El secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, conversará telefónicamente con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, en un “nuevo paso” en el “camino diplomático” en medio de las tensiones entre las dos potencias por la concentración de tropas rusas cerca de la frontera con Ucrania. Así lo indicó el lunes el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en una conferencia de prensa realizada en Washington en la que confirmó que la conversación se realizará en la mañana de este martes. “La calificaría (la llamada) con un nuevo paso. Un nuevo paso en el camino de la diplomacia y el diálogo”, señaló el portavoz de la administración que preside Joe Biden, de acuerdo a lo que informó Efe. Desde el lado ruso, la portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zajarova, confirmó la conversación entre Lavrov y Blinken, al tiempo que descartó la posibilidad de que se produzca una reunión presencial, según informaciones de la agencia de noticias Sputnik.
La conversación entre Blinken y Lavrov será la primera después de que Washington respondiera por escrito la semana pasada a las exigencias de garantías de seguridad de Moscú, planteo que fue recibido con escepticismo y frialdad en el Kremlin, donde se manifestó que el planteo estadounidense no significa ningún avance. El portavoz estadounidense señaló que Washington espera ver qué es lo que Lavrov “tiene que decir a la hora de transmitir la posición oficial, o las reacciones iniciales del Kremlin” a la respuesta de Washington. Pese a insistir en que prefiere el camino de la diplomacia, desde la Casa Blanca advirtieron que se preparan diversos escenarios, incluidas duras sanciones a Rusia, en caso de que el gobierno que encabeza Vladimir Putin decida invadir Ucrania, posibilidad que según las potencias occidentales está latente, pero que viene siendo desestimada por Moscú. Acerca de las eventuales sanciones que el gobierno estadounidense podría adoptar, alcanzarían a varias personas que integran el círculo más cercano a Putin.
“Hemos desarrollado paquetes específicos de sanciones contra las élites rusas que cumplan ciertos criterios y contra sus familiares, de forma coordinada con nuestros aliados”, afirmó a Efe una alta funcionaria estadounidense, que pidió anonimato.
La Casa Blanca cree que hay una “clara posibilidad” de que Rusia invada Ucrania en febrero, aunque en más de una ocasión varios altos funcionarios del gobierno ucraniano, entre ellos el ministro de Defensa, Oleksiy Reznikov, bajaron el tono e insistieron en que no ven un empeoramiento de la situación respecto de lo que se viene viviendo en la zona desde hace largo tiempo, más precisamente desde 2014, cuando Rusia anexionó Crimea y fuerzas afines a Moscú invadieron las regiones de Donetsk y Lugansk.
Pero además de Estados Unidos, otro país que viene amenazando con la posibilidad de sancionar a ciudadanos rusos en caso de que se concrete una invasión a Ucrania es Reino Unido. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, calificó de “muy alarmante” el anuncio realizado por el gobierno que lidera el conservador Boris Johnson de que Londres se plantea confiscar propiedades a empresarios rusos ante la creciente tensión en las fronteras de Ucrania. “La declaración de Londres es muy alarmante”, declaró Peskov en una conferencia de prensa consignada por el portal Europa Press. De acuerdo a lo que expresó el funcionario ruso, Estados Unidos, Reino Unido y otros países que integran la Organización del Tratado del Atlántico Norte “están exacerbando mucho las tensiones”.
“Esto está mal. Difícilmente podremos arreglar la situación hasta que los europeos caigamos en la cuenta de que esta situación nos perjudica a todos”, manifestó Peskov, antes de alertar que el “ataque” de Londres a bienes rusos implicaría “contramedidas que serán formuladas en función de los intereses de Rusia en caso de que sea necesario”.
La ministra de Exteriores británica, Liz Truss, había señalado el día antes que el gobierno británico ha comenzado a redactar un proyecto de ley que ampliará considerablemente el alcance de sanciones, lo que las extendería a cualquier empresa que represente los intereses del Kremlin.