Para el presidente de Chile, Gabriel Boric, el resultado de la segunda vuelta de las elecciones regionales del domingo “es un impulso que da esperanza” y muestra que “el trabajo conjunto y en unidad de las fuerzas progresistas” hace posible “crear proyectos más grandes” para el país. En un discurso que dio desde el Palacio de la Moneda dijo que “el importante respaldo a candidatos de todo el arco del progresismo constituye un claro llamado a seguir trabajando en la agenda que hemos venido impulsando”.

En la primera vuelta de estas elecciones, en las que se definieron los gobiernos municipales, el 27 de octubre, los resultados fueron repartidos: la izquierda y la centroizquierda se quedaron con 38,5% de las alcaldías, mientras que la derecha acumuló 37,4% (los demás cargos quedaron en manos de candidatos independientes).

Sin embargo, en esa instancia, la derecha ganó 35 alcaldías más que en 2021, entre ellas la de la capital, Santiago. La alcaldesa comunista Irací Hassler perdió el gobierno de esa ciudad a manos de Mario Desbordes, exministro del exmandatario Sebastián Piñera.

En aquella instancia se definieron también cinco gobernaciones regionales, mientras que otras 11 quedaron pendientes para la segunda vuelta de este domingo.

Una de las disputas más significativas era la que se daba por la Región Metropolitana del Gran Santiago, y esta vez la victoria fue de los sectores progresistas. Los votos dieron la reelección a Claudio Orrego, un independiente con un pasado activo en la alianza de centroizquierda que se llamó originalmente Concertación y después Nueva Mayoría.

El dirigente, que era también el candidato apoyado por Boric, competía con una figura de la derecha más dura, un comentarista televisivo con el que comparte apellido, Francisco Orrego, que en su perfil en la red X se define como un “anticomunista”.

Francisco Orrego ingresó a la política cuando estudiaba derecho en la Universidad de Chile, donde fundó el colectivo Centro Derecha Universitaria, y después fue asesor de partidos de derecha durante la Convención Constitucional. En 2023, durante ese proceso de elaboración de una nueva Constitución, que finalmente fue rechazado en las urnas, Francisco Orrego fue vocero de un colectivo llamado Con mi Plata No, que se oponía a una reforma del sistema jubilatorio y que defendía el ahorro individual.

Durante la campaña, el ahora reelecto Claudio Orrego advirtió que Francisco Orrego se acercaba más al “republicanismo” del ultraderechista José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, que a la centroderecha, y que su discurso era “violento” y “misógino”. “Francisco es agresivo, de confrontación, de trincheras. Él tiene un lenguaje que a mí me parece extremadamente violento, la gente está cansada de la violencia”, dijo a CNN Chile.

“La derecha se equivoca cuando privilegia liderazgos confrontacionales, agresivos y violentos”, dijo a Radio Universidad de Chile después de conocer los resultados.

Este lunes, Claudio Orrego, cuyo nombre algunos promueven como futuro candidato a la presidencia por la izquierda, dijo que la derecha planteó que esta votación podía leerse como un plebiscito sobre el gobierno. En su opinión, “si hubo un plebiscito”, fue “sobre una forma de hacer política”. En su cuenta de X señaló que “no sólo estaba en juego el tipo de liderazgo, sino también una forma de hacer política menos confrontacional y más de cooperación”.

Con él coincidió el presidente chileno. Después de reunirse también con otro de los candidatos a ganadores de izquierda que triunfaron el domingo, Rodrigo Mundaca, reelecto en la Región de Valparaíso, Boric manifestó en su cuenta de X que “el diálogo transversal y el trabajo en terreno fueron reconocidos por la ciudadanía en una región que tiene mucho por ofrecer a Chile y el mundo”.

Según informó el diario La Tercera, en estas elecciones regionales el oficialismo ganó nueve de las 16 gobernaciones. También podría atribuirse una décima región, la Araucanía, donde ganó el exdiputado René Saffirio, que contó con el apoyo del oficialismo, aunque insistió en resaltar su independencia. Si se agrega esta región, las zonas que quedaron en manos de la izquierda reúnen casi el triple de población que las gobernadas por la derecha.