A menos de un mes de las elecciones del 2 de octubre, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se dispone a desplegar este miércoles el apoyo de sus seguidores en los festejos por el bicentenario de la independencia brasileña –el Grito de Ipiranga– con un acto que mezclará el proselitismo con un despliegue cívico-militar.

Bolsonaro está “usurpando el 7 de setiembre del pueblo brasileño para que sea una cosa personal suya”, dijo el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, su principal rival en los comicios. “Él, que ya había dicho ‘mis Fuerzas Armadas’, ahora está diciendo ‘mi independencia’”, afirmó Lula, según citó el medio digital Brasil 247.

La oposición decidió no hacer ninguna movilización esta fecha para evitar posibles enfrentamientos. “No vamos a hacer ninguna manifestación ni convocatoria para ese día porque es una fecha cívica”, dijo la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), la diputada por el estado de Paraná Gleisi Hoffmann.

Pero el presidente Bolsonaro sí convocó a sus seguidores para conmemorar la fecha patria. Les pidió que salgan a “defender la libertad” en las calles frente a la “amenaza comunista”.

Los actos centrales oficiales por el aniversario están previstos en la Explanada de los Ministerios, en Brasilia, donde se encuentran los edificios de los tres poderes del Estado. Habrá un desfile cívico-militar que se extenderá por los dos kilómetros de esa avenida, donde se espera un público de unas 40.000 personas, informó la agencia Efe. Se prevé que asistan a la ceremonia el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo, y autoridades de los países africanos Angola, Cabo Verde, Guinea Bisáu y Mozambique, todas ellas excolonias lusitanas.

En años anteriores, la celebración reunió a grupos ultraderechistas partidarios de Bolsonaro que reclaman una intervención militar en el Congreso y el Supremo Tribunal Federal, con el cual está enfrentado el presidente. Ese enfrentamiento abarca también al Tribunal Superior Electoral, por los cuestionamientos de Bolsonaro a las urnas electrónicas que utiliza Brasil desde 1996 y por lo tanto al que sea el resultado de la votación del 2 de octubre.

Este año, en lugar del desfile militar que se suele hacer los 7 de setiembre en Río de Janeiro, se organizó un gran acto político bolsonarista en la playa de Copacabana, que será liderado por el presidente, quien se trasladará al lugar una vez que terminen los festejos oficiales en Brasilia. Sin embargo, allí también está prevista una participación de las Fuerzas Armadas, con barcos de la Marina, paracaidistas y aviadores. La mezcla de actos políticos y cívico-militares organizada para el miércoles es inédita en Brasil, señaló el diario Folha de São Paulo.

En el marco de su enfrentamiento con el Poder Judicial, Bolsonaro volvió a sembrar dudas sobre el sistema electoral brasileño y a atacar este martes a los ministros del Supremo Tribunal Federal, a quienes acusó de beneficiar a Lula. Anunció además que invitó a los actos del 7 de setiembre a ocho empresarios investigados por la Justicia por participar en un grupo de Whatsapp que alentaba la posibilidad de un golpe de Estado en caso de que Lula ganara las elecciones. “Yo invité a los ocho empresarios para estar conmigo mañana, aquí, en el 7 de setiembre”, afirmó el presidente en entrevista con radio Jovem Pan, según citó la revista Carta Capital. “Son personas honradas”, dijo sobre ellos Bolsonaro.

Según informó Folha, hay empresarios y movimientos de derecha que están apoyando económicamente los actos del miércoles, y ofrecían en redes sociales traslados en ómnibus con pasajes gratuitos o a precios por debajo de sus valores comerciales.

Por otra parte, el fabricante brasileño de revólveres Taurus también lanzó una serie de descuentos en sus armas con motivo del bicentenario. La empresa anunció además una colección especial para conmemorar los 200 años de la independencia, con tres nuevos modelos de edición limitada, informó Efe. La agencia recordó que la flexibilización del porte de armas durante el gobierno de Bolsonaro hizo que el número de civiles armados aumentara 473% desde que comenzó su administración.

La conmemoración de este miércoles llega en un momento en que Bolsonaro necesita repuntar en apoyo electoral. A semanas de las elecciones todas las encuestas atribuyen a Lula una intención de voto cercana a 44% o 45%, mientras que la del presidente ronda el 30%.