La salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) dejó algunos conflictos que siguen sin resolverse entre Londres y quienes eran sus socios en el bloque comunitario. Uno de ellos es el que afecta directamente a Francia y se refiere a la pesca en aguas británicas. El gobierno francés reclama a Reino Unido que les entregue a sus barcos un mayor número de licencias para pescar a cierta distancia de sus costas y en las islas del Canal de la Mancha. De lo contrario, a partir de este martes les impedirá a los pesqueros británicos desembarcar su mercadería en su territorio, transmitió el gobierno del presidente Emmanuel Macron al del primer ministro Boris Johnson.
El gobernante francés y el británico se reunieron el domingo para resolver esta disputa. Pero el encuentro terminó sin que encontraran una solución, y Johnson llamó a Macron a retirar sus “amenazas”. Lo mismo reclamó la ministra de Relaciones Exteriores británica, Luz Truss, que consideró las advertencias de Francia “completamente poco razonables” y dijo que este conflicto “necesita ser resuelto en las próximas 48 horas”. Insistió: “Ellos tienen que retirar estas amenazas”, y afirmó que el gobierno francés debe aceptar que Reino Unido tiene “todo el derecho de asignar las licencias de pesca en virtud del acuerdo” que suscribieron las partes para el brexit.
El encuentro entre Johnson y Macron tuvo lugar en Roma, donde los dos participaban en la cumbre del G20. Después de reunirse, una declaración oficial del gobierno francés manifestó que las dos partes acordaron avanzar en las discusiones, que ya llevan unos diez meses, y señaló que hay voluntad de reducir las tensiones. Sin embargo, el gobierno británico manifestó su “profunda preocupación por la retórica que emana del gobierno francés en los últimos días”.
Según informó la agencia de noticias Efe, el gobierno francés también sugirió que podría haber problemas con el suministro de electricidad a la isla de Jersey, que recibe energía a través de un cable submarino que parte de la región francesa de Normandía. Otras medidas que manejó la administración de Macron son las de endurecer los controles sanitarios y aduaneros a los pesqueros británicos y a los camiones que lleguen de Reino Unido o partan hacia allí.
Reclamó que son “varias decenas” las licencias que Reino Unido tiene pendiente conceder. Según Jean Morin, presidente del consejo departamental de La Mancha, en Normandía, esto afecta en particular a los barcos que pescaban a una distancia de entre seis y 12 millas de la costa del sur de Inglaterra.
A su vez, después del encuentro con el primer ministro británico, Macron dijo que “lamentaría” tener que aplicar medidas, pero agregó: “No podemos dejar de defender a nuestros pescadores”. Afirmó que no quiere “ninguna escalada” pero tiene que “ser serio”. “Hace diez meses que discutimos y no se han concedido las licencias”, dijo.
El viernes, al viajar hacia Italia, Johnson advirtió: “Haremos lo necesario para defender los intereses británicos”. De acuerdo con la agencia AFP, su gobierno también manifestó que contempla la posibilidad de “impulsar un procedimiento de arreglo de contenciosos previsto por el acuerdo comercial post-Brexit” y tampoco descarta otras medidas, como la de implementar “controles rigurosos de la actividad pesquera de la Unión Europea en las aguas territoriales de Reino Unido”.
Problema común
A su vez, Macron insistió en que no se trata de un asunto bilateral entre Londres y París sino entre Reino Unido y la Unión Europea, y el viernes, en una entrevista publicada por el diario Financial Times, el mandatario advirtió: “No se confundan, esto no afecta únicamente a los europeos sino a todos sus socios. Porque pasarse años negociando un tratado y, unos meses después, hacer lo contrario a lo que se había decidido en todos los aspectos que menos te convienen, no es una prueba de tu credibilidad”.
Para el presidente francés, “la pelota está en el campo británico”, porque su gobierno le presentó a Johnson un documento en el que plantea una propuesta para trabajar hacia un acuerdo “en las próximas semanas”.
La disputa no implica un gran impacto en la economía de estos dos países, pero sí en el de la economía de algunas ciudades de Francia, como Boulogne sur Mer o Lorient, pero tiene en su trasfondo otros reclamos, como el que hace Londres a París de que aumente los controles al ingreso de migrantes irregulares por el Canal de la Mancha, y también la confrontación política entre un país que impulsó el brexit y otro que se opuso a esa determinación.