La exhibición “Mujeres artistas”, que será inaugurada en la tarde del sábado 18 en el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry, propone ingresar en un diálogo visual y experiencial con una colección de obras de mujeres históricamente reconocidas y de otras que se han mantenido fuera de los circuitos institucionales establecidos.

“Si bien tienen en común ser artistas mujeres, aquí se marca lo que ojalá llegue a ser el principio de una consciencia hacia una nueva práctica de coleccionismo, más inclusiva y equitativa, y que abra las puertas para nuevos puntos de vista, como crear narrativas que rompan las barreras de los parámetros establecidos”, resume María Laura Steverlynck, en cuanto al concepto de la muestra que estará abierta al público, con acceso gratuito, en el emblemático museo y parque de esculturas de Manantiales.

La colección integra obras de 30 mujeres de Uruguay, Argentina, Chile, Bolivia, Estados Unidos, Alemania y Suiza. Desde la centenaria ciudadana ilustre Linda Kohen hasta la pintora argentina Chiara Baccanelli –la más joven del grupo–, aquí va una breve reseña de su obra y trayectorias.

Mujeres de Uruguay

María Freire (1917-2015) fue conocida por su exploración tanto en escultura como en pintura. Estudió en el Círculo de Bellas Artes, en la Universidad del Trabajo y en Europa. Fue cofundadora del Grupo de Arte No Figurativo y participó en exposiciones individuales y colectivas en América y Europa. Recibió varios premios y distinciones a lo largo de su carrera, incluido el Premio Figari en 1996. Convertida en una figura destacada de la abstracción dura en Uruguay, sus obras se encuentran en museos y colecciones privadas en nuestro país, Brasil y España, entre otros.

Hilda López (1922-1996) pasó por distintos momentos en su evolución artística. Su trabajo pictórico abrazó la abstracción, reflejando vastos espacios y escenas urbanas, a menudo en tonos oscuros con toques de luminosidad. Realizó su primera exposición individual en 1960 y continuó exhibiendo en varios países hasta 1991. A lo largo de su carrera recibió varios premios, incluidos los premios adquisición del Museo Juan Manuel Blanes.

Amalia Nieto (1907-2003) se desarrolló en el contexto del auge del planismo y los ideales democráticos en Uruguay. Después de estudiar en el Círculo de Bellas Artes y viajar a Europa para perfeccionarse, se unió al taller de Joaquín Torres García, donde comenzó a desarrollar su estilo constructivo. Su obra, caracterizada por series como las calles de París y las naturalezas muertas mentales, experimentó una evolución hacia una representación más frontal y arquetípica.

Águeda Dicancro (1930-2019) estudió inicialmente cerámica, pero luego se destacó por sus esculturas en vidrio, técnica en la que se especializó en México. Su obra se distingue por el uso de este material como elemento central, transformándolo desde su forma regular y plana hasta alcanzar formas orgánicas mediante el fuego. Emplea técnicas que desafían la fragilidad de vidrio, creando esculturas que lo fusionan con objetos diversos. Su trabajo ha sido exhibido en museos y colecciones privadas internacionales.

Olga Bettas nació en Montevideo en 1944. Es licenciada en Artes Plásticas y Visuales, integró el taller de Nelson Ramos de 1991 a 2005 y ha participado en más de 70 muestras colectivas. Transita por el arte textil y el de las fibras con materiales no tradicionales –desde los más nobles hasta los más humildes y descartables– para crear piezas tridimensionales.

Patricia Fernández Graña (1968) está radicada en Punta del Este y trabaja con base en planos de color, en una pintura no volumétrica, sin claroscuros, donde fondo y figura compiten y se complementan apoyados en el dibujo preciso y austero. Estudió en la Escuela de Artes Visuales de Maldonado; dibujo y pintura con Carlos Tonelli; e historia del arte y teoría del color con Miguel Ángel Battegazzore. También asistió a talleres con Virginia Jones, Dina Vicente, Celsa Burgueño, Gabriel Lema y Rimer Cardillo.

Nacida en Treinta y Tres, Verónica Vázquez (1970) realiza la mayor parte de su obra a partir de desechos y materiales encontrados: hierros, telas, cartones, papeles, hilos. Recuerda su infancia de puzles y costuras, las visitas con sus padres a orillas del Cebollatí, el taller del ceramista Tomás Cacheiro y el taller del maestro Juan de Andrés. Eligió aprender cerámica el Centro para el Desarrollo del Arte Estructurado con Nicole Vanderhoegt y Ricardo Pickenhayn. Estudió con Battegazzore, con el escultor Luis Robledo y el tapicista Nazar Kazanchian. Su recorrido artístico la ha llevado a estar representada tanto en el medio local como internacional: Brasil, Italia, Turquía, Estados Unidos.

Pintora y escultora, Yvonne D’Acosta (1949) comenzó su formación plástica en 1975. Luego participó en cursos, seminarios y clínicas con Alfredo Torres, Nelson Di Maggio, Fernándo Andach, Dorothée Willert, Clío Bugel, Estela Abal, Pere Salabert y Sandino Núñez. En 2009 incursionó en la escultura blanda, blanca y con sombras proyectadas. Ha sido seleccionada en salones municipales y nacionales y en los Premios María Freire 2006, Hugo Nantes 2008 y José Gamarra 2014 del Ministerio de Educación y Cultura. También participó en numerosas muestras culturales y colectivas en distintas instituciones y espacios culturales del país.

Valentina Torrado (1981) es artista plástica y licenciada en Comunicación. Estudió pintura y dibujo con Marcelo Legrand, collage con Javier Santamaría y grabado con Pedro Peralta. Actualmente, incursiona también en el lenguaje de la instalación. Ha dictado clases privadas de expresión plástica para niños y hoy en día asiste a la cátedra de Estética en Comunicación en la Universidad Católica.

Lizzy Magariños utiliza acrílico, pastel, tintas y collage en sus pinturas. En sus obras abstractas emplea símbolos, palabras y formas con las que construye pequeños mundos llenos de significado. Se formó con maestros como Febo Aycardo, Clever Lara, Rogelio Osorio y Rodrigo Flo. Integra el colectivo internacional Take me to The River, compuesto por artistas de varias nacionalidades, enfocado en hacer trabajos colaborativos en diferentes ciudades.

La pintora Marcela Ambrois (1988) asistió a sus primeras clases de carboncillo y óleo con el profesor Walter Nadal. Luego se formó con los renombrados artistas uruguayos Ignacio Iturria, Diego Píriz, entre otros. En la actualidad, se dedica a proyectos mediados por la pintura como signo principal, incluyendo también la fotografía y experimentando con papeles, telas, maderas y plantas.

Nacida en Italia, Linda Kohen (1924) se radicó en Uruguay en 1940. Integró el Taller Torres García entre 1949 y 1970. Ha expuesto en museos de Brasil, Argentina, Uruguay, Italia y Estados Unidos. Su obra forma parte de colecciones públicas y privadas de Sur y Norteamérica y de Europa. Obtuvo la Medalla Delmira Agustini (2019), el Premio Figari a la trayectoria artística (2021), la Orden al Mérito de la República de Italia (2023) y este año fue declarada Ciudadana Ilustre de Montevideo.

Argentina de nacimiento, Adela Neffa (1922-2019) se estableció en Montevideo, donde desarrolló una destacada carrera como escultora. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y se perfeccionó en Europa. Impartió en la Escuela de Artes Aplicadas de UTU y realizó exposiciones individuales y colectivas, dentro y fuera de Uruguay. Sus obras, que incluyen esculturas en piedra y hierro, forman parte de colecciones públicas y privadas en todo el mundo.

Mujeres argentinas

Alicia Penalba (1913-1982) se dedicó a la pintura en su país hasta que se radicó en París, donde se descubrió como escultora. En 1951, luego de destruir su obra anterior, produce sus primeras esculturas abstractas. En 1957 presenta sus bronces totémicos en la primera muestra individual; es el comienzo de una carrera que trascendió Francia para ocupar un lugar en la escultura del siglo XX. Sus obras integran las colecciones de destacados museos en Francia, Estados Unidos, Alemania, Brasil, Chile, Venezuela y Argentina.

Marta Chilindrón (1951) ha creado un arte que explora la relación entre perspectivas temporales y espaciales a través de sus pinturas y esculturas. Experimentó con muebles, alterando sus formas para reflejar su punto de vista en relación con el espacio físico. Luego realizó esculturas geométricas plegables en acrílicos transparentes de colores, utilizando bisagras para permitir el movimiento. Sus obras fueron presentadas en Polonia y Estados Unidos, mediante intervenciones a gran escala en espacios públicos.

Janine Wolfsohn (1966) se destaca por trabajar en diversas técnicas: instalaciones, escultura, pintura y dibujo. Dentro sus obras, generalmente figurativas, sobresalen sus etéreas esculturas de cuerpos humanos o animales trabajados a través de materiales metálicos segmentados. Participa en numerosas muestras individuales y colectivas, tanto a nivel local como internacional, y llegó a exponer en Uruguay, Cuba, Estados Unidos, España e Italia. Entre 2000 y 2017 recibió importantes distinciones.

Verónica Artagaveytia es artista de la performance, el dibujo, la escultura y el arte textil. Su obra se despliega entre la tinta, el aluminio, el hierro y las telas. Hace 30 años que trabaja con el metal en sus esculturas (aluminio, acero inoxidable y hierro), pequeñas o de gran formato. El dibujo es parte esencial de su obra: dibujos a mano alzada, con pluma de cóndor o pincel, con un trazo muy decidido. Ligeros y espontáneos.

Elly Madoery (1939-2013) fue maestra, música y profesora de Artes Visuales. Estudió técnicas de esmalte, talla directa en mármol y otras piedras, talla por puntos y por el sistema de compases, cincelado en bronce y aluminio, y escultura. Viajó por estudios a Estados Unidos, México y Hawái, analizando obras de arte moderno, y en Carrara, avances técnicos. Expuso en la Casa Argentina de Roma y obtuvo premios en Argentina y Alemania. Fue la creadora del monumento Malvinas, que se levanta frente al Palacio Legislativo de Santa Fe.

La artista visual y arquitecta Luciana Levinton (1977) está radicada en Buenos Aires. Ha expuesto sus obras de forma individual y colectiva en museos, galerías y centros culturales de Argentina, Uruguay, Brasil, Estados Unidos, Italia, Francia. España y Alemania desde 2007.

Chiara Baccanelli (1993) ha realizado muestras individuales y colectivas en Italia, Argentina y Uruguay. Focalizó su estudio en el campo de color, en la búsqueda de construir un espacio autónomo, un nuevo espacio libre de juicios al que sólo es posible llegar a través del arte, mediante la pintura.

Para Silvana Boes (1972) la pintura y el dibujo están en su vida desde la niñez. Participó en actividades artísticas y exposiciones regionales. Estudió con maestros como Jorge Gonzales, Perrín, Poupe Ttesio, Luis Wells y Juan Doffo. En sus obras sobresale la utilización de técnica mixta sobre tela y varias pertenecen a colecciones privadas de su país y el exterior. Actualmente, participa en exposiciones grupales e individuales y en ferias en Argentina e internacionales.

Alejandra Stier (1970) participó en los talleres de Kenneth Kemble , Guillermo Roux y Alejandra Roux, y exhibió sus obras las exposiciones “Artifact” en Nueva York y “Lucid Gallery” en Miami. Algunas obras se encuentran en el Princess Maxima Centrum Hospital de Utrecht, Holanda. En Argentina expuso en Vermeer con “Sentir el universo”.

De la región y más allá

Nacionalizada chilena en 1959, la catalana Roser Bru (1923-2021) es considerada una de las artistas visuales más importantes del siglo XX en Latinoamérica. Obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas de Chile en 2015 y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de España en 2018, entre muchas otras distinciones. En 1923 vivió un primer exilio en París. En 1939, tras la derrota del bando republicano en la guerra civil española, su familia escapó primero hacia Francia y luego a Chile, donde atravesó la dictadura. Destaca por un trabajo crítico, comprometido y de resistencia, alerta a la injusticia y a los conflictos sociales.

La brasileña Selva de Carvalho (1986) es licenciada en Bellas Artes, trabajó como educadora artística y posteriormente como coordinadora de proyectos de educación y conservación socioambiental en zonas y comunidades de la región amazónica. El bordado y el dibujo son bases importantes para el despliegue de su poética como artista visual, que trata principalmente de las relaciones simbólicas, oníricas y orgánicas entre elementos, cuerpos y fuerzas, natural/sobrenatural, visible/invisible.

Su compatriota Bia Doria (1960) crea a partir de la naturaleza, donde busca fragmentos o residuos de madera, piedra, mármol, granito y cuarzo, y sigue la evolución con el bronce y el vidrio soplado de murano.

María Luisa Pacheco (1919-1982) nació en Bolivia y es reconocida internacionalmente por su obra pictórica abstracta, exhibida en museos y galerías de Estados Unidos, América Latina y bienales alrededor del mundo. En 1986, la OEA le rindió homenaje con una retrospectiva en el Museo de Arte Latinoamericano de Washington. Aunque clasificada como abstracta, su pintura reflejaba elementos figurativos de las montañas andinas, vinculando su trabajo con la identidad nacional boliviana.

Louise Nevelson (1899-1988) nació en Rusia y pronto se mudó con su familia a Estados Unidos. Estudió con Hans Hofmann en Munich y trabajó con Diego Rivera en Nueva York y México. Exhibió grabados, pinturas y esculturas. En la década de 1950 se destacó como una de las primeras escultoras estadounidenses en crear ensamblajes, construyendo estructuras abstractas con piezas de madera. Su obra evolucionó hacia esculturas monumentales, a las que incorporó espejos y plexiglás. Recibió numerosos premios y su obra está presente en colecciones de importantes museos internacionales.

La alemana Alicia Viebrock (1986) vive y trabaja en Austria. En su obra confluyen exuberantes formaciones cromáticas con reducidas construcciones compositivas y elementos caligráficos. El despliegue de pintura vertida, goteada y salpicada son indicios de la gama expresiva de la artista, mientras que los fuertes campos de color sobre el lienzo evocan un desequilibrio deliberado; las configuraciones gestuales sobre lino encuentran un asidero más decidido, que se rompe con suaves expresiones pictóricas.

Nacida en Suiza, Sophie Ullrich (1990) vive y trabaja en Alemania. La artista incorpora a sus cuadros una mezcla de elementos de la cultura popular, la publicidad y el grafiti, al tiempo que adopta aspectos del neoexpresionismo. Las figuras estilizadas de tipo cómico, a menudo reducidas a contornos básicos, con extremidades alargadas o sin cabeza, reflejan el enfoque lúdico y humorístico que Ullrich da a las imágenes.

La francesa Anne Cecile Surga (1987) maneja un estilo artístico universal. Además de dibujo y pintura, realiza obras en mármol desde que, en 2013, pasó un tiempo en la Fundación Pablo Atchugarry. Ese es su material favorito, aunque sigue creando en el papel maché, el yeso y el acero.