A principios de agosto, un grupo de vecinos de Sauce de Portezuelo, académicos de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República y algunos técnicos del Ministerio de Ambiente y de la dirección de Ambiente de la Intendencia de Maldonado (IDM) comenzaron los trabajos de campo y talleres de un proyecto que apunta a la elaboración de un protocolo estándar sobre la valoración escénica de playas ubicadas entre Punta Negra y Punta Ballena.

En este caso, la acción comunitaria se centra en 13 segmentos seleccionados en la ensenada de Portezuelo. Para el año próximo se prevé extender el plan a las costas de Rocha y Canelones, también con activa participación de la comunidad, adelantó Omar Defeo, doctor e investigador del Laboratorio de Ciencias del Mar, director del Instituto de Ciencias Oceánicas de la Facultad de Ciencias y uno de los líderes del grupo de 14 expertos que forman parte del proyecto. El objetivo es generar “un marco sistemático y estandarizado” que permita replicar la metodología a escala nacional e incluso compararla con iniciativas internacionales, dijo a la diaria.

El equipo trabaja en la integración de los atributos visuales y ambientales que contribuyen a la percepción estética y recreativa del entorno costero. “Esta evaluación considera la naturalidad del paisaje, la presencia de elementos (infraestructuras invasivas, basura), y la interacción armónica entre los componentes naturales y sociales”, explicó Defeo.

El académico fundamentó la necesidad de elaborar un protocolo estándar de monitoreo de las playas en que en la actualidad existen métodos diversos y poco comparables para evaluar la calidad escénica. “Un protocolo estándar asegura continuidad en el tiempo, objetividad en la recolección de datos y la posibilidad de comparar entre diferentes sitios y períodos. Además, facilita que los resultados se integren a políticas públicas, planificación territorial y estrategias de conservación costera, aportando evidencia científica sólida para la toma de decisiones”, indicó.

Una propuesta nacida del “acelerado proceso de urbanización”

El proyecto que se desarrolla en Maldonado nació hace un año por iniciativa de la Asociación de Fomento y Turismo de Sauce de Portezuelo en relación con el desarrollo sostenible del arco costero comprendido entre Punta Negra y Punta Ballena. “La propuesta surge ante la creciente preocupación de la comunidad local por los impactos del acelerado proceso de urbanización que se intensificó a partir de 2020, reflejado en el aumento de viviendas y en la consolidación de una población residente permanente en lo que, anteriormente, era un espacio de uso turístico estacional”, detalló Defeo.

A esto sumó la existencia de diversos proyectos de desarrollo que incrementan la preocupación, tanto de la comunidad como del ámbito académico, por la conservación de esta franja costera. En este sentido, la publicación de un artículo sobre la valoración escénica de 100 playas uruguayas despertó el interés de la asociación en interactuar con el Laboratorio de Ciencias del Mar y abrió la oportunidad de socializar los resultados de la investigación y trasladarlos al territorio bajo un enfoque participativo.

Portezuelo, “un laboratorio natural ideal”

En este marco, fueron seleccionados 13 segmentos del arco costero comprendido entre Punta Negra y Punta Ballena, propuestos por la propia comunidad en función de sus distintos grados de desarrollo urbanístico, con el objetivo de realizar un análisis específico en cada caso.

Portezuelo es un sitio estratégico por varias razones. “Representa una ensenada icónica de la costa uruguaya, con gran valor turístico, cultural y paisajístico. Tiene atributos naturales relevantes, como el marco escénico entre puntas rocosas, playas y mar, y concentra distintos usos (recreativos, inmobiliarios, turísticos) que ejercen presión sobre el ecosistema”, mencionó el experto.

Además, existen “pocos antecedentes” de estudios en sus playas arenosas. “Esto la convierte en un laboratorio natural ideal para probar y ajustar un protocolo que luego pueda aplicarse a otras playas”, expresó.

La relevancia de la participación comunitaria

Para Defeo, “lo más relevante” de este proyecto es que se desarrolla junto con las comunidades locales y que se genera una línea de base científica que será enriquecida con monitoreos participativos. “De esta forma, el conocimiento no sólo se produce, sino que también es apropiado por la propia comunidad, que podrá utilizarlo para evaluar las variaciones de largo plazo en el cinturón costero”, destacó.

La planificación conjunta permitió diseñar un protocolo “consensuado con la comunidad, de carácter comprensible, accesible y aplicable de manera autónoma”, que facilitará la generación de una línea de base propia sobre indicadores de valoración escénica.

Además, la evaluación escénica participativa se propone “como una herramienta útil para fortalecer el vínculo entre la comunidad en el territorio y la académica, promoviendo una gobernanza costera más inclusiva, informada y basada en evidencia científica”.

El proyecto sigue abierto a la participación de vecinos, turistas y actores locales en los monitoreos ciudadanos, que aportan su visión y contribuyen a validar los indicadores. “Su involucramiento fortalece la apropiación social del proyecto y promueve la corresponsabilidad en la conservación del paisaje costero”, destacó Defeo.

Todavía pueden sumarse todas las personas interesadas, contactándose directamente con la asociación de Sauce de Portezuelo a través de las redes sociales o con su secretario, el licenciado Fernando Niggemeyer. El referente vecinal ha difundido esta propuesta en distintos medios y “ha sido un impulsor clave de la iniciativa mediante su interacción con el Laboratorio de Ciencias del Mar”, dijo Defeo.

La experiencia piloto seguirá en otras playas del país

La intención de los científicos es llevar esta experiencia, considerada piloto, a otras comunidades y asociaciones vecinales costeras. Para el año próximo está previsto comenzar un proyecto participativo también en playas de Canelones y Rocha.

El avance hacia otros puntos de la costa uruguaya es valioso, considerando que, hasta ahora, los estudios sobre calidad ambiental, percepción social o impactos urbanísticos se han realizado sin un protocolo común. “Se busca dar un paso más: integrar esas experiencias en un marco sistemático y estandarizado, que permita replicar la metodología a escala nacional, e incluso compararla con iniciativas internacionales”, concluyó Defeo.

Resultados quedarán a disposición de vecinos y autoridades ambientales

Omar Defeo explicó que, en el plano científico, los datos se recopilan mediante observaciones estandarizadas en campo, encuestas de percepción y registros fotográficos sistemáticos. Luego serán procesados con herramientas estadísticas y geográficas para generar indicadores “comparables y robustos”.

Finalmente, tanto el conocimiento científico como el local serán discutidos en talleres comunitarios, lo que permitirá validar y consolidar los resultados de forma colectiva.

El investigador remarcó que toda la información quedará disponible para los organismos de gestión costera, las autoridades ambientales y, "de manera prioritaria", para la asociación de vecinos, como forma de "garantizar transparencia y acceso abierto a los resultados”.