El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que llegó ayer a Egipto, viajará hoy y mañana a Jerusalén y Cisjordania en medio de una creciente crisis entre israelíes y palestinos. Está previsto que se reúna durante su viaje con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas.

Según informó Europa Press, Blinken tiene previsto hablar con los dos dirigentes de la “necesidad urgente” de que tomen las medidas necesarias “para reducir las tensiones y poner fin a un ciclo de violencia que se ha cobrado demasiadas vidas inocentes”, y también conversar de “la importancia de mantener el statu quo histórico de la Explanada de las Mezquitas”, en Jerusalén.

Egipto, tradicional mediador entre israelíes y palestinos, también pidió ayer a las partes que hicieran lo posible para “evitar una escalada en los territorios ocupados”.

El incremento de la tensión en la región comenzó el jueves, cuando una incursión del Ejército israelí en el campamento de refugiados de Jenín, en el territorio ocupado de Cisjordania, dejó diez muertos. El último de ellos, Omar Tariq al Saadi, de 24 años, falleció ayer debido a las heridas que sufrió el jueves.

Esa incursión militar, denunciada como una masacre por el gobierno palestino y la Liga Árabe, fue seguida por dos atentados. El mayor fue el del viernes, en el que murieron siete israelíes tiroteados por un palestino cerca de una sinagoga en una zona ocupada de Jerusalén este. También murió el atacante, a manos de las fuerzas de seguridad israelíes. El sábado, dos israelíes sufrieron heridas por los disparos de un palestino de 13 años. El adolescente fue tiroteado por dos civiles y está recibiendo tratamiento médico, según informó Israel.

Netanyahu abogó el sábado por brindar más permisos para que los civiles porten armas y anunció medidas para “acelerar y agilizar significativamente la concesión” de esas licencias. Consideró que es una estrategia que “salva vidas”.

También apuntó a esa medida el comisario general de la Policía de Israel, Yaakov Shabtai, que llamó el sábado a todos los habitantes que tengan armas de fuego a que las porten. “A lo largo de los años, más de una vez, civiles expertos en el uso de armas autorizadas neutralizaron a terroristas y evitaron ataques más graves cuando se encontraban cerca del lugar de un ataque”, dijo en un comunicado citado por la agencia Efe.

El ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, coincidió con esta política. “Armas para más civiles es una respuesta rápida y letal contra el terrorismo”, tuiteó. Además, Ben Gvir anunció que propondrá legalizar siete asentamientos judíos en Cisjordania, uno por cada israelí que murió el sábado, y pedirá que se imponga la pena de muerte para los condenados por terrorismo.

“Vamos a hacer daño a quienes quieren hacernos daño”, dijo el primer ministro israelí en un Consejo de Ministros, según citó el diario Yedioth Aharonot. Netanyahu agregó: “Estamos potenciando a nuestras fuerzas de seguridad mientras castigamos a los atacantes y a quienes los respaldan”.

A su vez, Hamas, el movimiento que gobierna en Gaza, denunció que en respuesta a los atentados hay una “campaña de represión” a los presos palestinos en cárceles israelíes. Así lo manifestó el jefe de la Oficina Política de Hamas, Ismail Haniye. Responsabilizó a Gvir por esa campaña, que incluiría el traslado y el aislamiento de presos, y consideró que estas medidas podrían provocar “una escalada regional sin precedentes”. “La confrontación no se quedará en las cárceles y nuestro pueblo palestino no abandonará a sus hijos presos en esta confrontación”, dijo, de acuerdo con Europa Press.

La Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Cisjordania, responsabilizó a Israel por la tensión en la región y en particular en Jerusalén: “El liderazgo palestino hace al gobierno de ocupación israelí responsable por completo de la peligrosa escalada que ha alcanzado la situación”.