Una encuesta de Datafolha publicada en la tarde del jueves mostró que a cuatro días de las elecciones del domingo, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, candidato de una coalición que lidera el Partido de los Trabajadores (PT), cuenta con 50% de los votos válidos y podría ganar los comicios en la primera vuelta. El actual mandatario, Jair Bolsonaro, del Partido Liberal, aparece muy atrás, con 36% de las preferencias. Considerando el margen de error del estudio, que es de más menos 2%, Lula tendría entre 48% y 52% de los votos válidos. Para ganar el domingo, precisa tener al menos la mitad más uno de los votos válidos, excluyendo los votos en blanco y los anulados.

En la encuesta anterior de Datafolha, del 22 de setiembre, el líder izquierdista tenía 50% contra 35% del mandatario ultraderechista.

En el sondeo del jueves volvió a quedar en tercer lugar Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista, con 6% de las adhesiones, y en cuarto lugar se situó Simone Tebet, postulante del centrista Movimiento Democrático Brasileño.

Mientras el optimismo crece en el entorno del PT y sus aliados, el comando de Lula está en estado de alerta, ya que de acuerdo a lo que informó el diario carioca O Globo, entienden que las 48 horas previas a las elecciones son “el momento más crítico” de toda la campaña.

Muchos referentes del PT pretenden activar una “alerta máxima” contra la difusión de noticias falsas y los intentos de intimidar a los votantes por parte de las fuerzas policiales y de los militantes afines al actual presidente. Entre otros temas, al PT le preocupa que la gran cantidad de voluntarios que habrá en las mesas electorales sea una estrategia pergeñada por el comando de campaña de Bolsonaro para interferir en el proceso electoral y permitir que se rompan las reglas electorales, preocupación, que de acuerdo a O Globo, también es compartida por los integrantes del Tribunal Superior Electoral (TSE).

Una de las estrategias promovidas desde el PT para evitar intentos de perturbar las elecciones es alentar a sus militantes a actuar como fiscalizadores el día de las elecciones y ser “los ojos de Lula y de la democracia”. De acuerdo a la legislación electoral brasileña, todos los partidos que participan en los comicios pueden nombrar dos delegados y dos inspectores para cada mesa de votación. Las personas designadas por los partidos podrán seguir todo el proceso de votación, monitorear la tarea de los trabajadores electorales y advertir e intervenir ante posibles intentos de intimidación hacia los votantes.

Los principales dirigentes a cargo de la campaña de Lula ya manifestaron su preocupación a la misión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que llegó a Brasil para observar las elecciones, en una reunión que tuvieron el miércoles con el jefe de la misión, el excanciller paraguayo Rubén Ramírez Lezcano.

También el jueves se reunió con observadores internacionales el presidente del TSE, el ministro Alexandre de Moraes, quien aseveró que la seguridad, la libertad de voto y el secreto de cada votante estarán garantizados por las máquinas de votación electrónica. Según informó Folha de São Paulo, en la reunión en la que Moraes hizo estas declaraciones estuvieron presentes la presidenta del Supremo Tribunal Federal, Rosa Weber, el presidente del Congreso Nacional, Rodrigo Pacheco, además del presidente del Colegio de Abogados de Brasil, Beto Simonetti, y el titular de la Misión de Observación de la Unión Interamericana de Órganos Electorales, el mexicano Lorenzo Córdova.

En el evento Moraes también destacó que el TSE tomó varias medidas para que los electores tengan absoluta tranquilidad al momento de votar. “El 5 de octubre cumplimos 34 años de Constitución, de respeto a los poderes e instituciones de la República. Y eso lo garantizan las elecciones. Elecciones limpias, seguras y transparentes”, dijo. “Siempre repito que somos una de las cuatro democracias más grandes del mundo, pero la única que determina y publica los resultados electorales el mismo día, con competencia y transparencia, gracias a la tecnología de las máquinas de votación electrónica”, expresó Moraes.

Por su parte, el candidato a la vicepresidencia de Lula, Geraldo Alckmin, integrante del Partido Socialista Brasileño, dijo en declaraciones recogidas por el portal El Antagonista que veía los ataques de Bolsonaro a las máquinas de votación electrónicas como “una distracción para justificar un posible fracaso electoral”. Alckmin, de 69 años, exgobernador de San Pablo, integrante durante más de 30 años del Partido de la Social Democracia Brasileña y excandidato presidencial, dijo que el propio Bolsonaro fue elegido por el sistema al que critica y expresó en tono de broma que él podría quejarse, porque perdió varias elecciones con estas urnas.

Además, refiriéndose a las amenazas de golpe de Estado que Bolsonaro lanzó más de una vez durante su mandato, Alckmin aseguró creer en la “profesionalidad y seriedad” de las Fuerzas Armadas y valoró que, actualmente, no hay apoyo popular para un golpe de Estado.