Este martes el líder de los rebeldes sirios que derrocaron a Bashar al Assad, Ahmed al Sharaa, conocido por su nombre de guerra Abu Mohammed al Golani, nombró como jefe de la transición a Mohammed al Bashir.

Bashir fue durante ocho años el primer ministro del Gobierno de Salvación de Siria, una entidad que ha dominado la zona de Idlib, en el noreste del país, en el marco de la guerra civil que comenzó en 2011.

El nombre de Bashir ya era mencionado como el indicado para ser el político que fuera la cara del nuevo gobierno, porque tiene estrechos lazos con Al Shaara y el grupo militar rebelde que lidera, la organización islamista suní Hayat Tahrir al-Sham (HTS), cuyo bastión es precisamente Idlib.

En un mensaje a los medios que ofreció en Damasco, Bashir intentó dar un mensaje tranquilizador a la población y también hacia los actores exteriores, que fueron determinantes en los últimos años de la vida siria.

El flamante jerarca dijo que los liderados por Al Shaara no impondrán el uso del velo islámico como pasó con los talibanes en Afganistán, que respetarán las libertades individuales y que además habrá una amnistía para los soldados que integraban el ejército sirio que respondía a Al Assad.

Pero Al Shaara dijo, por su parte, que se publicará una lista y se darán recompensas por la captura de antiguos oficiales de la dictadura de Al Assad que eran ampliamente conocidos por ser los principales torturadores de los opositores y símbolos del régimen represivo ahora depuesto, luego de la huida del exgobernante de facto a Moscú, donde fue acogido por Vladimir Putin.

Mientras tanto, el embajador sirio ante la ONU se alineó con los rebeldes y dijo que pretende la unidad del país, algo que por el momento no parece fácil de lograr debido a las múltiples facciones que operan dentro del territorio.

Paralelamente, el enviado especial de la ONU para Siria, el diplomático noruego Geir Pedersen, dijo que la entidad internacional que integra consideraría sacar al grupo rebelde sirio HTS de su lista de entidades terroristas, aunque para que eso suceda deberán formar un gobierno plural, que incluya a diversos sectores de la sociedad siria, en la que conviven musulmanes suníes, chiíes, alauitas, cristianos, drusos y kurdos, además de otros grupos minoritarios.

Sobre el reconocimiento del nuevo gobierno de Siria también habló el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. En un comunicado consignado por el diario británico The Guardian pidió que haya en el país árabe un proceso político “inclusivo”.

El jefe de la diplomacia de la Casa Blanca dijo que, si eso se da en los hechos, Estados Unidos está dispuesto a reconocer a los nuevos gobernantes.

“Todas las naciones deberían comprometerse a apoyar un proceso inclusivo y transparente y a abstenerse de interferencias externas”, expresó Blinken. Agregó que el futuro gobierno sirio debería ser “creíble, inclusivo y no sectario”.

En la Unión Europea, por el momento, lo que más preocupa, más allá de la nueva realidad política de Siria, es que no haya una nueva oleada de migración hacia su territorio como la que se dio en 2016, el peor momento de la guerra civil.

Según estimaciones de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR, por sus siglas en inglés), desde que estalló la guerra en Siria se produjo el desplazamiento masivo de 14 millones de personas. Muchas de ellas se movieron dentro del territorio sirio, pero millones se fueron a otros países, entre los cuales los mayores receptores de refugiados fueron Turquía, Líbano, Alemania, Jordania, Irak, Egipto, Austria, Suecia, Países Bajos y Grecia.

Pero mientras el país intenta reordenarse, prosiguen los bombardeos sobre el territorio sirio efectuados por Israel y Turquía.

Reuters informó que las fuerzas israelíes destruyeron la flota militar siria, en una operación el lunes por la noche, como parte de una amplia campaña para eliminar las amenazas estratégicas, dijo el martes el ministro de Defensa, Israel Katz. Además, desde el domingo soldados israelíes comenzaron a desplazarse en la zona entre Siria y los Altos del Golán ocupados por Israel, y Katz dijo que había ordenado la creación de una “zona defensiva estéril” en el sur de Siria, sin una presencia israelí permanente, para prevenir cualquier amenaza terrorista.

Al mismo tiempo, prosiguen los bombardeos de las fuerzas de Turquía sobre las regiones ocupadas por los kurdos, que viven mayoritariamente en el noreste de Siria, donde dominan un territorio de aproximadamente 50.000 kilómetros cuadrados de extensión, poco menos de la tercera parte de la superficie total del país.