Los gobiernos de Rusia y Ucrania nuevamente se acusaron mutuamente este jueves de haber bombardeado el área de la central nuclear de Zaporiyia, ubicada en la ciudad de Energodar y que es la instalación más grande de este tipo en toda Europa.
Las tropas rusas conquistaron parte del óblast (provincia) de Zaporiyia, situada en el sureste del país, y pocos días después de haber comenzado la invasión se hicieron con el control de la planta.
Según lo que informó la agencia AFP, los dos países reportaron el jueves cinco ataques con cohetes cerca de una zona de almacenamiento de material radiactivo en la planta, que ya había sido blanco de ataques durante el fin de semana.
Las informaciones que llegaron desde el lugar son contradictorias.
El ente regulador ucraniano de energía nuclear, Energoatom, denunció que la planta había sido bombardeada diez veces por las fuerzas rusas, lo que provocó que el personal no pudiera cambiar de turno. En una entrevista con la agencia Reuters, el ministro del Interior ucraniano, Denis Monastyrsky, dijo que “la planta está no sólo en manos del enemigo, sino también en manos de especialistas sin educación que podrían permitir que ocurra una tragedia”.
Por su parte, la agencia de noticias oficial rusa TASS informó que las autoridades locales impuestas por Moscú en la zona ocupada de Zaporiyia dijeron que las fuerzas ucranianas habían disparado contra la planta. Además, las mismas autoridades afirmaron que el jueves los sistemas de defensa antiaérea frustraron otros ataques ucranianos contra la ciudad de Energodar, en la que se encuentra la planta. Funcionarios ucranianos acusaron a Rusia de haber desplegado tropas en las instalaciones de la central y también de haber almacenado armas en el lugar.
Ante la gravedad de la situación, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres, llamó a “cesar inmediatamente” toda actividad militar en torno a la instalación y advirtió que la continuación de las hostilidades podría “conducir a una catástrofe” en la región y más allá de ella. En un comunicado emitido ante una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para discutir la seguridad en la planta, Guterres apeló “al sentido común y la razón” para evitar cualquier acción “que pueda poner en peligro la integridad física o la seguridad de la planta nuclear”.
A pedido de Rusia, el Consejo de Seguridad discutió durante la sesión la situación de seguridad de la planta y el representante de Estados Unidos, siguiendo lo manifestado por portavoces del gobierno, defendió la idea de crear una zona desmilitarizada en torno a la central. En la reunión también participó el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el diplomático argentino Rafael Grossi, quien podría visitar la instalación nuclear junto a una delegación de expertos en los próximos días.
Mientras esto pasa en Zaporiyia, el epicentro de los enfrentamientos bélicos más duros desde hace muchas semanas sigue siendo el óblast de Donetsk. Es por eso que el gobierno ucraniano tiene como objetivo evacuar a dos tercios de los residentes de las áreas que aún están bajo su control antes del invierno, para evitar que queden en el medio de los enfrentamientos. En una conferencia de prensa, la vice primera ministra de Ucrania, Iryna Vereshchuk, dijo que el gobierno planea evacuar a unas 220.000 personas de aproximadamente 350.000, incluidos 52.000 niños. Dijo que miles deberían irse antes de que llegue el invierno, porque los combates destruyeron buena parte de la infraestructura de energía y calefacción, por lo que en los próximos meses la zona será prácticamente inhabitable.