En la apertura de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y a menos de dos semanas de las elecciones del 2 de octubre, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, aprovechó la instancia para hacer un balance positivo de su gestión y dirigirse a sus votantes. Varios medios brasileños señalaron que algunas de sus afirmaciones fueron falsas.

Una de estas es la de que su gobierno “extirpó la corrupción sistémica que existía en el país”. El mandatario ultraderechista se refirió directamente al tiempo en el que gobernó la izquierda, sin mencionar a su rival de campaña, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. Sin embargo, la administración de Bolsonaro es objeto de varias denuncias de corrupción. La más reciente es sobre dos pastores evangélicos que se encargaban de distribuir a los municipios, a cambio de coimas, el presupuesto del Ministerio de Educación y Cultura durante la gestión del ministro Milton Ribeiro.

Según publicó Folha, citando a Agencia Lupa, tampoco es cierto que el gobierno haya aprobado 70 leyes para beneficiar a las mujeres, como dijo el presidente en la ONU. Sólo se sancionaron 40 normas y ninguna de ellas surgió por iniciativa de la presidencia. No es cierto, tampoco, que hayan caído los femicidios, como dijo Bolsonaro, sino que aumentaron 9% desde que asumió el gobierno: pasaron de 1.229 casos en 2018 a 1.341 en 2021, informó el periódico.

“Trabajamos en Brasil para que tengamos mujeres fuertes e independientes, para que puedan llegar a donde ellas quieran. La primera dama, Michelle Bolsonaro, trajo un nuevo significado al trabajo de voluntariado desde 2019, con especial atención a los portadores de deficiencias y enfermedades raras”, dijo. Entre las votantes mujeres, la ventaja de Lula da Silva sobre Bolsonaro es mayor que en el total.

El presidente de Brasil resaltó también que su gobierno lleva a distintos ámbitos los “valores fundamentales”, que incluyen su postura contra el aborto, en defensa de la familia tradicional y contra la “ideología de género”. Por otra parte, se refirió al 7 de setiembre, el día de la independencia de Brasil, cuando llamó a sus partidarios a las calles, y dijo que esa fue “la mayor demostración cívica de la historia de nuestro país, un pueblo que cree en Dios, patria, familia y libertad”.

Bolsonaro destacó como un logro de su gobierno el alto nivel de vacunación contra la covid-19. “Lanzamos un amplio programa de inmunización, incluso con producción doméstica de vacunas. Somos una nación con 210 millones de habitantes y ya tenemos más de 80% de la población vacunada contra la covid-19. Todos fueron vacunados de forma voluntaria, respetando la libertad individual de cada uno”, dijo. Sin embargo, no mencionó que él mismo se resistió a la inmunización contra esa enfermedad y que durante meses tuvo duras disputas con gobernadores estaduales por este tema.

Su gobierno también opuso resistencia a entregar una ayuda financiera de emergencia de 600 reales para las personas más necesitadas; sin embargo, en la Asamblea General de la ONU reivindicó esa política como propia.

Bolsonaro también se refirió a la guerra en Ucrania, el tema central de esta nueva edición del cónclave de la entidad con sede en Nueva York. “No creemos que el mejor camino sea la adopción de sanciones unilaterales y selectivas, contrarias al derecho internacional. Esas medidas han perjudicado la economía y afectado derechos humanos de poblaciones vulnerables, incluso en países de la propia Europa. La solución para el conflicto en Ucrania será alcanzada solamente por la negociación y por el diálogo”, dijo.

“Mundo en peligro y paralizado”

Sobre la situación que se está viviendo en Ucrania también habló el secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, al abrir este martes la Asamblea General. Afirmó que la invasión rusa desencadenó una “destrucción generalizada con violaciones masivas de los derechos humanos y la ley humanitaria internacional”, que costó miles de vidas y el desplazamiento de millones de personas.

Guterres afirmó, además, que la guerra está aumentando las divisiones internacionales y que hoy existen “inmensos peligros para la paz y seguridad globales” y se escucha un “ruido de sables nucleares”, según citó la agencia Efe.

Por otra parte, “unos 94 países –hogar de 1.600 millones de personas, sobre todo en África– se enfrentan a una tormenta perfecta: las consecuencias económicas y sociales de la pandemia, el aumento de los precios de alimentos y energía, una carga de deuda demoledora, una inflación vertiginosa y falta de acceso a financiación”, dijo. Para Guterres, “el mundo está en peligro y paralizado”, incapaz de resolver sus grandes problemas.

“Tenemos un invierno de descontento global en el horizonte. Hay una intensa crisis de costo de la vida. La confianza se está desmoronando. Las desigualdades están explotando. Nuestro planeta se está quemando. La gente está sufriendo y los más vulnerables son los que más”, agregó el funcionario lusitano.