El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, fue agredido este lunes en una manifestación de choferes de ómnibus. Berni terminó hospitalizado y, tras ser atendido, él mismo informó que sufrió “una fractura de cráneo y hundimiento de la órbita de un ojo”. Para la oposición y en algunos sectores del oficialismo este acto de violencia contra un ministro no debería pasar desapercibido y refleja el hartazgo que tiene la sociedad argentina con el sistema político.

Los choferes se manifestaron en la localidad de La Matanza por el asesinato de uno de sus compañeros, Daniel Barrientos, en la madrugada del lunes. El chofer quedó en medio de una balacera entre hombres que subieron al ómnibus a robarle y un policía que estaba viajando de pasajero.

El ministro decidió hacerse presente en la manifestación para hablar con los trabajadores. “Muchachos, estoy acá. Estuvimos trabajando para detener a los autores [del crimen]. Yo me banco lo que sea, pero si no hablamos, no vamos a poder resolver nada”, dijo el ministro según consigna La Nación. La respuesta de los trabajadores fueron gritos e insultos, acusándolo de mentiroso y pidiéndole la renuncia, a lo que Berni insistía con decir: “Yo no me escondo, estoy acá”.

La violencia aumentó cuando los manifestantes intentaron golpear al ministro, que fue protegido por policías que estaban en el lugar, pero continuaron las agresiones lanzando botellas de vidrio y piedras contra el ministro, hasta que uno de los proyectiles lo golpeó en la cabeza.

Protestas en La Matanza, el 3 de abril, en la periferia oeste de Buenos Aires. Foto: Andrés Pelozo, Stringer, AFP

Protestas en La Matanza, el 3 de abril, en la periferia oeste de Buenos Aires. Foto: Andrés Pelozo, Stringer, AFP

Berni terminó siendo custodiado por la Infantería de la Policía de la Ciudad, que, pese a su intención de quedarse en el lugar, lo escoltó y derivó al hospital Churruca, donde fue asistido por personal médico.

Según dijo a la prensa desde el hospital, él entendía que la situación estaba resolviéndose y por eso le pidió a la Infantería que no avanzara; aunque no fue escuchado, justificó a los efectivos diciendo que estaban cumpliendo con el protocolo. Además, aclaró que no denunciará a las personas que lo agredieron.

Berni aseguró que no va a renunciar a su puesto; de hecho, ante la consulta de la prensa afirmó: “¿Cómo voy a renunciar? Lo que tengo que hacer es duplicar los esfuerzos. Para un soldado hay dos cosas que no son opción: rendirse y escaparse”.

Reacciones políticas

Desde la Casa Rosada no se han manifestado al respecto. El único movimiento en la tarde de este lunes fue la suspensión de la presencia del presidente Alberto Fernández en un acto en el conurbano, aunque se aclaró que fue por motivos climáticos y no debido a la situación de Berni. Según señalaron fuentes a La Nación, Fernández habló con el ministro de Seguridad nacional, Aníbal Fernández, y le pidió que siga de cerca los hechos, ya que le pareció “grave” lo sucedido.

El periódico argentino también habló con otros representantes del Frente de Todos, quienes aseguraron que más allá del episodio de violencia hacia Berni, se debería tomar como un llamador de que “la gente no está bien, hay cansancio y hartazgo”.

Por otra parte, la oposición también se manifestó sobre el ataque a Berni. Figuras como la exministra de Seguridad Patricia Bullrich y el jefe de Gobierno de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, repudiaron los hechos: “Estamos en contra de toda violencia; nos merecemos vivir en paz”, expresó en su cuenta de Twitter el jefe porteño.