Lejos parece haber quedado la fase de la guerra en Ucrania en la que las fuerzas de Kiev habían tomado la iniciativa, forzando el repliegue de los rusos en zonas del sur y este del territorio.
En las últimas semanas los combates siguen centrados en la región del Donbás, conformada por las provincias de Donetsk y Lugansk, pero ahora son las tropas de Moscú, presentes en gran número en la zona, las que están haciendo retroceder a sus adversarios.
Este miércoles, de acuerdo a lo que consignó El País de Madrid, el Ministerio de Defensa ruso afirmó en un comunicado haber roto las líneas defensivas ucranianas en un lugar no especificado de Lugansk, algo que fue negado por las autoridades de Kiev.
Según la declaración rusa, sus tropas avanzaron y obligaron a replegarse a los ucranianos aproximadamente tres kilómetros.
“Los combatientes ucranianos dejaron sus posiciones a toda prisa, sin llevarse sus equipos y sus muertos”, se aseguró desde Moscú. Si bien el gobierno que preside Volodímir Zelenski viene denunciando en las últimas semanas bombardeos rusos cada vez más intensos a lo largo de la línea del frente, este respondió que su ejército había sido capaz de repeler los ataques de las fuerzas del Kremlin.
De todas maneras, y pese a la contradicción entre los mensajes dados por Moscú y Kiev, la situación en este momento parece ser claramente favorable a los rusos, teniendo en cuenta lo que dijo el miércoles el alto representante para política exterior de la Unión Europea (UE), el español Josep Borrell. El político catalán pidió a los países que integran el bloque europeo que suministren sin demora a Ucrania carros de combate, luego de advertir que la guerra está entrando en una fase decisiva, asegurando que el conflicto se puede resolver durante la primavera y el verano boreal.
En una intervención ante el Parlamento Europeo en la ciudad francesa de Estrasburgo, Borrell remarcó que la ayuda militar europea debe aumentar. “Hago una llamada a todos los países europeos que tienen carros de combate modernos y eficaces que acumulan polvo en los cuarteles que se los den a Ucrania”, expresó el diplomático español. “La guerra se va a decidir en esta primavera y verano”, agregó el jefe diplomático comunitario para pedir rapidez en el aprovisionamiento de armamento al gobierno de Zelenski. En su comparecencia ante los legisladores del bloque, Borrell lamentó que los aliados militares de Kiev perdieran “mucho tiempo” discutiendo la cesión de los tanques de fabricación alemana Leopard a Ucrania, mientras el Ejército ruso preparaba una intensa ofensiva en la región del Donbás.
En declaraciones recogidas por el portal Europa Press, Borrell calificó la situación militar en el terreno como “preocupante” para Ucrania, porque, según explicó, las fuerzas de Moscú cuentan actualmente con 360.000 soldados en territorio ucraniano, bastante más que en fases anteriores del conflicto, que comenzó hace casi un año. El ejército de Kiev está ahora en situaciones de desventaja en número de tropas, agregó Borrell, para dejar más claro aún que el envío de armas y municiones por parte de los países de la UE resulta aún más importante. No obstante, pese a este pedido, Borrell dijo también que redoblará los esfuerzos diplomáticos para intentar avanzar hacia una resolución pacífica del conflicto, algo que por el momento no parece cercano.
También el miércoles habló, aunque ante el Parlamento ruso, el jefe de la diplomacia del Kremlin, Sergei Lavrov, quien en su intervención hizo referencia a unas recientes declaraciones del secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el noruego Jens Stoltenberg, quien dijo que la guerra no comenzó en 2022 sino en 2014, algo que vienen sosteniendo las autoridades rusas, aunque con otro perfil, desde el inicio del conflicto.
Concretamente, Stoltenberg dijo: “La guerra no empezó en febrero del año pasado, la guerra comenzó en 2014. Y desde 2014 los aliados de la OTAN han prestado apoyo a Ucrania con entrenamiento y equipamiento, por lo que las fuerzas ucranianas eran mucho más fuertes en 2022 que lo que eran en 2014”.
Lavrov tomó estas palabras como una confesión y este miércoles en el Parlamento expresó que Stoltenberg había reconocido que la OTAN “había puesto a los rusófobos y a los neonazis en el poder [en Ucrania] y [que] les han estado brindando apoyo en su guerra contra Rusia”.