A principios de abril el Congreso de Estados Unidos solicitó ampliar la investigación independiente sobre el accionar del secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien fue acusado de mantener una relación con una funcionaria, según informó The Associated Press. En una carta aseguran que Almagro enfrenta, además, “otras acusaciones muy creíbles que implican actos ilícitos mucho más atroces y perjudiciales”.
Este lunes, la investigación que llevó adelante el estudio de abogados Miller & Chevalier concluyó que “el secretario general violó las Reglas y Regulaciones de la OEA en lo que concierne a las disposiciones sobre el sentido común y buen juicio y las obligaciones éticas adicionales para el secretario general”, informó Efe.
Si bien “no violó las Reglas y Regulaciones de la OEA en lo que concierne a las obligaciones de supervisión, incrementos salariales, intimidación, viajes o conflictos de interés”, el vínculo con la funcionaria y el hecho de que ella continuara formando parte de su equipo de asesores implicó una contravención a las “obligaciones éticas adicionales” y al “espíritu mismo del 'sentido común y el buen juicio' requerido siempre para todos los miembros del personal y demás proveedores de servicios de la Secretaría General”, según se expresa en el informe.
No obstante, Miller & Chevalier aclararon que el accionar del excanciller uruguayo “no refleja el nivel de intencionalidad necesario para sustentar la ocurrencia de una violación de carácter intencional”. Además, agregaron que el secretario general de la OEA “se recusó de participar en procesos administrativos que afectaran los intereses” de la funcionaria y “no permitió que la relación íntima interfiriera en el desempeño de sus funciones y no la ocultó, ni disimuló, permitiendo que la relación íntima se hiciera de público conocimiento desde sus inicios”.
“Al no haber recibido quejas, denuncias o comentarios formales o informales dentro o fuera de la OEA aludiendo a posibles incomodidades frente a la relación íntima, el secretario general mantuvo su convicción de que con su conducta no infringía sus obligaciones éticas con la OEA”, observaron.
Sin embargo, la violación al Código de Ética es tal debido a que Almagro no se abstuvo “de trabajar en estrecha colaboración y cercanía con la funcionaria” luego de comenzar una relación sentimental. Por otra parte, no pudieron confirmar que Almagro haya buscado asesoría de los directores de las tres áreas señaladas en el Código de Ética.
Por último, Miller & Chevalier señaló la necesidad de hacer una revisión de las reglas y regulaciones de la OEA para evitar que se repitan situaciones similares en el futuro. “La OEA se beneficiaría de una regulación más exhaustiva frente a las conductas relacionadas con relaciones íntimas para ampliar su campo de aplicación y que se cuente con un procedimiento a seguir frente a los riesgos, reportes y medidas de mitigación aplicables”, indicaron.
En respuesta, Almagro expresó: “Todo es evidencia objetiva de que mi acción e intencionalidad era conducirme de forma pública y privada teniendo altamente presente la respetabilidad del rol de secretario general y el prestigio de la OEA, así como de cada uno de los Estados miembros que hacen parte de ella”.