Algo más de diez millones de ciudadanos griegos están habilitados para votar en las elecciones parlamentarias del domingo, en las que el actual primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, líder del partido centroderechista Nueva Democracia, pondrá en juego su cargo, el cual ejerce desde 2019.
La elección de los 300 integrantes del Consejo de los Helenos, el Parlamento griego, podrá significar la permanencia o no de Mitsotakis, quien inicialmente tenía pensando convocar las elecciones para abril, pero terminó postergándolas un mes, después del choque entre dos trenes ocurrido a fines de febrero que le costó la vida a 57 personas, el peor accidente ferroviario de la historia del país.
El impacto del accidente está jugando en la campaña, así como también el escándalo de las escuchas ilegales que se reveló a mediados del año pasado, cuando se supo que el servicio secreto griego espió a Nikos Androulakis, líder del partido socialdemócrata PASOK, el tercero más grande del país, y también a dos periodistas.
De todas maneras y pese a estos hechos, las últimas encuestas indican que Nueva Democracia, el sector de Mitsotakis, sería el más votado con una ventaja de aproximadamente seis puntos sobre su más cercano adversario, el partido de izquierda Syriza que tiene como líder al ex primer ministro Alexis Tsipras.
Pero de acuerdo a lo que informó AFP, según las reglas de representación proporcional de las elecciones, no se espera que ningún partido gane por un margen lo suficientemente grande como para asegurar una mayoría absoluta en el parlamento, por lo que un escenario posible es que haya nuevas elecciones en julio.
Desde Syriza se expresó desconfianza en los números de las encuestas, en las que en todos los casos Nueva Democracia aparece como el sector más votado, por lo que el partido de izquierda les pidió más transparencia a las empresas de sondeos, solicitándoles que publiquen los datos de sus estudios. Sin embargo, la propuesta fue rechazada tanto por Nueva Democracia como por la Asociación Griega de Empresas de Sondeos. En este contexto, Alexis Tsipras dijo hace pocos días en un acto en la ciudad de Salónica que “no miren las encuestas”, de acuerdo a lo que consignó el portal Euractiv.
En la campaña, Mitsotakis prometió aumentar aún más el salario mínimo mensual a 1.000 euros, reducir el desempleo e invertir fuertemente en el sistema de salud pública. “Siempre he creído que se requieren dos mandatos de cuatro años para que alguien cambie Grecia”, dijo el actual primer ministro, quien también expresó que en caso de que su sector sea derrotado, el país entrará en un estado de “parálisis” en un momento de incertidumbre internacional.
Tsipras y su partido Syriza prometen combatir la inflación de la que culpan a los grandes conglomerados empresariales locales, aumentar el gasto público en educación y también los salarios de los funcionarios públicos y trabajadores de la salud. “Grecia tiene salarios búlgaros y precios británicos”, dijo el dirigente de izquierda la semana pasada.
El tercer partido más votado en las elecciones casi con seguridad será el PASOK, que gobernó el país durante buena parte de los 80 y 90, pero que cayó en desgracia la última vez que gobernó, en 2009, debido a la enorme crisis económica que sacudió al país. Si bien el PASOK está ideológicamente mucho más cerca de Syriza que de Nueva Democracia, por lo que eventualmente podría formar gobierno con la primera formación, esto no sucederá, al menos por lo que expresó hasta el momento el socialdemócrata Nikos Androulakis, quien en un acto declaró su negativa a respaldar a cualquiera de sus dos rivales para el cargo de primer ministro.