Pocas horas antes de convertirse en la primera persona de Colombia en poder someterse a una muerte digna sin tener una enfermedad terminal, Martha Liria Sepúlveda vio cancelado su procedimiento de eutanasia. La mujer de 51 años, que padece esclerosis lateral amiotrófica desde hace tres años, había manifestado sentirse “feliz” con su decisión. Sin embargo, de acuerdo a lo que informaron medios colombianos, el Instituto Colombiano del Dolor suspendió su caso por no cumplir con “el criterio de terminalidad”, cuando este es ya una excepción dentro de la ley nacional.
“No se cumple con el criterio de terminalidad” fue la justificación por la cual el Comité Científico Interdisciplinario para el Derecho a Morir con Dignidad del Instituto del Dolor colombiano canceló el procedimiento de eutanasia que iba a recibir Sepúlveda en la mañana de este domingo. El comunicado del Instituto del Dolor colombiano también señala que la determinación fue dada por una votación unánime. El deseo de recibir la eutanasia por parte de Sepúlveda se debía a los sufrimientos físicos de los que es víctima desde que le diagnosticaron la dolencia, una enfermedad incurable y progresiva que afecta las células nerviosas en el cerebro y la médula espinal, y causa pérdida del control muscular, con lo que provoca un grave debilitamiento general.
Sepúlveda, que se considera una ferviente católica, llegó a afirmar que es Dios quien “no me quiere ver sufrir”. Esta declaración generó que desde la Conferencia Episcopal de Colombia se la instara a desistir de su decisión afirmando que “la única solución no es acabar con la vida”.
“La muerte no puede ser la respuesta terapéutica al dolor y al sufrimiento en ningún caso. La muerte propiciada mediante el suicidio asistido o la eutanasia no resulta compatible con nuestra interpretación de la dignidad de la vida humana, como sí lo es la utilización de los cuidados paliativos”, le dijo Francisco Antonio Ceballos, presidente de la Comisión Episcopal de Promoción y Defensa de la Vida.
Sin embargo, Sepúlveda se mantenía firme en su decisión, que también era apoyada por su familia. En Colombia la eutanasia fue despenalizada en 1997. Años después, en 2015, se convirtió en ley, y en julio de este año la Corte Constitucional la extendió a quienes sientan “un intenso sufrimiento físico o psíquico” debido a una lesión o enfermedad incurable, como en este caso. De acuerdo a la legislación colombiana, para acceder a esta práctica la expectativa de vida debe ser inferior a los seis meses.
De acuerdo a los informes médicos, Sepúlveda es consciente de que su vida puede prolongarse por al menos tres años más, por lo que luchó durante varios meses hasta lograr su objetivo, que se frustró tras la decisión tomada por el Instituto Colombiano del Dolor, que se le comunicó a la paciente el sábado.
“Con una esclerosis lateral en el estado que la tengo, lo mejor que me puede pasar es que me vaya a descansar”, había declarado Sepúlveda en una entrevista reciente con el diario El Tiempo de Bogotá.