguay, coordinados por Magdalena Broquetas y Gerardo Caetano, que ya van por la tercera edición, lo cual es mucho para libros de este tipo; en mayo vendrá el tercer tomo. El Uruguay en transición, de Carlos Demasi, también va por la segunda edición y ganó el Bartolomé Hidalgo. Fue importante también El Partido Socialista de Uruguay desde sus orígenes hasta nuestros días, editado por Jaime Yaffé. También destaco Los sabores de la nación, de Gustavo Laborde, un trabajo muy original sobre cocina e identidad, que de a ratos recuerda el estilo de José Pedro Barrán. En infantiles, publicamos Las mil y una noches, recuperando un texto de la reconocida argentina Graciela Montes con dibujos de Fidel Sclavo. Con Leticia Ponasso hicimos el trabajo sobe el Cementerio Central como espejo de la ciudad de Montevideo.
También publicamos Pequeña música nocturna, de Guillermo Álvarez Castro, que fue premio de Narradores de Banda Oriental en 2022 y lo había sido también en 2007. Y hace 42 años que entregamos, mes a mes, literatura en cada hogar con nuestra colección Lectores de Banda Oriental. Para el año que viene tenemos muchos proyectos. Uno de ellos, sobre pintura uruguaya, sobre los 50 años de la dictadura. Habrá una novela de Marcia Collazo... Venimos con mucho entusiasmo. Yo mismo me sorprendo de este entusiasmo”.
Mateo Arizcorreta (Tajante)
“Fue un año de cristalizar algo que veníamos trabajando desde hace mucho tiempo, que de alguna manera fue volver a las raíces del proyecto editorial. Mundo terrícola es un libro escrito por Diego Ruiz y por mí; él es la otra pata del proyecto editorial, y tuvo como productor gráfico a Tito Lagos, que es un genio. Nunca habíamos hecho un libro con tanto peso gráfico en el interior, por eso el trabajo en equipo se completó con el diseño de Joaquín Rodríguez Frau y la maquetación de Álvaro Yáñez. Lo otro fue la publicación de Fabuloso, de Martín Otheguy, otra coronación de un trabajo muy entretenido y que también llevó su tiempo, y que cumple con esa regla no escrita de nuestra editorial de que cada libro sea un universo en sí mismo, tanto de la propuesta escrita como desde la cosmovisión gráfica.
A su vez, fue un año de regular nuestras capacidades y parar a tiempo cosas que no podíamos cumplir, porque tanto Diego como yo nos dedicamos a Tajante en los tiempos que quedan después de nuestras responsabilidades laborales y familiares. Trabajamos cada libro con mucha dedicación, entonces a comienzos de año decidimos postergar un par de libros que habíamos planificado; eso nos hizo entender cómo trabajar y a qué ritmo podemos ir. Trabajamos de una manera súper cercana con los autores. Son procesos de edición largos y muy dedicados, y todo no se puede.
Con respecto a ventas, vemos que no hubo una recuperación de los niveles de venta prepandemia, y entendemos que además de circunstancias económicas, hay una gran abundancia de libros en el mercado y que estamos compitiendo todos por la atención de los mismos lectores”.
Julián Ubiría (Penguin Libros)
“Si bien en el segundo semestre del año las ventas cayeron un poco, siguen siendo parecidas a los números prepandemia. Aunque esto es súper subjetivo, desde el punto de vista numérico no se achicó el mercado. Dentro de eso, lo que percibimos es que no hay tanta concentración de venta en unos pocos títulos que descuellan con grandes números, sino que la venta está más atomizada. Más dividida, más segmentada. Los públicos saben lo que quieren y buscan eso, entonces hay menos fuerza de los best sellers, que sí hubo alguno, pero no tan fuerte como otros años. Eso implica diversificar el catálogo, publicar libros para distintos segmentos...
Este año no editamos más libros que otros años; editamos muchos libros, pero no más que años anteriores. Nuestro catálogo se compone de los libros nuevos que publicamos y también del catálogo activo, que es muy fuerte, con más de 7.000 títulos. Entonces, para llegar al mismo número de ventas, se dividió en más títulos. Eso nos exigió no depender tanto de la novedad, nos obligó a repensar nuestra estrategia de comunicación, que muchas veces está muy anclada en la novedad. De alguna manera va a seguir siendo así, pero hay que pensar también en ese catálogo riquísimo que tenemos. Ya lo sabíamos, no lo estamos descubriendo ahora, pero tenemos que estar más pendientes de lo que los lectores demandan y no tanto de lo que nosotros estamos lanzando: ofrecerles cosas que ya están publicadas y que pueden ser interesantes por determinadas coyunturas. Es todo un proceso y estamos aprendiendo mucho”.
Claudia Garín (Planeta)
“Fue un año de reactivación total. Eso significa que nosotros volvimos a publicar tantos títulos al año como lo hacíamos antes, tanto en literatura nacional como en los títulos de afuera. Hay una reactivación total en términos de mercado y editoriales, de generación de proyectos. La pandemia nos dejó una generación de contenidos, en el ámbito local e internacional, muy positiva. Mucha gente trajo manuscritos y hay proyectos que han pasado para más adelante porque no damos abasto. En cuanto a los best sellers, en nuestro caso a nivel local se mantuvieron: la astróloga Lourdes Ferro, Diego Fischer, y algunos ensayos de política. Internacionales este año tuvimos cosas importantes, pero naturalmente se van dosificando. Lo que también dejó la pandemia es que el lector explora más lo que lee. Las lecturas de rango medio, los libros que no son best sellers pero tampoco venden muy poco, es lo que más se pide. Y ahí hay una línea de sellos literarios, como puede ser Seix Barral, Tusquets, Crítica para ensayos, Emecé, sellos que siempre tienen novedades lindas, que han tenido un impulso. Por ejemplo, Tusquets internacional con Annie Ernaux, que era desconocida, para nosotros en este momento es una autora que está vendiendo bien. Hay escritores muy literarios que poco a poco van ganando su lugar, y el lector que compra best sellers es diferente del lector que explora autores o géneros que desconoce. Creemos que hay un lector un poco más exigente, que está bueno, y además nosotros tenemos literatura para ese tipo de lectores, tanto a nivel local como internacional”.
Estefanía Canalda (Fin de Siglo)
“2022 fue un gran año. La diseñadora Lucía Riera le dio una nueva impronta a ñ, nuestra colección de narrativa. Publicamos nueve libros en esta colección, entre ellos La danza del invicto, de Matías Mateus, que había ganado en 2020 en primer premio a las Letras en la modalidad inédita, y El contrato, de Juan de Dios Caballero, ganador del tercer premio el año pasado. Incorporamos voces nuevas y originales: Lorena Spatakis, Margarita Heinzen, Margarita Azpiroz, Virginia Mórtola (con su primer libro para adultos, el exquisito Ni Dios sabía) y Pablo Silva Olazábal. Fernando Villalba (de quien acabamos de reeditar El pañuelo del Mago) fue reconocido con el tercer premio a las Letras por La Bic de Dios.
En Montaña Errante, colección dedicada a la literatura infantil y juvenil [LIJ], introdujimos también nuevas voces: Fabián Lucas (finalista de los premios Onetti y Bartolomé Hidalgo con Lena, Emma y Dulce Marta), Sebastián Pedrozo y Sebastián Moreira (ganador del Bartolomé Revelación con Cuando sea grande). Varios libros de 2021 fueron premiados este año. Marcos Llemes resultó ganador del Bartolomé LIJ con Bruno y la nube con forma de dragón. En la misma categoría, en los Premios a las Letras, fueron ganadores del segundo y tercer premios, respectivamente, Martín Otheguy con El invierno es un lobo que viene del norte y Rodolfo Santullo con Los cazadores del rey.
Otro descubrimiento en el área de la no ficción fue Mariana Zaffaroni, profesora de Historia argentina de quien publicamos una entretenida e irreverente Historia del siglo XX contada para todos. Volvió a destacarse el periodista Mauricio Almada con una de sus investigaciones sobre historia reciente, en particular sobre el MLN: Los reyes de las cloacas. Y publicamos por primera vez un ensayo político de Carlos Liscano (ganador del Bartolomé Trayectoria), cuya cuarta edición está ahora en imprenta: Cuba, de eso mejor ni hablar. Tuvimos, con Joaquín Doldán y su excelente biografía Todo esto es mentira. La verdadera historia de Cacho de la Cruz (finalista del Bartolomé), una enorme exposición mediática. Manual de economía para un mundo entreverado, de Germán Deagosto, recibió el Bartolomé en divulgación académica. Y en los Premios a las Letras fueron reconocidas las fundamentales investigaciones históricas Las pacifistas en un mundo de catástrofes, de Yvette Trochon, y El Partido Comunista bajo la dictadura, coordinado por Álvaro Rico.
Por segundo año tuvimos el placer de editar la colección Teatro del Instituto Nacional de Artes Escénicas (a la que se ha sumado la colección Investigación). En 2022 se incorporaron Federico Roca, Carolina Silveira, Sandra Massera, Juan González Urtiaga, Vachi Gutiérrez, Luis Vidal Giorgi y Lorena Rochón, entre otros”.
Mateo Arizcorreta (Forastera)
Es un proyecto hermano de Tajante, que está enfocado en la traducción. Estamos trabajando con Francisco Álvez Francese y Mariana González desde principios de 2021, y finalmente se concretó en la salida de Divertimentos mecánicos, que es la primera traducción al español de una obra de la escritora y fotógrafa francesa Suzanne Doppelt. Tiene la alegría que dan los comienzos; nosotros pensamos seguir trabajando en esa línea, también a un ritmo de un par de publicaciones por año. Todavía no hay con qué años comparar, el año que viene veremos. A futuro estamos trabajando un par de libros; el primero es una novela de una autora neozelandesa contemporánea que está traduciendo Rosario Lázaro Igoa, y el segundo es el comienzo de una colección nueva enfocada en obras no contemporáneas, no necesariamente clásicos, que no han sido desde Uruguay, o existen traducciones anticuadas o castizas. Estamos definiendo los detalles de esa colección, que nos entusiasma mucho.