Finalmente se conocieron este martes los resultados de una investigación de dos años y medio llevada adelante por una comisión independiente de investigadores sobre las denuncias y la conducta de la iglesia católica en Francia desde 1950. Se estima que hasta el año pasado fueron 330.000 las víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, otros clérigos o personas que trabajaban en instituciones relacionadas a la iglesia, como los colegios.
La comisión fue propuesta por la iglesia en 2018 y fue compuesta por 22 profesionales de derecho, médicos, historiadores, sociólogos y teólogos, que investigaron particularmente sobre abusos sexuales a niños y adolescentes en la iglesia católica y propusieron medidas reparadoras. Las cifras fueron informadas por Jean-Marc Sauvé, presidente de la comisión independiente, quien destacó que del total de víctimas se estima que 216.000 fueron violentadas directamente por un sacerdote o clérigo.
Para elaborar el informe de 2.500 páginas se tuvo acceso a datos de tribunales eclesiásticos y ordinarios, archivos policiales y testimonios de miles de personas, se hicieron más de 3.600 llamadas telefónicas a víctimas de abusos, de las que unas 250 fueron entrevistadas en profundidad, y se analizaron cerca de 2.800 correos electrónicos. En los 70 años en los que se concentró la investigación, se estima que fueron entre 2.900 y 3.200 los curas y otros clérigos abusadores.
Sauvé especificó que los niños de entre diez y 13 años de una amplia variedad de orígenes sociales fueron las víctimas más frecuentes de los abusos cometidos por la iglesia, mientras que en otros ámbitos de la sociedad la violencia sexual infantil se concentra en niñas y adolescentes mujeres y proviene del entorno familiar. “La iglesia católica es, después del círculo de familiares y amigos, el entorno que tiene la mayor prevalencia de violencia sexual”, dice el informe.
La investigación afirma que entre 60% y 80% de las víctimas sufrieron serios disturbios en su vida posterior, tanto en el ámbito emocional como en el sexual. Aunque muchos sufren hasta hoy daños psicológicos, pocas denuncias serán llevadas a la Justicia, porque en muchos casos el delito prescribió. Según Sauvé, 22 delitos aún pueden enjuiciarse, por lo que han sido remitidos a la Fiscalía, y en otros casos, cuando el delito ya no puede llevarse a juicio pero los agresores están vivos, se presentó la evidencia a las autoridades eclesiásticas para que tomen medidas.
En conferencia de prensa, Sauvé dijo que “la iglesia no supo ver, no supo entender”, y subrayó la “negligencia y el silencio” para cubrir de forma sistemática estos hechos. Insistió en que debe haber un reconocimiento de culpa y distintos mecanismos para reparar el daño, incluyendo medidas económicas.
El presidente de la comisión dijo que quedó “estupefacto” por “la extraordinaria dificultad para nombrar las cosas” por su nombre que tiene la iglesia católica, y afirmó que ante los graves episodios de violencia cometidos por los clérigos, la iglesia ha preferido utilizar términos indirectos, con eufemismos. Para Sauvé, es necesario decir las cosas como son si se quiere lograr un cambio cultural dentro de la institución.
Durante la conferencia uno de los representantes de las víctimas leyó su declaración. François Devaux, fundador de la asociación de víctimas La Palabra Liberada, habló de los abusos cometidos sobre él y dijo que la iglesia perpetuó “delitos y crímenes atroces, masivos”, y destacó la “traición de la confianza, de la moral, de la infancia, de la inocencia original de los niños” que supuso esta serie de abusos, además de condenar la “disimulación, la hipocresía y la mentira” de la institución. “Son una vergüenza para la humanidad”, le dijo a la iglesia y agregó: “Tienen que pagar por todos estos crímenes”.
Por parte de la iglesia católica estaba presente el presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, Éric de Moulins-Beaufort, obispo auxiliar de París, quien expresó su “vergüenza” y “espanto” ante el informe. “Mi deseo en este día es pedir perdón”, dijo, y mostró su “determinación” para cambiar seriamente el problema y que los responsables tengan consecuencias.