El día después de las elecciones generales españolas comenzó con las reuniones de los dos líderes de las principales fuerzas políticas del país con los integrantes de las juntas directivas de sus sectores.

Obviamente, el clima era mucho más positivo en la sede del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), donde el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, comandó el encuentro en el que predominaron las sonrisas y el optimismo después del buen resultado, en unas elecciones que hace no tanto tiempo se veían muy adversas. La remontada que el líder socialista había augurado en la recta final de la campaña finalmente se produjo y su partido quedó en situación de poder alcanzar mayorías para formar gobierno, aunque ello demandará negociaciones, algunas de las cuales se prevén bastante duras, como las que habrá con los nacionalistas catalanes.

Luego de la reunión en la sede del PSOE no hubo conferencia de prensa, pero sí varios integrantes de la cúpula partidaria dieron a los medios la visión que tiene Sánchez sobre el futuro inmediato.

Según trascendió, el actual presidente del gobierno expresó durante el encuentro que “la democracia encontrará la fórmula de la gobernabilidad”, descartando así la realización de nuevas elecciones a fin de año, una de las opciones que sigue estando arriba de la mesa.

Para Sánchez, de acuerdo a lo que consignó el portal Público, los resultados de las elecciones enviaron “mensajes para todos los partidos”. Además, quedó claro que los socialistas no tienen apuro en comenzar las negociaciones y no se han puesto fechas para empezar a negociar la investidura. En sus reflexiones posteriores a la reunión de este lunes, los socialistas expresaron que “queda análisis por hacer” y dejaron claro que luego de la intensa campaña electoral es momento de descansar. Por esa razón, no prevén ningún Comité Federal durante agosto.

Algo más de apuro parece tener la coalición izquierdista Sumar, que dirige la vicepresidenta segunda del gobierno, Yolanda Díaz. De acuerdo a lo que informó el lunes El País de Madrid, la coalición izquierdista designó al dirigente Jaume Asens para que entable conversaciones con Junts per Catalunya, el sector que lideraba el independentista Carles Puigdemont, con el objetivo de desbloquear la investidura de Pedro Sánchez.

Los resultados electorales del domingo determinaron que Sánchez pueda formar un nuevo gobierno con los escaños obtenidos por el PSOE (122), a los que se agregarían los de Sumar (31), Ezquerra Republicana de Catalunya (7), EH Bildu (6), el Partido Nacionalista Vasco (5) y el Bloque Nacionalista Galego (1), logrando así 172 apoyos, uno más que los que tendría el bloque de derecha, que tiene como principal fuerza al Partido Popular, que consiguió 136 escaños, Vox (33), la Unión del Pueblo Navarro (1) y la Coalición Canaria (1).

Junts, la formación de Puigdemont, que logró siete bancas en el Congreso de los Diputados, expresó en más de una ocasión durante esta campaña que votarían en contra de cualquier candidato. En el debate de investidura se necesita mayoría absoluta en la primera ronda (176 votos) y mayoría simple en la segunda (más aprobaciones que reprobaciones). Con este panorama, la opción de Sánchez y sus aliados pasa por que el partido independentista catalán de centroderecha al menos se abstenga durante la votación.

Feijóo no se resigna

Pese a haber sido el sector más votado en las elecciones, el sabor que le quedó al Partido Popular (PP) es por demás amargo, ya que pasaron de un escenario previo en el que parecían estar a un paso del gobierno a quedar en una situación absolutamente adversa, que incluso puso en cuestión el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo.

Este lunes, el dirigente gallego afirmó: “no voy a renunciar a lograrlo” respecto de su intención de ser presidente del gobierno, y comunicó a sus compañeros que ya entabló contactos con el presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Andoni Ortuzar, para sondear un posible apoyo de este sector a su investidura. Feijóo también hizo lo propio con Vox, Coalición Canaria y la Unión del Pueblo Navarro.

Si bien al PP le podrían dar los números si logra el apoyo de las cuatro formaciones con las que ya ha mantenido un primer contacto –sus 136 escaños unidos a los 33 de Vox, el de UPN, el de CC y los cinco de PNV le darían la mayoría absoluta de 176 de los 350 escaños del Congreso–, en los hechos esto no sucederá.

De acuerdo a lo que informó el diario El Correo de Bilbao, el PNV ya dejó más que claro que no participará en ninguna coalición en la que esté Vox.