Seis partidos de la oposición turca llegaron a un acuerdo y proclamaron a un candidato común para las elecciones presidenciales del 14 de mayo en las que el actual mandatario, Recep Tayyip Erdogan, intentará permanecer en el cargo, en el que está desde 2014.

El elegido es Kemal Kiliçdaroglu, un político de extensa trayectoria, de 74 años, líder del nacionalista Partido Republicano del Pueblo (CHP, por sus siglas en turco), el principal partido de la oposición -fundado en 1923 por el impulsor de la Turquía moderna, Mustafá Kemal Attatürk- que fue durante muchas décadas el más importante del país.

“Todos juntos asentaremos el poder de la moral y la justicia”, declaró Kiliçdaroglu luego de realizarse su proclamación, que se produjo este lunes tras una reunión entre los sectores que integran la denominada Alianza Nacional. Este grupo, además del CHP, lo integran el partido nacionalista IYI, el islamista Saadet, el liberal Partido Demócrata, y también los partidos Democracia y Progreso y Futuro, estas dos últimas formaciones escindidas del Partido de la Justicia y el Desarrollo, el sector islamista de derecha que lidera Erdogan.

De acuerdo a lo que informaron medios locales citados por AFP, algunos dirigentes no estaban de acuerdo con la nominación de Kiliçdaroglu. Una de las que no querían esta candidatura era Meral Aksener, líder del IYI y exministra del Interior, quien el viernes criticó a Kiliçdaroglu y dijo que su eventual postulación era “contraria al interés de la nación”.

Según informó Efe, Aksener propuso que el candidato de la coalición fuera Mansur Yavas, alcalde de Ankara, integrante del CHP, o Ekrem Imamoglu, alcalde de Estambul, quien también integra este partido, porque de acuerdo a las encuestas ambos tienen más posibilidades de derrotar en mayo a Erdogan.

Pero los dos gobernantes de las ciudades más importantes del país manifestaron su apoyo a Kiliçdaroglu, lo cual hizo rever la postura de Aksener.

Las elecciones generales, en las que además de elegirse al presidente se renovará todo el Parlamento, tendrán lugar en la fecha prevista inicialmente, el 14 de mayo, pese a los devastadores terremotos del 6 de febrero, que dejaron más de 46.000 muertos en el país y causaron además enormes daños materiales en diez provincias del sur y el este del territorio turco.

Erdogan, de 69 años, cuya popularidad ya venía en caída por la crisis económica que atraviesa el país, tendrá una dura prueba en las elecciones, porque la respuesta del gobierno ante los terremotos fue blanco de duras críticas, deficiencias que el propio Kiliçdaroglu destacó, para denunciar la “incompetencia” y la corrupción que existen en el país.

Erdogan manifestó sus disculpas por el retraso en la llegada de los equipos de ayuda y rescate, e hizo de la reconstrucción de las zonas devastadas la idea fuerza de su política futura, con la promesa de construir cerca de medio millón de viviendas en un plazo no mayor a un año, siguiendo todas las normas antisísmicas.

De acuerdo a las encuestas difundidas hasta el momento, las elecciones de mayo se presentan como las más difíciles para Erdogan desde que llegó al poder.

Una muestra clara de la falta de apoyo que viene teniendo el presidente y su partido en los últimos años fue que ya perdieron en 2019 las alcaldías de Estambul y Ankara a manos del CHP.