Los acontecimientos recientes que rodean a Alejandro Astesiano pueden ser vistos como una serie de episodios delictivos cometidos por el exjefe de seguridad presidencial de Luis Lacalle Pou y debidamente investigados, o sea, como un “caso” en el sentido judicial, y también como una muestra, una ocurrencia singular que permite suponer la existencia de otras similares, es decir, como “un caso más”. En este segundo sentido, el caso Astesiano sería una sinécdoque de cierta forma de ejercer el poder político y de concebir el Estado y lo público.
Todo eso es una opinión personal –aunque me consta que compartida por muchas personas–, pero no es exactamente lo que se lee en El caso Astesiano: una trama de espionaje y corrupción en la Torre Ejecutiva, el best-seller que publicó hace un mes Lucas Silva, exdirector de la diaria. Para ser más claro: uno puede llegar a extraer distintos tipos de conclusiones tras su lectura, como yo, pero el trabajo de Lucas es un ejemplo de rigurosidad y distancia que fortalecen la contundencia de su tarea de investigación, que le insumió un año y medio de dedicación extrema (esto lo sé porque tengo la fortuna de su amistad).
Con claridad, orden y precisión, Lucas explica quién es Astesiano, cómo se vinculó con la familia del presidente, cómo utilizó el aparato de seguridad estatal con fines de espionaje político, cómo empleó su puesto en la Torre Ejecutiva para beneficiarse económicamente, qué enfocó y qué dejó afuera la investigación de estos hechos que llevó a cabo la exfiscal y hoy militante conservadora Gabriela Fossati, entre otras cosas.
En realidad, ustedes ya saben más o menos de qué habla, porque el libro, que además articula decenas de investigaciones que Lucas y varios colegas publicaron en distintos medios, ya ha tenido un impacto notorio. Sus efectos incluyen la demanda de nuevas investigaciones por parte de organizaciones sociales como el PIT-CNT, y su popularidad puede condensarse en la viralidad que adquirió una de las frases que recoge: aquel “perfecto” con el que Lacalle Pou aprobó un reporte sobre el seguimiento policial ilegal al sindicalista Marcelo Abdala.
Lo que tal vez no sepan, si todavía no lo leyeron, es que El caso Astesiano es, por si fuera poco, un libro entretenido. Sin caer en lo que en el norte se entiende como “no ficción” (que, en realidad, tiene mucho de ficción, pero eso es para otro día), aparece un relato perlado de escenas inolvidables, aunque todas están contadas con respeto y cuidado por la intimidad de los involucrados. Ese es otro de los equilibrios admirables que consigue Lucas.
Una oportunidad
Aquí pueden leer el prólogo de Marcelo Pereira, que da cuenta, de manera más integral, de las grandes virtudes del libro.
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Dos premios Onetti
Manuel Soriano es el más reciente ganador del Onetti en Narrativa por su novela Las chicas doradas, que gira en torno a dos casos policiales –el secuestro de un grupo de muchachas y el empalamiento de perros callejeros– que confluyen en una historia violenta, plena de imágenes impactantes y ambientada en una ciudad distópica.
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Rebosante de referencias a la tradición canónica latinoamericana y estadounidense, así como de citas de la cultura rockera más establecida, Ya no seremos tapa de disco, de Juan Andrés Felártigas, ganó (en 2022) el Onetti en Poesía.
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Política científica
Desarrollo, ciencia, tecnología, innovación y sus interacciones. Perspectivas y propuestas diversas es un libro colectivo que gira en torno a la cuestión de cómo desarrollar, desde Uruguay, políticas que beneficien a las mayorías.