Desde el 1º de enero rige una nueva ley en Canadá que prohíbe a los extranjeros no residentes comprar viviendas. La normativa, promulgada por el primer ministro Justin Trudeau, responde al aumento de los precios de las viviendas en el país desde el comienzo de la pandemia en 2020 y al hecho de que muchas propiedades han sido adquiridas por extranjeros que ven en ellas una inversión, pero luego no residen en el lugar.

La ley habilita a que los extranjeros en calidad de refugiados y los extranjeros con residencia permanente en Canadá compren sus propiedades, siempre que la vayan a usar como residencia principal.

Trudeau había insistido con que una normativa de este estilo era necesaria, y de hecho fue una de sus promesas de campaña en 2019, porque el mercado inmobiliario canadiense ha estado en aumento en los últimos años, luego de que se consolidaran operaciones de especulación de parte de compañías e inversionistas extranjeros, generando un problema de falta de vivienda y de precios elevados. “Las casas son para las personas, no para los inversionistas”, ha destacado el mandatario canadiense en varias oportunidades, tal como consigna Efe.

En un comunicado, el ministro de Vivienda canadiense, Ahmed Hussen, aseguró que la prohibición busca disuadir a inversionistas que consideran casas como mercancía, en vez de un espacio para vivir. “A través de esta legislación, estamos tomando medidas para garantizar que las viviendas sean propiedad de los canadienses, en beneficio de todos los que viven en este país”, añadió Hussen.

En 2022, el precio promedio de una vivienda en Canadá era de 568.000 dólares, una cifra once veces mayor al ingreso familiar promedio, según consigna BBC. Si bien los precios de la vivienda en Canadá han caído en torno al 13% en 2022, según la Asociación Canadiense de Bienes Raíces, siguen siendo mucho más altos que hace una década; en 2013 los precios de las viviendas eran 48% menores a los actuales.

A esta medida se suma el hecho de que el gobierno canadiense presentó en su ley de presupuesto para 2022-2023 iniciativas que apuntan a la reducción del déficit y el abaratamiento de la vivienda en el país. Una tercera parte del presupuesto está destinada a la compra de viviendas que terminen siendo más asequibles para los canadienses.