Desde que Ángel Rama lanzó su categorización de raros, en 1966, hasta posteriores investigaciones sobre la narrativa uruguaya actual, se ha intentado separar aquello que se tilda de realista con relación a otras manifestaciones catalogadas como insólitas o extrañas. Estas clasificaciones muchas veces comprimen la apreciación estética e incluso nos llevan a discusiones en que cualquier intento de conclusión cae en el mero error. Sin embargo, tener en cuenta estas particularidades de nuestra narrativa nos hace ver que siempre ha sido rara, o que su rareza fue convirtiéndose en parte de nuestra identidad. Más allá de lo perimido del concepto de Rama, no hay dudas de que dejó una marca imborrable cuando nos enfrentamos a textos incómodos y que juguetean con otros universos que no son los tangibles ni apreciables a simple vista. Este es el caso de la colección de cuentos El extraño caso del enigma Gardel y otros cuentos, del periodista cultural Pablo Silva Olazábal, autor de una decena de novelas y libros de relatos.

Su más reciente conjunto de cuentos plantea un juego en el que la realidad no se plantea simplemente como una representación de aquello que observamos, sino como una imagen distorsionada donde convergen los enigmas, personajes con comportamientos y rutinas extraños, atmósferas densas donde el clima es la clave, y también la percepción que cada personaje tiene de su existencia. Partamos del cuento que da inicio al libro, que es el que le da título. En esta historia los personajes se relacionan con el propósito de entender y relevar información sobre la figura de Carlos Gardel, y aparecen algunos elementos propios de la narrativa fantástica, aunque sin entrar en el género. La aparición de los dobles es un elemento que tiene gran presencia, primero por los gemelos Wittgenstein, dos ancianos conocedores al extremo de la vida del Mago, pero también por los juegos con su propia identidad donde protagonista, narrador y autor convergen en un mismo nombre: Silva.

Volviendo a la rareza del ambiente, más como resultado de la técnica narrativa que por los sucesos, el cuento “El balde blanco” mantiene la sordidez, pero esta vez cargada de historias familiares no dichas. Un primo con discapacidad intelectual, una tía abandonada y una familia que resulta lejana determinan la incomodidad del relato donde las ausencias y las historias familiares se hacen presentes para despertar la incomodidad de una violencia que sobrevuela y deja las marcas en la percepción del narrador.

En otra línea, el cuento “El Aleph de Suárez” se convierte en el más levreriano de los textos. Los personajes acceden a otra dimensión, donde la entrada a otro universo no sólo les deja la experiencia de visitar una realidad alternativa, sino que todo lo que parece salido de la alucinación termina en grandes encrucijadas filosóficas en las que se ponen a prueba la existencia y la integridad del sujeto, pero en un ambiente cotidiano.

La extrañeza del ambiente y las situaciones poco convencionales que integran estos cuentos se amplifican aún más en “Siempre se está tejiendo”. La tormenta toma por sorpresa tanto al personaje principal como al Capincho, su amigo pesimista, en un pequeño balneario. Al comienzo parece que el desencuentro entre ellos y otros amigos a los que se está esperando sea lo central. Sin embargo, lo importante de este texto está centrado en el lenguaje. El pesimismo y la arrogancia del Capincho, lejos de ser un discurso basado en reclamos y quejas, se convierten en la antesala de una atmósfera sombría y pesada que no es más que el advenimiento de algo más tormentoso. La soledad del narrador, abandonado por su amigo, se verá aún más densa a partir de la aparición de un nuevo personaje que potenciará la sordidez del balneario. 

Las tormentas, lluvias y catástrofes ambientales parecen adueñarse de los textos a partir de la segunda mitad del libro, que no está delimitada en su estructura, pero sí en su poética. Antes, la tormenta había sido algo amenazante que cooptó por completo la situación; sin embargo, en “Los tres enemigos” la lluvia no resulta amenazante, sino un elemento que demuestra todo lo roto de la existencia de una casa y de una pareja. Como en “La casa inundada” de Felisberto Hernández, los personajes terminan por aceptar la convivencia con las roturas de la casa y la entrada del agua. Lo que en un comienzo pudo ser alarmante se convierte en escenario de lo cotidiano y la lluvia es un elemento más entre las discusiones, pero también en los momentos de distensión al abrirse una cerveza.

El libro finaliza con otro texto que involucra asimismo a una pareja, pero esta vez tras los regodeos burocráticos que hacen al protagonista de “La firma y el mensaje” focalizarse en su propia intimidad y lograr que los lectores nos involucremos todavía más en lo introspectivo, que siempre nos lleva a una crisis de la conciencia. Aquí lo íntimo juega un papel crucial en la técnica narrativa y cobran importancia la subjetividad y los pensamientos que se desencadenan a partir del hastío. Tal como uno de los narradores que cita a Benedetti, podemos decir que los cuentos de Pablo Silva Olazábal son “el rayo como látigo en la noche”.

El extraño caso del enigma Gardel y otros cuentos, de Pablo Silva Olazábal. 166 páginas. Astromulo, 2023.