Ingenioso y estimulante, este ensayo del argentino Michel Nieva podría haberse llamado “capitalistas cienciaficcioneros”, ya que su centro es la crítica al accionar de un pequeño grupo de empresarios que, de una manera u otra, se inspiraron en la ciencia ficción más “dura” para seducir con ciertos emprendimientos, como la conquista de Marte y aventuras espaciales similares. Hablamos de Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Peter Thiel y compañía.

El título alternativo también hubiera sido más ajustado porque la noción de “ciencia ficción capitalista” presupone otras, como la de “ciencia ficción anarquista” (la novela de Ursula Le Guin Los desposeídos es el mejor ejemplo) y, sobre todo, la de “ciencia ficción socialista”, abundante en casos tanto por tener origen en países de la esfera soviética como por su temática (la que practican, entre otros, Kim Stanley Robinson y China Miéville, por mencionar escritores en actividad). Nieva descarta estos caminos, y en cambio, en el apartado “Ciencia ficción comunista o socialismo interplanetario”, prefiere dar cuenta de las fantasías del posadismo argentino, que concebía el cambio político como una transformación forzada por la llegada de civilizaciones extraterrestres más avanzadas.

Esa y otras opciones se entienden cuando se acepta que el cometido de este ensayo breve es el de provocar. El subtítulo, por ejemplo, dice “Cómo los multimillonarios nos salvarán del fin del mundo”, y es sólo una de las muchas ironías que se despliegan. La más notoria tal vez sea la de dar por aceptado que toda ciencia ficción es o un gesto infantil o mero alimento para varones blancos malvados ambiciosos egocéntricos, cuando su autor es también un cultor y estudioso de la corriente. Su primera novela, ¿Sueñan los gauchoides con ñandúes eléctricos? (2013), contiene, además de una parodia a Sueñan los androides con ovejas eléctricas, la obra de Philip Dick que inspiró Blade Runner, una exploración de “la historia, la violencia política no sólo contra cuerpos sino contra territorios en América Latina, mediante los tópicos y los personajes de la ciencia ficción”, según dijo a Simbiosis Cultural. “Ahí es donde me reapropio del cyberpunk llamándolo gauchopunk”, agregaba, en referencia a su ensayo de 2015 Tecnología y barbarie, que exhibe otra alusión literaria, esta vez a su compatriota Domingo Faustino Sarmiento (2020).

En todo caso, Nieva parte de comprobar que, desde finales del siglo XIX, hay todo un linaje fundacional de la ciencia ficción que proveyó de insumos a la industria para desarrollar aplicaciones militares y, especialmente, comerciales. Jules Verne y el submarino, Arthur Clarke y los satélites son los casos más conocidos, pero él actualiza y ensancha esa historia común de escritores imaginativos e individuos con fines de lucro, que culmina con el dominio global del grupete que lo obsesiona.

En ese plan, recoge argumentos de la ecocrítica, del feminismo y del periodismo para tirar con todo contra Musk y los suyos, pero sus disparos resultan más efectivos en el último capítulo de su ensayo, un relato dentro de un relato en el que nos recuerda que es un gran cuentista (ganó el premio O. Henry en 2022) y que su bronca es de verdad. Como comenzamos con una “sugerencia”, tal vez quepa especular sobre lo que Nieva puede llegar a escribir sobre el rol último de Elon Musk, cuya crueldad es ahora manifiesta en su puesto de “achicador del Estado” al servicio de Donald Trump. ¿Será el primer poshumano, será el más efectivo aceleracionista del fin de la cultura? Después de todo, la ciencia ficción es el modo de la narrativa que mejores herramientas provee para el análisis de la contemporaneidad y, tal como la entendemos hoy, no es tanto la obra de aspirantes a ingenieros como la de pensadores que se preguntan qué somos, qué es ser humano.

Ciencia ficción capitalista: cómo los multimillonarios nos salvarán del fin del mundo. 134 páginas. Anagrama, 2024.