El comisario jubilado Germán Rodríguez Castiñeira, quien fuera máximo responsable de la lucha antiterrorista en la Policía, confirmó el martes en la Audiencia Nacional que recibió la petición de buscar en los antecedentes de los 69 diputados de Podemos que salieron de las elecciones de diciembre de 2015 y que se negó a hacerlo, informaron a elDiario.es fuentes jurídicas. Castiñeira declaró como investigado en la causa que se sigue por la guerra sucia contra Podemos en el Juzgado Central de Instrucción número 5, que dirige Santiago Pedraz.

En el momento de los hechos, Castiñeira era el jefe de la Brigada Provincial de Información de Madrid. Uno de los elementos que sostiene la querella de Podemos que dio origen a la causa es una conversación de Whatsapp intervenida al que fuera número dos del Ministerio del Interior con el PP, Francisco Martínez. En esa conversación habla con un mando de la Comisaría General de Información, Enrique García Castaño, para solicitarle información comprometedora de los nuevos diputados de Podemos. García Castaño asegura que le pidió que buscara esos datos al compareciente este martes ante el juez Pedraz, Germán Castiñeira.

Con el tiempo, Castiñeira ascendería y el PP lo situaría al frente de la Comisaría General de Información, cargo del que fue destituido con la llegada del PSOE al gobierno. El martes Castiñeira declaró que a la petición de García Castaño contestó negándose, con enfado, y aludiendo a que era “un suicidio”, porque, entre otras cosas, el rastreo de información en las bases de datos policiales deja rastro de quién lo ha realizado. Ante esta respuesta airada, siempre según la versión de Castiñeira, García Castaño le dijo que era “una broma”. Castiñeira contestó a las preguntas del fiscal, Vicente González Mota, y de su abogado, y se negó a contestar a las acusaciones populares.

Este segundo comisario, Enrique García Castaño, conocido en la Policía como “el Gordo”, no podrá declarar por su delicado estado de salud, después de haber sufrido un grave accidente cardiovascular. Su procesamiento en el caso Kitchen decayó por la misma razón.

Aunque García Castaño trabajaba en los servicios centrales de Información y Castiñeira en los de la jefatura provincial de Madrid, el primero no era superior del segundo. El encargo de Martínez a García Castaño se produjo en el marco de las actuaciones de la brigada política con el PP, ya fuera contra los separatistas catalanes, para perjudicar a Podemos o para beneficiar al PP en el caso de la Caja B.

“No hay nada”. “¡Cagüen la puta!”

El 30 de enero de 2016 las conversaciones entre PSOE y Podemos para la formación de gobierno estaban en una fase incipiente. Los resultados de los comicios generales del 20 de diciembre anterior habían abierto la posibilidad de que un acuerdo entre ambos partidos desbancara al Partido Popular. El Ministerio del Interior en funciones exprimía la maquinaria de su brigada política para poder ofrecer a los medios afines información negativa de Podemos. El secretario de Estado de Seguridad escribió entonces al Gordo: “Aquellos de Podemos que tenían antecedentes, ¿pudiste confirmar algo?”. El comisario Enrique García Castaño le contesta que “nada”. “¡Cagüenlaputa!”, exclama Francisco Martínez.

La conversación aparece en los whatsapp intervenidos a Martínez en 2020, en el marco de la investigación por el espionaje parapolicial a Luis Bárcenas con cargo a los fondos reservados. El principal imputado, Francisco Martínez, ha solicitado que la causa se archive porque considera un delito la utilización de sus mensajes, obtenidos en el marco del caso Kitchen, en la investigación de Pedraz, después de que el juez Manuel García Castellón suspendiese su acceso a ellos. “Sería muy interesante saberlo… Y si han estado en temas abertzales temas de extremismo violento, etc...”, escribe el número dos de Interior al policía.

“Josetxu Arrieta el único que pertenecía a ETA”, le explica el comisario al político. García Castaño le explica sobre unas fotos que le había enviado con anterioridad a Martínez: “[Es] el último que aparece en las fotos que te mandé, los moros con esos nombres, nada”. El secretario de Estado de Seguridad deja entrever su decepción: “Digo que si los demás están limpios... tampoco violencia callejera, anarcas, etc???”. El comisario le contesta: “Lo vuelvo a mirar, pero creo que no”.

Este artículo se publicó originalmente en elDiario.es.