Las manifestaciones que comenzaron el domingo en Kazajistán contra el aumento de los combustibles crecieron a medida que avanzaba la semana y se volvieron cada vez más violentas. A lo largo de cinco días de protestas fueron ocupados y en algunos casos destruidos locales comerciales, oficinas públicas y canales de televisión. El gobierno, que respondió con gases lacrimógenos y granadas paralizantes lanzadas contra la multitud, manifestó que diez policías murieron, dos de ellos decapitados.

Cientos de civiles e integrantes de las fuerzas de seguridad sufrieron lesiones, informó la BBC. El presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokáyev, confirmó que “hay muertos y heridos”, aunque no dijo cuántos.

De acuerdo con la agencia Efe, el gobierno local de la ciudad de Almaty, donde se concentraron las manifestaciones y los disturbios, informó que más de 500 personas fueron heridas. A su vez, la Policía local de Almaty detuvo a unos 2.900 manifestantes, reportó el Ministerio del Interior.

La Oficina del Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos manifestó este jueves: “El derecho internacional es claro: la gente tiene derecho a la protesta pacífica y a la libertad de expresión. Al mismo tiempo, los manifestantes, por muy enojados o agraviados que estén, no deben recurrir a la violencia contra otros”. Esa oficina insistió en llamar a todas las partes al cese de la violencia y la resolución pacífica de esta crisis.

En respuesta a las manifestaciones, el gobierno declaró el miércoles el estado de emergencia en varias zonas del país. Además Tokáyev destituyó a su gabinete y prometió volver a poner topes a los precios de los combustibles. Pero las protestas continuaron este jueves.

Otra medida que tomó Tokáyev fue pedir el miércoles una fuerza de paz de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza militar que agrupa a seis antiguas repúblicas soviéticas, entre ellas Rusia. Este jueves una fuerza de 3.800 militares fue desplegada en el territorio kazajo.

Stéphane Dujarric, el portavoz del secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que ese país le comunicó sobre el despliegue de una fuerza de paz. “Para nosotros lo importante es que las fuerzas de seguridad, ya sean kazajas o no kazajas, tienen que proteger los mismos estándares de derechos humanos, que pasan por mostrar contención y proteger el derecho de la gente a manifestarse pacíficamente”, dijo.

Al respecto la Unión Europea expresó: “Tomamos nota de la decisión del presidente de Kazajistán de solicitar asistencia a los jefes de Estado de la OTSC para enviar un contingente de paz por un período limitado para ayudar a estabilizar la situación”. La portavoz de Relaciones Exteriores del bloque, Nabila Massrali, agregó: “No hace falta decir que dicha intervención debe respetar la soberanía e independencia de Kazajistán”.

A su vez, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, le manifestó a su par de Kazajistán, el ministro de Relaciones Exteriores, Mukhtar Tileuberdi, el apoyo de Washington “a las instituciones constitucionales” del país “y a la libertad de prensa”. De acuerdo con el Departamento de Estado, Blinken defendió “una solución pacífica a la crisis que respete los derechos humanos”.

Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia dijo en un comunicado: “Vemos los últimos sucesos ocurridos en este país amigo como un intento inspirado desde el exterior de socavar violentamente la seguridad e integridad del Estado con la participación de formaciones armadas, preparadas y organizadas”. Agregó que “Rusia confirmó su apego a los compromisos de alianza en el marco de la OTSC” y “aprobó la adopción de medidas inaplazables debido a la rápida degradación de la situación política interna y el crecimiento de la violencia en Kazajistán”.

Las protestas contra el gobierno de Tokáyev comenzaron en particular por el aumento de los precios del gas licuado, utilizado como combustible automotor. Pero pasaron a reclamar también el fin del “régimen de Nazarbáyev”. Nursultán Nazarbáyev gobernó Kazajistán cuando era una república soviética, en 1984, siguió en el poder cuando declaró su independencia durante la caída de la Unión Soviética, y después fue elegido presidente en unas elecciones cuestionadas por la falta de presencia opositora. En medio de otra ola de protestas, en 2019, Nazarbáyev dejó el poder y designó a Tokáyev en su lugar, y este fue confirmado en el cargo en las elecciones de ese año. Los opositores a Nazarbáyev lo acusan de mantener un poder en las sombras.