“Sus novelas suelen ser descriptas como apocalípticas y eso lo pone más en sintonía con el mundo de hoy que hace 20 años”, dijo Anders Olsson, presidente del comité que elige el Premio Nobel de Literatura, minutos después de que se anunciara que el ganador de este año es el húngaro László Krasznahorkai.

Con la elección de Krasznahorkai, la Academia Sueca confirmó su política de alternar anualmente entre premiados varones y mujeres, así como entre europeos y provenientes del resto del mundo. Fundamentó la decisión de dárselo al húngaro por considerarlo creador de “una obra irresistible y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”.

Celebridad en su tierra desde que publicó Tango satánico en 1985, Krasznahorkai también se volvió notorio en el mundo anglo cuando esa misma novela ganó el premio estadounidense a mejor traducción casi 30 años más tarde, en 2013.

Tango satánico (Sátántangó) marca varios elementos de su estilo: tiene 12 párrafos, y cada uno corresponde a un capítulo; las frases son largas o larguísimas y la puntuación escasea. La historia se ubica en una aldea húngara a la que arriba una especie de estafador –mesías que manipula a los habitantes, en un contexto de decadencia de la autoridad y de desorientación espiritual–. “No me interesa creer en algo, sino entender a quienes sí creen”, dijo el autor en un encuentro con lectores.

La melancolía de la resistencia, publicada en Hungría en 1989, es otra de sus obras muy citadas. La acción también se ubica en una población pequeña a la que arriba un circo que únicamente exhibe una ballena. Un dirigente reaccionario aprovecha esa llegada para poner en marcha sus aspiraciones políticas.

En 2015, Krasznahorkai ganaría el prestigioso Booker Prize británico. Muchas de sus historias han sido llevadas al cine por su connacional Bela Tarr, y el propio autor contribuyó a las adaptaciones.

En español, la mayoría de su obra ha sido publicada por la editorial catalana Acantilado. En Uruguay, esos libros de Krasznahorkai no son fáciles de conseguir, ya que hay que traerlos del exterior, y la espera ronda las dos semanas.