Las elecciones italianas del domingo son consecuencia de la caída del primer ministro Mario Draghi, que el 21 de julio renunció, después de perder una votación parlamentaria. Su gobierno de “unidad nacional” estaba conformado por una alianza de diversos partidos, pero excluía a los ultraderechistas Hermanos de Italia, liderados por Giorgia Meloni, que llegan a estos comicios como los favoritos.
En las últimas encuestas, publicadas 15 días antes de la votación, Hermanos de Italia reunía una intención de voto cercana a 25%, seguida por el centroizquierdista Partido Democrático, con 21,5%. Pero, además, el partido de Meloni se presenta en alianza con la Liga de Matteo Salvini, también ultraderechista, que reúne 12,5% de los apoyos, y con Forza Italia, el sector de Silvio Berlusconi, que reúne 8%. De ese modo, la alianza de derecha y ultraderecha supera el 45% de intención de voto y se perfila como la que gobernará Italia, con Meloni como primera ministra.
Completan la oferta electoral el Movimiento 5 Estrellas de Giuseppe Conte, con 15% en las encuestas, y el “tercer polo” que integran los centristas Acción e Italia Viva, que reúnen 6,7% del electorado. Por otra parte, las últimas encuestas midieron una tasa de indecisos y abstencionistas que ronda el 40% y que según Efe creció a medida que avanzó la campaña.
Esa agencia de noticias recordó que la ley electoral que hoy rige en Italia, llamada Rosatellum, fue aprobada en 2017 para favorecer a las grandes coaliciones políticas. Se trata de un sistema en el que 61% de los escaños se asignan en función del porcentaje que obtenga cada partido y 37% depende de un sistema de circunscripciones en el que la coalición que consiga más votos se queda con la banca correspondiente en el Parlamento. El otro 2% está reservado para el voto en el extranjero.
Integración, fascismo y derechos
Con la ultraderecha euroescéptica como favorita, el papel de Italia en la Unión Europea se convirtió en un tema de campaña. Aunque moderaron su discurso en los últimos meses, Hermanos de Italia y la Liga, partidos nacionalistas, siempre fueron reacios a esa integración regional.
El debate al respecto se reavivó días atrás, cuando esas dos organizaciones políticas se pronunciaron en contra de una resolución del Parlamento Europeo que declaró que la Hungría de Viktor Orbán no es una democracia plena. Tanto la Liga como Hermanos de Italia tienen buenos vínculos con el gobierno magiar, también de ultraderecha y nacionalista.
Consultado sobre la votación del domingo, Draghi pidió a los ciudadanos que elijan a aquellos dirigentes que los protejan mejor y que tengan mayor incidencia entre los socios europeos de Italia. “Tenemos una idea diferente de Europa, defendemos el Estado de derecho; nuestros aliados son Alemania, Francia, que defienden el Estado de derecho”, respondió.
“Uno se pregunta cómo se elige a los compañeros. Ciertamente sobre la base de la coincidencia ideológica, pero también sobre la base de la protección de los intereses de los italianos. Hay que preguntarse: ¿quién me ayuda a proteger mejor a los italianos? ¿Quiénes son los que más cuentan entre estos socios? Dense ustedes mismos las respuestas”, dijo Draghi.
Otro aspecto en que Hermanos de Italia quiso moderar su imagen es su relación con el fascismo. Esa polémica se reactivó esta semana, cuando se difundió un video que muestra a un concejal de ese partido de la región de Lombardía, Romano La Russa, haciendo el saludo fascista en un funeral. Romano La Russa es hermano del exministro Ignacio La Russa, cofundador de Hermanos de Italia junto a Meloni, y el funeral era el de Alberto Stabilini, una figura histórica de la extrema derecha local.
Meloni también intentó suavizar su perfil contrario al aborto y dijo que no quiere suprimir ese derecho sino “ampliarlo”. Así respondió a quienes la acusan de haber dificultado el acceso al aborto en Las Marcas –Marche en italiano–, una región gobernada por los Hermanos de Italia.
“Queremos dar el derecho a las mujeres que piensan que el aborto es la única opción que tienen a tomar una decisión diferente. No estamos quitando un derecho sino ampliándolo”, dijo en campaña. “No quiero suprimir la [ley] 194, no quiero cambiarla, sino aplicarla en su totalidad, también en la parte que se refiere a la prevención”, agregó. Según la ley 194, las mujeres pueden abortar en forma gratuita en todos los hospitales públicos italianos, pero existe la objeción de conciencia. “Por ejemplo, me gustaría dar una alternativa a la mujer que aborta por motivos económicos; esto no significa disminuir derechos, sino ampliarlos”, insistió la líder de Hermanos de Italia. “He leído llamamientos a las mujeres para que no voten a Meloni porque les quitaría los derechos a las mujeres. Pero nadie dice cuáles. ¿El derecho al aborto? No. ¿Al divorcio? No. ¿Al trabajo? Menos aún”, manifestó.