El lunes, legisladores del Fidesz, el partido del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, boicotearon una sesión parlamentaria sobre la adhesión de Suecia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La sesión de emergencia había sido convocada por seis partidos opositores para votar sobre el ingreso de la nación nórdica al bloque, cuya adhesión ha sido aprobada por el resto de los países de la OTAN. Pero la cantidad de legisladores del partido Fidesz que acudieron al Parlamento fue baja y no hubo quórum para poder sesionar.
Según explicó Reuters, legisladores del Fidesz insisten en que el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, visite Budapest antes de que apruebe su adhesión.
El grupo parlamentario, que responde al mandatario ultraderechista, declaró el lunes que se podría ratificar la adhesión de Suecia cuando el Parlamento vuelva a reunirse el 26 de febrero, luego del receso invernal.
Sin embargo, Agnes Vadai, legisladora del partido liberal Coalición Democrática, no está convencida de que el partido de Orbán se comprometerá rápidamente a aprobar la membresía de Suecia y dijo a Associated Press: “No estoy segura si la sesión de apertura empezará con la ratificación, desafortunadamente”. Vadai agregó que Orbán ha “puesto a Hungría en una posición muy humillante” y opinó que no había “ninguna razón” por la que su gobierno debería haber bloqueado la membresía de Suecia.
Embajadores de varios países de la OTAN asistieron a la sesión, entre ellos David Pressman, de Estados Unidos, según informó Associated Press.
Después de la sesión, el representante de Washington en Budapest declaró: “El ingreso de Suecia a la OTAN es un tema que afecta directamente la seguridad nacional de Estados Unidos y afecta la seguridad de nuestra alianza como un todo”. Y agregó: “El primer ministro prometió convocar al Parlamento y exhortarlo a que actúe en la primera oportunidad. Hoy era una oportunidad para hacer eso”.
Por su parte, Ben Cardin, senador estadounidense del Partido Demócrata, calificó a Orbán en una declaración como “el miembro menos confiable de la OTAN”.
En noviembre de 2022 Orbán se comprometió a aprobar la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN en 2023, pero al final sólo aprobó la de Finlandia.
A fines de enero de este año, el parlamento turco votó para aprobar la adhesión de Suecia a la OTAN, a pesar de promesas repetidas por Orbán de que Hungría no sería el último país en hacerlo.
Después de esta votación, Orbán le dijo al secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, que pediría a su partido que ratifique la gestión “en la primera oportunidad posible”.
Pocos días después de la votación en el Parlamento turco, el presidente de ese país, Recep Tayyip Erdogan, firmó el protocolo de ratificación del ingreso de Suecia a la OTAN.
Por mucho tiempo, el gobierno turco había estado aplazando la aprobación de su adhesión, acusando al gobierno sueco de no tomar medidas suficientes para combatir las protestas organizadas por el proscripto Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que es considerado por Turquía una organización terrorista.
Sin embargo, cuando el gobierno de Kristersson endureció las leyes antiterroristas, entre ellas las que implicaban al PKK, miembros del gobierno de Erdogan se declararon satisfechos porque las medidas eran suficientemente estrictas para aprobar su membresía.
Según explicó la agencia de noticias Efe, el Fidesz declaró: “Esperaremos con el voto final hasta un encuentro de los primeros ministros”. Mientras, el gobierno sueco dice que está abierto a tener un encuentro con Hungría, pero sólo cuando haya aprobado la ratificación de la adhesión de Suecia a la OTAN.