La comisión independiente conformada en Portugal para estudiar los casos de abuso sexual a menores dentro de la iglesia católica en la última mitad del siglo XX y lo que va del siglo XXI estimó que en este período -al menos, desde 1950- hubo 4.815 víctimas, aunque han podido validar 512 con base en testimonios.
Esta cifra es el resultado de una investigación iniciada en 2021, condensada en un informe que fue entregado este lunes en Lisboa al presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa, el obispo de Leiria-Fátima, José Ornelas.
El psiquiatra infantil Pedro Stretch, coordinador de la comisión, fue quien dio a conocer los resultados y adelantó que 25 del total de casos fueron enviados a la justicia lusa, puesto que la mayoría ya prescribió. En tanto, el obispo señaló que esperan que este sea “el inicio de un nuevo comienzo”. “Es una situación dramática que vivimos, no es fácil superarla”, agregó.
Sin embargo, varios integrantes de la comisión criticaron el comportamiento de la iglesia durante el curso de la investigación; uno de ellos, el exministro de Justicia de Portugal, Alvaro Laborinho, quien consideró que “hubo una cultura de la ocultación” y sostuvo que, si bien observó “en varios miembros de la iglesia actualmente un deseo de regresar a esta cultura”, hay otros que muestran “una disponibilidad de apertura”. “Una cosa son los abusos ocurridos en la iglesia y otra cosa sería si continuaran a partir de ahora”, sentenció el exministro y dijo tener esperanza “de que no sea el caso”.
Por su parte, otra de las integrantes, la socióloga Ana de Almeida, puso sobre la mesa la demora en la apertura de los archivos de la iglesia -fue recién diez meses después de iniciada la investigación- y el silencio de autoridades y sacerdotes de la institución.
Asimismo, Almeida llamó a que la iglesia “tome la palabra” para prevenir los abusos, además de mostrarse sorprendida por la preocupación de los sacerdotes de que este informe salpique la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), prevista para realizarse este año en Lisboa.
“Esta es una cuestión absolutamente central de la iglesia”, que debería “integrar este discurso en la JMJ”, señaló Almeida; en este reclamo de más responsabilidad por parte de la iglesia, hacia el final del informe, se pide que la institución pague la atención psicológica de las víctimas.
Del informe se extrae que, en relación a otros países, en Portugal los abusos comenzaron en promedio a una edad muy temprana: 11 años; los expertos atribuyen esto a la importancia que tenían los seminarios en el país durante la segunda mitad del siglo XX.
La mayoría de ellos fueron abusados repetidas veces a lo largo de un año en promedio, con máximos de siete años seguidos. Según recoge el informe, 96% de los abusadores son hombres, 77% de ellos, sacerdotes. Si bien la investigación de la comisión culminó este lunes, sus integrantes pidieron a la iglesia que cree una similar para continuar con el trabajo.