El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este miércoles que después de la actual crisis en Medio Oriente “no hay vuelta atrás al statu quo” anterior a los ataques de Hamas del 7 de octubre.

En una conferencia de prensa afirmó que es necesario garantizar que ese grupo “ya no pueda aterrorizar a Israel y utilizar a civiles palestinos como escudos humanos”, y agregó que “cuando esta crisis termine tiene que haber una visión de lo que vendrá después”. En ese sentido, volvió a defender la solución de dos estados.

Consultado al respecto, Biden negó haberle dicho al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que retrasara la ofensiva terrestre en Gaza para que Estados Unidos pudiera desplegar sus defensas en la región y liberar a los rehenes que están en poder de Hamas. “Lo que le he indicado es que, si es posible, saquemos a esa gente sana y salva”, dijo, y agregó que los tiempos para el ataque armado son una decisión del gobierno israelí.

Poco antes, Netanyahu, manifestó que no daría explicaciones sobre el momento elegido para lanzar esa ofensiva. “Nos hemos fijado dos objetivos: eliminar a Hamas y hacer todo lo posible para devolver a casa a los secuestrados. Nos estamos preparando para una entrada terrestre. No especificaré cuándo ni las razones que se tengan en cuenta”, dijo.

Por otra parte, Biden puso en duda el número de muertos en Gaza, que este martes llegaban a 6.500, según el Ministerio de Salud del territorio palestino que está bajo control de Hamas. “Estoy seguro de que han muerto inocentes, y ese es el precio de librar una guerra”, dijo. También se refirió a los ataques de colonos armados israelíes contra residentes palestinos en Cisjordania y afirmó que “esto tiene que parar” y que los colonos “tienen que rendir cuentas”.

Respaldo a la ONU

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el portugués António Guterres, se manifestó este miércoles “asombrado por las tergiversaciones de algunos” con respecto a sus palabras sobre los ataques de Hamas contra Israel. El martes, Guterres dijo que los atentados “no surgen de la nada” y que “el pueblo palestino estuvo sometido a 56 años de asfixiante ocupación”.

Esas expresiones causaron una reacción de rechazo de autoridades israelíes, entre ellas el embajador ante la ONU, Guilad Erdán, y el canciller, Eli Cohen, quienes reclamaron públicamente su renuncia al cargo.

Guterres señaló que también había “condenado inequívocamente los actos de terror de Hamas en Israel, horribles y sin precedentes”, y había dicho que “nada puede justificar el asesinato deliberado, el secuestro de civiles ni el lanzamiento de cohetes contra objetivos civiles”. En esos términos, mantuvo sus dichos.

Por su parte, Erdán anunció que Israel le negó la visa al subsecretario general de Asuntos Humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, y que actuará de la misma manera con los pedidos de visado de representantes de esa organización internacional. “Es hora de darles una lección”, dijo en una entrevista con la radio del Ejército israelí citada por la agencia Efe.

Otro gobierno que criticó a Guterres fue el británico. El portavoz del primer ministro, Rishi Sunak, manifestó que su país no está de acuerdo “con la descripción planteada” por Guterres. De todos modos, agregó que la ONU, “como organismo, seguirá desempeñando un papel importante y eso cuenta con el apoyo del gobierno de Reino Unido”.

Por su parte, el gobierno alemán consideró que no es “procedente” el pedido de renuncia de Guterres y ratificó su confianza en el secretario general. “Hay que dar medio paso atrás. La situación está muy cargada, muy tensa. A todos nos conmociona y no tengo la sensación de que las peticiones de dimisión sean procedentes”, dijo Steffen Hebestreit, portavoz del canciller Olaf Scholz.

Para el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgueit, “el vergonzoso ataque contra Guterres tiene como objetivo silenciar todas las voces que dicen la verdad”, y constituye un “chantaje moral y político”.

Otras declaraciones que causaron malestar en Israel fueron las de Yochved Lifshitz, la israelí de 85 años secuestrada por Hamas y liberada el lunes. Para algunos comentaristas, su saludo a uno de sus captores para despedirse y la afirmación de que la trataron de manera correcta pudo favorecer la imagen de Hamas, pese a que Lifshitz dijo que había vivido “un infierno” cuando el grupo atacó el kibutz donde ella vivía.

Según informó el diario Haaretz, el Ministerio de Salud israelí anunció que de ahora en adelante los rehenes liberados serán tratados en un hospital privado al que los periodistas no tendrán acceso. Sólo se permitirá el ingreso de familiares, trabajadores de la salud y personal de seguridad.