Este miércoles proseguirán los contactos entre las delegaciones negociadoras de Rusia y Ucrania, mientras los combates dentro del territorio ucraniano persisten por tercera semana consecutiva.

Desde el lunes los representantes de Moscú y Kiev están manteniendo contactos en forma virtual intentando llegar a algunos acuerdos, aunque por ahora los avances han sido escasos y la realización de un encuentro cara a cara entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, pedido por este último en varias oportunidades, no parece cercano a corto plazo.

El portavoz de la delegación de Ucrania en las negociaciones, Mijail Podoliak, dijo este martes en su cuenta de Twitter que el diálogo con los rusos está siendo “un proceso de negociación muy difícil” y que se están enfrentando a “contradicciones esenciales”, aunque “hay posibilidades de llegar a un acuerdo”.

Mientras tanto, los combates prosiguen en varios puntos de Ucrania, pero la atención está puesta en Kiev, ciudad que las tropas rusas están cercando en el marco del combate con el Ejército local.

Nuevamente este martes se informó de bombardeos en las primeras horas de la mañana sobre zonas residenciales de la capital, que provocaron la muerte de al menos cinco personas y heridas a decenas. Esta situación llevó al alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, a decretar un toque de queda de 35 horas a partir de la noche del martes, ante las evidentes señales de que la ofensiva rusa se intensificará. Klitschko dijo en declaraciones a la televisión ucraniana que la capital enfrenta “un momento difícil y peligroso”. Mientras que la mitad de los tres millones y medio de habitantes de Kiev abandonaron la ciudad en los últimos días, varios miles pasaron a vivir en las estaciones de subterráneo de la ciudad, para protegerse de los ataques aéreos.

Intentando dar ánimo a la población, Klitschko, quien saltó al mundo de la política luego de destacarse como campeón mundial de boxeo de peso pesado, prometió que no se rendiría ante los avances rusos. “La capital es el corazón de Ucrania y será defendida”, dijo. “Kiev actualmente es el símbolo y la base operativa avanzada de la libertad y la seguridad de Europa, y no renunciaremos a ella”, manifestó el expúgil.

Pero además de Kiev, este martes también hubo bombardeos rusos en la ciudad de Odesa, situada en el suroeste de Ucrania, sobre la costa del mar Negro, el principal puerto del país. Por su parte, autoridades rusas, citadas por la cadena RT, anunciaron que quedó bajo su control toda la totalidad de la región de Jersón, también situada en el sur, a orillas del mar Negro, pegada a Crimea, territorio que está bajo control de Moscú desde 2014.

Una de las ciudades que más está sufriendo la embestida rusa es Mariúpol, en el sureste de Ucrania, donde desde el lunes comenzaron a implementarse corredores humanitarios para evacuar a la población civil. Kirilo Timoshenko, jefe adjunto de la administración presidencial de Ucrania, dijo que este martes cerca de 20.000 personas fueron evacuadas de esta ciudad en coordinación con autoridades rusas. “Hoy unas 20.000 personas salieron de Mariúpol en vehículos particulares utilizando un corredor humanitario”, detalló el funcionario, cuyas declaraciones fueron recogidas por la cadena Deutsche Welle.

Zelenski y el no a la OTAN

Una de las noticias más importantes que surgieron este martes fue el reconocimiento por parte del presidente ucraniano de que su país no podrá ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

“Ucrania no es un miembro de la OTAN y lo entendemos. Durante años hemos escuchado que las puertas estaban abiertas, pero también hemos escuchado que no podríamos unirnos. Esa es la verdad y hay que reconocerla”, expresó el mandatario desde Kiev.

El reconocimiento de la neutralidad ucraniana es uno de los puntos que Rusia está poniendo sobre la mesa en las negociaciones que está manteniendo con los representantes del gobierno de Zelenski.

“Estoy contento de que nuestro pueblo comience a comprenderlo y a contar sólo con nuestras propias fuerzas”, agregó el mandatario, quien de todas maneras se lamentó por que la OTAN parezca “hipnotizada por la agresión rusa” y se niegue a crear una zona de exclusión aérea sobre Ucrania.

“Escuchamos argumentos diciendo que la Tercera Guerra Mundial podría comenzar si la OTAN cierra su espacio para los aviones rusos. Por eso no se ha creado una zona aérea humanitaria sobre Ucrania, por eso los rusos pueden bombardear ciudades, hospitales y escuelas”, expresó el presidente ucraniano. Al reconocer la imposibilidad de que su país entre en la OTAN, Zelenski pidió “garantías” de seguridad, que podrían obtenerse a través de organizaciones internacionales de cooperación que su país sí pueda integrar.

Este martes Zelenski recibió en Kiev a los primeros ministros de Polonia, República Checa y Eslovenia, Mateusz Morawiecki, Petr Fiala y Janez Janša, respectivamente, quienes llegaron a la capital ucraniana en tren para expresarle personalmente su apoyo al mandatario ante la situación crítica que está viviendo Ucrania desde el inicio de la invasión rusa.

También el martes desde la Casa Blanca la portavoz presidencial, Jen Psaki, confirmó que el presidente estadounidense, Joe Biden, participará el jueves 24 en la cumbre de jefes de Estado de la Unión Europea que se realizará en Bruselas, la capital belga, donde el tema central será el conflicto bélico en Ucrania.

La presencia del mandatario en el evento también fue confirmada por el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel. El alto funcionario europeo expresó que en el encuentro las conversaciones se focalizarán en los planes de contingencia para hacer frente a las crisis de seguridad y energética provocadas por la invasión rusa de Ucrania, en particular, a las medidas necesarias para contener el precio de la electricidad. Pero la presencia del presidente estadounidense revela la gravedad de la situación que perciben tanto Bruselas como Washington. “En estos tiempos que nos ponen a prueba, la acción transatlántica es más importante que nunca”, puntualizó Michel, según consignó El País de Madrid.

Desde Moscú, mientras tanto, el vocero del Kremlin, Dimitry Peskov, dijo que es posible que se reanuden las conversaciones con Estados Unidos y la OTAN sobre las garantías de seguridad propuestas por Rusia, pero agregó que es muy poco probable que se celebren en el formato anterior, ya que desde el comienzo de la “operación militar especial”, que es como califican en Rusia a la invasión a Ucrania, las condiciones son otras.

Durante una conferencia de prensa consignada por la agencia oficial rusa TASS, ante la pregunta de un periodista sobre si las negociaciones directas con Estados Unidos y la OTAN pueden reanudarse, Peskov respondió: “Por supuesto, las negociaciones pueden volver a ser deseables, porque la situación ha cambiado drásticamente. Surgieron nuevos detalles y énfasis en otros aspectos”.

También este martes habló el secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, y expresó la preocupación del bloque que preside de que Rusia pueda armar una operación falsa que incluya la utilización de armas químicas en Ucrania.

“Estamos preocupados por que Moscú pueda montar una operación de falsa bandera que posiblemente incluya armas químicas”, indicó Stoltenberg en una conferencia de prensa previo a la reunión de ministros de la OTAN que se realizará el miércoles, al tiempo que alertó de las “absurdas denuncias” de Moscú sobre “laboratorios bioquímicos y armas químicas en Ucrania”.

Refugiados y desplazados

En su último reporte el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) informó que desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania, el 24 de febrero, algo más de tres millones de personas se fueron del país. De acuerdo a la dependencia de las Naciones Unidas, casi 1,4 millones de esas personas son niños.

La que se está viviendo actualmente en Ucrania es la mayor crisis de refugiados en el continente europeo desde la Segunda Guerra Mundial. Según estimaciones de Acnur, se espera que en las próximas semanas el total de refugiados ucranianos fuera de fronteras ronde los cuatro millones, aproximadamente 10% de la población total del país. Además, cerca de dos millones de personas tuvieron que dejar sus hogares y se desplazaron a otras localidades ucranianas alejadas de las zonas de combate. La semana pasada una estimación realizada por expertos de Acnur calculó que, si el conflicto bélico no se detiene en los próximos meses, esta migración dentro del territorio ucraniano proseguirá y podría llegar a siete millones de personas.