Cientos de familiares de estudiantes del liceo 1 de San Carlos asistieron, en la noche de este jueves, a una reunión “urgente” convocada por la directora del centro educativo, Miriam Machado, y por los integrantes de la Asociación de Padres de Alumnos del Liceo (APAL). La directora reveló el motivo del encuentro cuando tomó el micrófono en un salón de actos abarrotado de gente: la mayoría de los 30 salones afronta serios daños y no hay fondos suficientes de la Dirección General de Educación Secundaria (DGES) para repararlos.
Una vía para paliar la situación se abrió a mediados de este año con el lanzamiento de un sorteo pro-fondos -cuyo premio mayor es un automóvil eléctrico donado por una empresa local-, destinado a costear obras de refacción en el edificio principal y en el local anexo alquilado, ubicado a dos cuadras de allí. Se trata de 2.000 bonos a un costo de 2.000 pesos, que inicialmente podían pagarse en cuatro cuotas a medida que los premios se sorteaban en forma escalonada. Sin embargo, la venta no tuvo los resultados esperados y hubo que cambiar los planes.
La APAL entendía que la meta podía lograrse, considerando las facilidades de pago y que el liceo tiene 2.000 alumnos, cuyas familias tenían la posibilidad de adquirir el bono o colaborar con la venta. Sin embargo, sólo han podido colocar 340, por lo que se decidió hacer un único sorteo de todos los premios, el 28 de noviembre, probablemente durante una cena show para recaudar más fondos.
A la fecha se recaudaron un total de 430.000 pesos, de los cuales se tomaron 60.000 para cubrir reparaciones urgentes. El dinero está depositado en una cuenta a nombre de una empresa local (SurHacienda), ya que “los liceos no pueden recibir donaciones económicas porque las centraliza la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y van a otra parte”, explicó la vocera de la APAL, Andrea Gómez.
Dadas las circunstancias, Machado y Gómez pidieron a la comunidad que contribuya con la difusión del sorteo y con la venta de los bonos en el barrio o sus lugares de trabajo. Paralelamente, la APAL ha instalado puestos de venta en eventos de la ciudad y la región -como en la fiesta aniversario de Pueblo Edén-, y anunció que continuará esa tarea en la Expo San Carlos y también en las Jornadas Carolinas, que regresarán en noviembre.
Destrozos a mansalva
Machado informó que se están impermeabilizando los salones que se llueven -algunos “peligrosamente, sobre instalaciones eléctricas”- con fondos aportados por la DGES, y que el departamento de Arquitectura autorizó la construcción de una rampa de accesibilidad con materiales y mano de obra que dará el Municipio de San Carlos.
Sin embargo, como ocurre en buena parte de los centros educativos del país, el dinero es insuficiente para cubrir las necesidades del edificio, construido en los años 50. A modo de ejemplo, contó que el piso de madera de un salón está “a punto de desfondarse” y que en las paredes hay una grieta transversal tan profunda que algunas plantas crecen hacia el interior.
En este punto, Gómez mencionó que algunos padres y madres comentaron en las redes sociales de la APAL que es “el gobierno” o “el Estado” el responsable de aportar los recursos para las reparaciones. Entonces aclaró que buena parte de los daños se deben a la mala conducta de los estudiantes y no a la falta de mantenimiento.
Para graficarlo, la APAL expuso fotografías sobre el estado de los salones. En la pantalla gigante se sucedieron imágenes de un boquete abierto en uno de los salones, ventanas cuyo aluminio fue “trabajado” durante meses hasta convertirse en una barra ondulante y tablas de parqué retiradas de los pisos sistemáticamente. Vinílicos arrancados de cuajo, paredes y luminarias y bancos garabateados a destajo, el techo de un baño de damas cubierto de papel higiénico, y restos de bancos y sillas rotas lanzados a un patio interno que ahora parece un basural también desfilaron ante la asombrada mirada del público.
Tirón de orejas para los adultos
“No podemos quedarnos sentados a esperar que llegue una partida” del Estado, afirmó Gómez, al tiempo que Machado resaltó la necesidad de trabajar para mejorar la actitud de los estudiantes. En ese sentido, apuntó a “la enseñanza y los ejemplos” que reciben de los adultos y les pidió que “hablen con los chiquilines”, dado que la situación también implica una “responsabilidad de la sociedad” y de las familias.
Gómez anunció que se promoverá una jornada de limpieza a cargo de los alumnos para que “sepan lo que cuesta” mantener el liceo en condiciones que “den ganas de estudiar” y para que aprendan a “construir en sociedad”. Junto con la directora, solicitó a los adultos que impulsen a sus hijos a participar como forma de despertar “el sentido de pertenencia e identidad”, y también de motivar la “autorregulación” estudiantil con respecto al cuidado de los bienes liceales.
Algunos exalumnos colaboraron con materiales -una barraca de la zona donó la pintura necesaria para los 30 salones del liceo-, pero aún faltan herramientas y mano de obra. Por ese motivo, entre el público circularon planillas y se anotaron voluntarios para colaborar en jornadas de arreglos varios (sanitaria, carpintería, lijado de muebles, pintura). Si te interesa participar, comunícate con APAL vía Whatapp al 098 102 824 o a través de Instagram.
En un paréntesis, la directora informó que se han registrado episodios frecuentes de violencia entre estudiantes que “no han sabido resolver temas” de otra forma. En ocasiones, el grado de agresión fue tal que “hemos tenido que llamar a la emergencia” médica, dijo Machado, y aprovechó la oportunidad para pedir a los presentes que hablen de estos temas en la casa. También les pidió que, mientras la ANEP no resuelva restringir el uso de los celulares en las clases, exhorten a sus hijos a “no estar” con los dispositivos, que “muchas veces usan para burlarse de otros”.
Con un llamado de las autoridades a la solidaridad del pueblo carolino y al compromiso social con el liceo, que está cumpliendo 104 años, la reunión finalizó al cabo de 40 minutos. Durante ese lapso, primó un silencio matizado apenas por un par de intervenciones respetuosas; no hubo discusiones ni enfrentamientos.
Mientras avanzaba hacia la salida, atrapada en el borbollón de personas, una mujer observó que la expectativa generada por la APAL antes del encuentro fue “una buena estrategia”. “Yo no tenía idea de todo esto que pasa, mi hijo nunca me contó. Si nos decían que era para pedir colaboración, capaz que no veníamos ni la mitad”, evaluó.