El gobierno británico presentó este martes ante la Cámara de los Comunes un plan unilateral para modificar los controles acordados luego del brexit, en un intento de presionar a la Unión Europea (UE) para obtener una renegociación y calmar a los unionistas de Irlanda del Norte, cuya sensibilidad se vio resentida por la reciente derrota electoral a manos de sus adversarios republicanos del Sinn Féin.
En un discurso muy esperado, la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, anunció a los representantes la “intención” del gobierno del primer ministro Boris Johnson de presentar una legislación en las próximas semanas para promulgar cambios en el protocolo de Irlanda del Norte. “Nuestra preferencia sigue siendo una solución negociada. con la UE y, paralelamente a la legislación que se presentará, seguimos abiertos a nuevas conversaciones, si logramos alcanzar el mismo resultado a través de un acuerdo negociado”, expresó Truss, que con sus dichos pretende presionar a Bruselas para que cambie de opinión y a la vez espera no generar una guerra comercial con sus antiguos socios europeos. Según informó AFP, apenas conocidas las declaraciones de Truss la UE advirtió que se verá obligada a reaccionar si Reino Unido insiste en realizar modificaciones de manera unilateral al protocolo especial negociado para Irlanda del Norte como parte del brexit.
“Si Reino Unido decide seguir adelante con un proyecto de ley que inhabilita los elementos que componen el protocolo, la UE tendrá que responder con todas las medidas disponibles”, dijo el vicepresidente de la Comisión Europea, el eslovaco Maros Sefcovic. Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Irlanda, Simon Conveny, lamentó la decisión de Londres y dijo que “una acción unilateral de este tipo con respecto a un acuerdo internacionalmente vinculante dañará la confianza y únicamente servirá para dificultar llegar a soluciones”.
Desde el inicio de las negociaciones del brexit en 2017, proteger el frágil equilibrio de fuerzas existente en Irlanda del Norte, que es parte integrante de Reino Unido, pero a que la vez está ligada geográfica e históricamente a la República de Irlanda ‒que sigue integrando la UE‒ siempre fue el mayor obstáculo a superar en las negociaciones entre Londres y Bruselas.
Y a pesar de que Reino Unido abandonó oficialmente el bloque en febrero de 2020 y por completo en enero de 2021, el protocolo sigue generando tensiones no sólo entre Londres y Bruselas, sino también dentro de las instituciones autónomas regionales de Irlanda del Norte. El acuerdo de paz del Viernes Santo de 1998, que puso fin a tres décadas de violencia sectaria entre unionistas protestantes y republicanos católicos de Irlanda del Norte, en uno de sus puntos dispuso que las partes debían compartir el poder en el ejecutivo regional.
Sin embargo, después de la histórica victoria del partido republicano Sinn Féin ‒antiguo brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés) afín a la reunificación de Irlanda‒ en las elecciones legislativas regionales del 5 de mayo, el Partido Unionista Democrático (DUP, por sus siglas en inglés), está bloqueando la posibilidad de que se forme un gobierno autonómico hasta que Londres modifique el protocolo.
Para evitar el retorno de una frontera física con la República de Irlanda, el protocolo impone controles aduaneros a los productos que llegan a la región desde el resto del Reino Unido. Los unionistas denuncian que esto amenaza su espacio en el país. Londres, que desde hace varios meses pide a la UE una renegociación profunda del texto del protocolo, dice que “nunca sugirió descartarlo”, sino “reformarlo”. “La cuestión es cómo hacerlo”, dijo Boris Johnson, tras una reunión celebrada el lunes en Belfast con representantes de los cinco partidos regionales para intentar desbloquear la situación.
“Nos gustaría hacerlo de forma consensuada con nuestros amigos y socios, reduciendo los problemas”, dijo en referencia a la UE, “pero para conseguirlo, para tener garantías, también tenemos que conseguir una solución legislativa”, remarcó.
La UE, que ya manifestó que está dispuesta a hacer “ajustes” al protocolo, pero no a renegociarlo, señala que el acuerdo fue dialogado y firmado por ambas partes y que dejar de aplicarlo unilateralmente sería un incumplimiento “inaceptable” de confianza mutua, además de una violación del derecho internacional. Pero los líderes unionistas se mantienen inflexibles y en las últimas horas reiteraron que no permitirán que la líder del Sinn Féin, Michelle O’Neill, asuma el cargo de primera ministra hasta que Londres pase de las palabras a los hechos, con el visto bueno del legislativo al protocolo, algo que puede llevar meses en concretarse.