Robinson Mecano Obispo murió, a mediados de enero, ejecutado a balazos en la vereda de una vivienda de Maldonado Nuevo donde, tres días antes, había aparecido el cuerpo calcinado de Beatriz Magela Acosta, de 28 años de edad. El presunto homicida de Obispo era un hombre de 40 años, de iniciales F. O. R. P., a quien la policía de Maldonado buscaba desde entonces.

Poco después del mediodía del viernes 17, policías de la Guardia Republicana realizaban recorridas por las calles Chacovo Alanis y calle Caracara, en el mismo barrio, cuando intervinieron a un hombre que circulaba en una moto sin matrícula.

El sistema policial reveló que el vehículo presentaba una requisitoria por hurto, por lo cual el conductor fue derivado a la comisaría y luego a la fiscalía de primer turno para ser indagado. Allí se determinó que se trataba del sospechoso, quien resultó formalizado por un delito “homicidio agravado en reiteración real con un delito de receptación”.

El hombre, quien al igual que su víctima tenía varios antecedentes penales, ya cumple prisión preventiva por 150 días, mientras se sustancia la investigación del caso con vistas a la acusación fiscal. De acuerdo a testimonios de residentes cercanos a la vivienda donde ocurrieron los hechos, allí funcionaba una boca de venta de drogas.

El viernes 12 de enero, bomberos de Maldonado, que acudieron a apagar un incendio que afectó a modestas viviendas del lugar, encontraron un cuerpo calcinado dentro de una de ellas. Con el correr de las horas, las pericias pudieron determinar que se trataba de una mujer, identificada luego como Beatriz Magela Acosta Becerra, de 28 años de edad.

Aunque las pericias abonan la hipótesis de un femicidio y que, con el incendio, se intentó borrar los rastros del crimen, no hubo más novedades sobre el caso.