Alrededor de las 9.30 de Uruguay se esperaba que la NASA lanzara al espacio una nueva nave espacial con la luna como destino; sin embargo, a raíz de una fuga de combustible se interrumpió la cuenta regresiva del Artemis I, que con sus 98 metros de largo, estaba listo para el despegue desde Cabo Cañaveral, en Florida. Finalmente, la nave más poderosa que construido hasta el momento la agencia estadounidense no despegó.
Según se reportó desde la NASA, los controladores de vuelo detuvieron la operación de reposición de combustible y provisiones, que ya se hacía con una hora de retraso debido a tormentas en el mar.
“El cohete Space Launch System y la nave espacial Orion permanecen en una configuración segura y estable. Los controladores de lanzamiento continuaban evaluando por qué una prueba de sangrado para que los motores RS-25 en la parte inferior de la etapa central alcanzaran el rango de temperatura adecuado para el despegue no tuvo éxito y se quedó sin tiempo en la ventana de lanzamiento de dos horas. Los ingenieros continúan recopilando datos adicionales”, informó la NASA en un comunicado.
The launch of #Artemis I is no longer happening today as teams work through an issue with an engine bleed. Teams will continue to gather data, and we will keep you posted on the timing of the next launch attempt. https://t.co/tQ0lp6Ruhv pic.twitter.com/u6Uiim2mom
— NASA (@NASA) August 29, 2022
La pérdida de combustible estaba entre las posibilidades que barajaron los científicos. De hecho, las fugas de hidrógeno se detectaron en abril, y en ese momento se comenzó una serie de reparaciones. Se volvió a probar en junio y también se detectaron algunas pérdidas, y ahora los responsables ya habían advertido que no sabrían con certeza si las reparaciones habían funcionado hasta que se intentara cargar los tanques del cohete con casi 4,5 millones de litros de combustible frío este lunes.
Otro de los problemas que retrasó el despegue es que, en los días previos, la directora de lanzamiento, Charlie Blackwell-Thompson, y su equipo detectaron problemas de comunicación con la cápsula Orion, que llevaría a los astronautas en un futuro. Los ingenieros trataban de comprender una demora de 11 minutos en las comunicaciones entre el control de lanzamiento y la cápsula y, a pesar de que para la mañana del lunes el problema estaba resuelto, tenían que detectar el origen antes del lanzamiento.
El objetivo de esta misión, de seis semanas de duración, es medir el éxito con maniquíes para luego llevar tripulación humana a la órbita lunar. Si la prueba sale bien, el segundo vuelo llevaría a astronautas para rodear la Luna en un viaje de ida y vuelta a partir de 2024; y luego está planificado un alunizaje de dos personas para finales de 2025. La NASA tiene el objetivo puesto en conocer el polo sur de la luna.
Se estima que esta demostración cuesta 4.100 millones de dólares al gobierno estadounidense y es la última fase luego de varias postergaciones a lo largo de los años. La NASA quiere establecer una base lunar con las misiones Artemis, en la que los astronautas puedan hacer estancias de varias semanas. El siguiente paso sería Marte, quizá a finales de la década de 2030 o principios de la década de 2040, según las proyecciones institucionales.