A tres años del estallido social, los chilenos volvieron a salir a las calles este martes, en Santiago y en varias regiones del país. Desde la mañana se cortaron calles en el centro de la capital, donde los manifestantes armaron barricadas con distintas consignas, desde reclamos por los derechos de los trabajadores hasta demanda de vivienda digna.
Recordando la fecha, el presidente Gabriel Boric le habló a la ciudadanía desde el Palacio de la Moneda. El mandatario izquierdista recordó que “hace tres años, miles de personas se manifestaron expresando un malestar acumulado por largo tiempo que clamaba por mayor justicia, igualdad y el fin de los abusos”.
“Ya es tiempo de que salgamos de nuestra zona de confort para interpretar lo que allí pasó, las lecciones que debemos sacar de este proceso y actuar. El estallido no fue una revolución anticapitalista y tampoco, como han querido instalar en los últimos días, una pura ola de delincuencia; fue una expresión de dolores y fracturas de nuestra sociedad que la política, de la cual somos parte, no ha sabido interpretar ni dar respuesta”, agregó Boric, de 36 años.
El presidente chileno afirmó que “cuando leemos el estallido sólo para reafirmar nuestras concepciones estamos eludiendo su mensaje y enseñanza”, y agregó: “Como presidente de Chile no voy a cometer ese error, y estamos trabajando desde nuestro gobierno y las fuerzas políticas que nos apoyan para no caer en lo mismo. Una ruptura de esta magnitud debe desafiar nuestros puntos de vista y empujarnos a mirar lo que no queremos ver”.
En su discurso, Boric afirmó que el estallido social trajo “mucho dolor y ha dejado enormes secuelas” en Chile. “No vamos a permitir que sea en vano, no podemos ser los mismos como sociedad después de esta experiencia, no podemos cometer los mismos errores ni quedarnos arrinconados en nuestras cómodas veredas”, manifestó.
Destacó que lo ocurrido el 18 de octubre de 2019 y los días siguientes fue “doloroso desde el punto de vista de los derechos humanos”, una situación en la que “personas que estaban ejerciendo un derecho legítimo en democracia sufrieron lesiones y abusos ante las cuales no podemos ser indiferentes”.
El presidente dijo que el Estado debe “asumir que el control policial de esos meses sobrepasó los límites de lo aceptable. Hubo muertos, hubo abusos sexuales, hubo mutilaciones oculares, y eso no puede quedar impune y no se puede volver a repetir”. Consideró que “es indispensable que en democracia los abusos policiales se investiguen y se sancionen”. Boric señaló que eso es un acto de justicia para las víctimas, pero también “es un acto de justicia con la institución policial, cuya labor no debe ser confundida con actuaciones que fueron gravísimas y condenables, porque no son representativas de la labor diaria que más de 70.000 carabineros realizan día a día”.
El mandatario también condenó la violencia ejercida por parte de algunos manifestantes. “Este tipo de violencia no es inocente, causa daño, alienta el odio, genera inseguridad y termina fomentando regresiones políticas antidemocráticas que no queremos para Chile”, dijo, y llamó a la izquierda a “ser más categóricos que nadie al poner un dique a esas conductas, en enfrentarlas sin complejos, denunciarlas y castigarlas”. Insistió en que “la protesta social no puede ser sinónimo de violencia, no puede cobijarla ni justificarla, porque va en contra de sus principios y propósitos y en contra de su vocación de mayoría”.
Este martes en el Congreso el Partido Comunista presentó una moción para que se hiciera un minuto de silencio por las personas que fueron víctimas del estallido y su represión, pero el ultraderechista Partido Republicano lo impidió.
“No se iba a hacer un minuto de silencio por todos los chilenos que sufrieron las consecuencias del octubrismo violentista, sino que se iba a hacer un minuto de silencio por personas –algunas de las cuales son perfectamente inocentes y sufrieron daños–, pero también por aquellos que eran culpables y sufrieron daños durante lo que era la necesaria y justa represión del violentista”, dijo el diputado de ese partido, Johannes Kaiser.
Por su parte, la senadora independiente Fabiola Campillai, que perdió la visión y el olfato tras recibir el impacto en el rostro de una bomba lacrimógena lanzada por los carabineros en 2019, pidió al presidente que otorgue indultos “caso a caso” a los presos del estallido social, debido a la falta de avance de un proyecto de amnistía a consideración del Congreso. Según recordó Radio BioBio, el gobierno decidió no renovar el carácter de urgente de ese proyecto.
“Sabemos que hay una discusión que no ha tenido los resultados esperados en el Congreso respecto al indulto”, dijo la ministra vocera del gobierno, Camila Vallejo, quien agregó: “Seguiremos trabajando en el diálogo con distintos actores para que eso pueda tener una respuesta concreta”.