Aunque suene paradójico, el recuerdo de los soldados brasileños que murieron combatiendo a las fuerzas nazis y fascistas durante la Segunda Guerra Mundial en territorio italiano sirvió de marco para el encuentro que mantuvieron el martes dos referentes actuales de la ultraderecha en el mundo, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y Matteo Salvini, líder de la Liga Norte italiana.

El cónclave se produjo en la ciudad de Pistoia, en la región de Toscana, donde en el cementerio de San Rocco se ubica un monumento que homenajea a los aproximadamente 480 soldados pertenecientes a la Fuerza Expedicionaria Brasileña que murieron en combates en Italia entre los años 1944 y 1945. Hasta 1960 los cuerpos de los combatientes brasileños permanecieron allí, pero ese año fueron trasladados a su país natal, quedando el monumento como recuerdo.

Bolsonaro, que luego del G20 celebrado en Roma no viajó hacia la cumbre climática que se está desarrollando en Escocia, sino que optó por permanecer en Italia, básicamente para realizar actividades proselitistas y turísticas –lo último que hizo antes de retornar a Brasil fue visitar la torre de Pisa–, fue recibido en Pistoia por dos manifestaciones, una a favor y una en contra de su presencia en la ciudad. Hasta la localidad toscana también llegó Salvini, quien pidió disculpas al mandatario brasileño por las muestras de rechazo que recibió. “Honrar a los que dejaron su vida luchando debería estar fuera del debate político”, expresó con suspicacia el dirigente de la Liga Norte, cuyo sector integra la policromática coalición de gobierno que encabeza el primer ministro Mario Draghi, quien no recibió al presidente brasileño durante su estadía en suelo italiano.

Muestra de las enormes divergencias que existen dentro de las fuerzas que integran el gobierno fueron las declaraciones acerca de la visita de Bolsonaro al país hechas por el diputado Mario Perantoni, integrante del Movimiento 5 Estrellas, quien es el presidente de la Comisión de Justicia de la cámara baja.

“Los pueblos son una cosa, sus gobernantes otra. La amistad y la cercanía con el gran pueblo brasileño no pueden impedirnos decir que la presencia de un jefe de Estado como Bolsonaro en Italia es desagradable y no debe ser aplaudida. Sus acciones agresivas contra los nativos y el Amazonas, sus nefastas políticas liberales y sus gravísimas responsabilidades durante la pandemia dudo que le hagan gozar de la simpatía de los italianos, como afirma Salvini”, expresó Perantoni, en declaraciones recogidas por el diario Corriere Della Sera.

En su discurso en Pistoia, Bolsonaro se mostró emocionado. “Por primera vez estoy en Italia, suelo sagrado para nosotros”, afirmó el mandatario brasileño, quien tiene ascendencia italiana. “Estamos recordando a aquellos que murieron combatiendo por lo más sagrado para nosotros, que es la libertad”, agregó el presidente, según Folha de São Paulo.

Bolsonaro también recordó que alrededor de 30 millones de brasileños son de origen italiano, y este hecho fue precisamente uno de los argumentos por los que el lunes el mandatario recibió la ciudadanía honoraria de la localidad de Anguillara Veneta, una pequeña ciudad situada en la provincia de Padua, en la región de Véneto, de la que provienen sus ancestros.

Alessandra Buoso, alcaldesa de la localidad que integra la Liga Norte, fue quien promovió la distinción a Bolsonaro, que generó rechazo en la oposición. “Que visite la ciudad de donde proviene su familia está bien, pero no que lo presenten como un modelo a seguir otorgándole la ciudadanía honoraria”, lamentó Antonio Spada, concejal de la oposición, en declaraciones a AFP.

También se mostró sumamente molesto con la presencia de Bolsonaro, y su encuentro con Salvini en Pistoia, Mario Pereira Menichini, quien es hijo de Miguel Pereira, un combatiente brasileño oriundo de la localidad gaúcha de Passo Fundo, que peleó en Italia y tras la guerra se casó con una mujer de la ciudad y se quedó a vivir en la nación europea hasta su muerte en 2003. Pereira, funcionario de la embajada brasileña, es además el encargado de la custodia del monumento que homenajea a los soldados fallecidos.

“Mi padre se está revolcando en la tumba. Desgraciadamente tenemos a la ideología contraria viniendo a homenajear a los que combatieron y derrotaron al nazifascismo”, dijo Pereira Menichini a BBC Brasil.

De acuerdo a su visión, lo que está haciendo el presidente brasileño en Italia es únicamente una campaña política, y remarcó que no le pareció lógico que Bolsonaro y Salvini visitaran el monumento conmemorativo en Pistoia, porque los dos “tienen un perfil ideológico muy parecido al de los victimarios de los soldados caídos”.