En medio de un clima de mucha tensión transcurrieron el domingo las elecciones presidenciales en Guatemala; los resultados dejaron en claro el profundo rechazo que existe hacia el sistema político en el país centroamericano.

Según los datos oficiales, el porcentaje de votantes apenas superó el 60%, pero lo más llamativo fue que la opción del voto anulado alcanzó el 17% del total de los votos válidos. Si a esta cifra se le suman los votos en blanco, que fueron el 7%, totalizan 24%.

Dentro de los candidatos, la que más adhesiones consiguió fue la centrista Sandra Torres, del partido Unión Nacional por la Esperanza, que obtuvo el 15,78%.

El otro postulante que pasó a la segunda vuelta del 20 de agosto fue Bernardo Arévalo, líder del centroizquierdista Movimiento Semilla, que obtuvo casi el 12% de las adhesiones. Más atrás quedaron Manuel Conde, del sector derechista Vamos, que sacó el 7,84%, y el también derechista Armando Castillo, del partido Visión con Valores, que logró el 7,27%.

Durante la jornada electoral se denunciaron numerosos incidentes e irregularidades en varios distritos, que incluso llevaron al cierre de algunas mesas. Entre los hechos reportados figuran la quema de papeletas, el incendio de autos, las amenazas a integrantes de mesas electorales y también hubo numerosas denuncias de compra de votos por parte de algunos dirigentes en zonas del interior del país.

Analistas señalaron que las cifras de abstencionismo tan altas eran esperables, pero no así el alto porcentaje de votos anulados y en blanco. El motivo de esta actitud de la ciudadanía es el enorme rechazo que acumula la clase política, empezando por el actual presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, que es, de acuerdo a encuestas de entidades internacionales, el mandatario más impopular de todo el continente americano.

Ahora se vendrá un mano a mano entre Sandra Torres, exesposa del expresidente Álvaro Colom, quien intentará ganar las elecciones luego de perder los balotajes de 2015 ante Jimmy Morales y 2019 frente a Giammattei.

El oponente de Torres en esta ocasión será Bernardo Arévalo, un diplomático de carrera que está al frente del Movimiento Semilla, un sector fundado en 2017 que nuclea a varias corrientes de centroizquierda. Arévalo, de 64 años, nació en Montevideo cuando su padre, el expresidente Juan José Arévalo, se encontraba exiliado en Uruguay, y es diputado desde 2019.

Si bien Torres fue la candidata más votada en la primera vuelta, también cuenta con muchos rechazos, por lo cual no sería extraño que Arévalo, a pesar de partir con desventaja, llegue a la presidencia.

En cualquier caso, el sucesor de Giammattei tendrá que asumir enormes retos. Guatemala es uno de los países más pobres del continente, cerca del 60% de su población vive por debajo de la línea de pobreza, y además el país desde hace muchos años está padeciendo un aumento exponencial de la delincuencia organizada, ejercida tanto por pandillas como por bandas de narcotraficantes. Paralelamente, la elevada inflación está impactando en vastos sectores de la población, generando una sensación de desasosiego muy grande.

En este contexto los dos candidatos a la presidencia apuestan por aumentar las inversiones sociales a través de diversos planes, muy dejadas de lado durante el actual gobierno, para poder empezar a mitigar la situación en la que viven millones de guatemaltecos.