Entre gases y balas de goma fuera del Congreso y discursos altisonantes y tensión adentro, la Cámara de Diputados dio media sanción a la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. En el proceso de debate, la llamada “ley ómnibus” se redujo de los 664 artículos que tenía cuando fue presentada, el 27 de diciembre, a unos 380. Votaron a favor 144 diputados y 109 en contra.
Casi 72 horas después de lo previsto, las negociaciones entre el oficialismo y la oposición dialoguista -o concesiva, según el interlocutor de ocasión- llegaron a un punto de encuentro: redujeron las facultades delegadas del Poder Legislativo al Ejecutivo de las 11 del proyecto original a sólo cuatro (en materia energética, sanitaria, económica y de seguridad), dividieron y redujeron la cantidad de empresas públicas a privatizar (que habrían pasado de casi 40 a poco más de 25) y negociaron la coparticipación del impuesto PAIS para las provincias. Este último era un pedido especial del gobernador peronista de Córdoba, Martín Llaryora.
Tras la votación, la cámara pasó a un cuarto intermedio hasta el martes a las 14.00, cuando comenzará a darse el debate en particular de cada uno de los artículos que sobrevivieron a la poda y la rosca entre sectores del oficialismo y la oposición amistosa, entre la que se encuentra el bloque de Hacemos Coalición Federal, comandado por Miguel Ángel Pichetto.
Poco antes de la votación, Milei había emitido una advertencia en su cuenta de X: “Tienen hoy la oportunidad de demostrar de qué lado de la Historia quieren estar”. De esta forma, y con un debate profundo en torno a la gobernabilidad -¿dar o no dar?-, el novel gobierno de Milei se anota un punto con sabor incierto. ¿Es una muestra de poder por haber obtenido la media sanción o una derrota por haber perdido buena parte de la ley, incluidas las cuestiones fiscales?
Para el politólogo Facundo Cruz, “a esta altura, la ley como sale es para construir narrativa”. Si bien “le va a dar una herramienta sensible al presidente, que es la delegación legislativa, no cambia con el nivel de profundidad que querían cambiar”.
Fuentes allegadas al sector de Propuesta Republicana (PRO) en el gobierno dijeron a la diaria que se trataba de “un verdadero día D”. En la misma línea, la diputada de la Coalición Cívica Marcela Campagnoli, que presentó un dictamen en minoría pero apoyó la ley en general, dijo que lo que se jugó era “la primera batalla legislativa” del gobierno, y advirtió que la próxima semana, en el debate del articulado en particular, aún pueden caerse varios artículos.
Mientras los analistas discuten esto, la Justicia sigue dando por tierra con diversos elementos del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que había presentado el gobierno aun antes que la ley ómnibus. Esta semana la Justicia frenó la reforma laboral y antes ya había sido frenada la reforma política, la habilitación de las SAD (Sociedades Anónimas Deportivas) y la reforma de ciertos puntos del Código Penal.
Para el periodista y analista político Diego Genoud, “el mapa político se reconfiguró con el triunfo de Milei y la derrota del peronismo”, y “la votación de la ley ómnibus es la primera instancia en la que los nuevos alineamientos tienen efectos legales, pero el reacomodamiento es previo”. Además, advirtió que si bien la dirigencia aliada cuestiona algunas formas -el PRO, sectores de la Coalición Cívica, el radicalismo y un sector peronista amigable (agrupados en torno a Miguel Ángel Pichetto y Florencio Randazzo, entre otras figuras)-, acompañan el contenido de las reformas estructurales que Milei busca imponer.
“Se da una relación extraña porque Milei los considera parte de la casta y ellos -que dicen que lo quieren ayudar- no salen en la foto como quisieran, sino que quedan demasiadas veces en una actitud servil. Partidos y dirigentes con pocos votos ganan protagonismo y algunas concesiones a cambio de aparecer como colaboracionistas, sin que Milei -al menos hasta hoy- les reconozca su aporte”, explica Genoud.
En ese sentido, Cruz señaló a la diaria que, si bien la ley perdió lo más grueso que precisaba el gobierno al caer el capítulo fiscal, eso “no impide que meta retenciones por decreto, porque puede”. Sin embargo, consideró que si lo hace, el costo va a ser altísimo.
“En el mediano plazo, me parece que el Congreso, sobre todo los dialoguistas, le dan las herramientas para que haga lo que dice que puede hacer. Ahora ya es toda de Milei”, explicó. Y si bien no avizora un panorama claro, cree que en última instancia el PRO, con Mauricio Macri a la cabeza, saldrá a respaldar a Milei porque “están obligados a hacerlo, están casados con el gobierno y están preparando ese desembarco”. Por eso, explica, la exigencia de que Macri retome el control del PRO.
En el mismo sentido opinó Genoud, conocedor de primera mano de las opiniones del poder económico concentrado de Argentina. Al ser consultado sobre esto, y pese a considerar que Milei es, de algún modo, un experimento con futuro incierto que está siendo mirado a nivel internacional con atención, señaló: “El poder económico está apoyando con todo lo que puede a Milei, pero él es un instrumento, como antes lo fue Macri. Lo ven como una oportunidad muy grande, claro, porque es más brutal, es un Macri desinhibido, pero, al mismo tiempo, hay que ver qué garantías ofrece. El poder económico también ve la inestabilidad”.
La ilusión posmacrista está depositada entonces en Milei, y en el expresidente como una suerte de garante. Entre sus defensores cuenta con pesos pesados como los empresarios petroleros, los grupos Techint, Elsztain y Eurnekian, y hasta el mismo exministro de Economía de la convertibilidad Domingo Felipe Cavallo, que está muy activo apoyando a Milei. La oportunidad está, dicen, pero también la fragilidad.
Represión y después
Mientras se debatía en la cámara, el propio Milei se dedicó a repostear y likear un sinfín de tuits y mensajes agresivos contra los manifestantes que protestaban contra esta ley, e incluso a quienes pedían que los reprimieran más fuerte. La nota la dio la canciller, Diana Mondino, que tuiteó un meme para atacar al dirigente del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, que el miércoles y el jueves había sido herido por las fuerzas de seguridad.
Para la diputada del Frente de Izquierda, Romina del Pla, la ley, “aun con todas sus modificaciones, no tiene ningún efecto positivo para la población trabajadora, además de que la oposición colaboracionista le entregó las facultades extraordinarias y podrá imponer lo que no le votaron”.
También denunció las irregularidades en el tratamiento del proyecto (durante los tres días en que se sesionó no se contaba con el dictamen ni la redacción final del proyecto por las idas y venidas en las negociaciones), que fueron confirmadas a la diaria por otros cuatro legisladores, así como la represión desatada en el exterior del Congreso, en el que más de una veintena de periodistas fueron heridos y casi otra centena de personas fueron golpeadas, baleadas con postas de goma y gaseadas.
Desde la Coordinadora contra la Represión Policial (Correpi) denunciaron, además, el uso de un nuevo gas pimienta que deja quemaduras en la piel y advirtieron por el uso de gafas protectoras ante los disparos a la altura de los ojos que estaban prodigando las fuerzas de seguridad. Un abogado del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos recibió un perdigón en el ojo y fue operado este viernes, aunque resta la recuperación para saber si lo salvará o no.
Entre dichas agresiones, diputados de izquierda y de Unión por la Patria enfrentaron a la Policía y exigieron fuera del Congreso que frenaran la represión desatada tanto el miércoles como el jueves por la tarde. Luego, durante la sesión del jueves hubo encendidos discursos al interior de la cámara, donde legisladores pidieron que se frenara la sesión para pedirle a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich -la principal apuntada por la represión y quien aseguró que los manifestantes provocaron a la Policía-, que cejara en su protocolo antipiquetes.
Hacia dónde irá Argentina depende de Milei. Hacia dónde irá Milei es incierto para todos. Un presidente que desconfía profundamente de sus aliados ocasionales a los que considera una casta, desconfiado de sus propios funcionarios a los que considera contaminados o potenciales traidores y que no suele tomar bien la frustración. ¿Y si la ley que pretende imponer no prospera?
“Milei es indescifrable, primero por su personalidad, pero también porque Argentina es un caso testigo y está en un momento bisagra que están mirando también desde el exterior. Sólo se puede especular: Milei puede gobernar por decreto, ignorar el Congreso o llamar a plebiscito, así como darse por vencido y decir que no lo dejaron cambiar Argentina, o tomar decisiones que ni siquiera nos imaginamos”, advierte Genoud.
Si bien el futuro es poco claro, por ahora Milei conserva un margen de apoyo popular. “Tiene un 30% más o menos sólido de apoyo y hay cosas cuya respuesta es: ‘Es necesario hacerlo'. Hay un convencimiento. El tema es que ‘lo que es necesario’ es poco. ¿Qué hizo? Alquileres, nafta, nada más grueso. El resto está todo girando como platitos. Pero la gente lo cree igual. Aún tiene en torno a 50% de imagen positiva, e igual de negativa. Cuando rompa el piso de 40%, veremos”, señaló Cruz. Y en ese caso, el rol del PRO será clave.
Con miras hacia lo que vendrá, Del Pla fue categórica: “Además de votar en contra, denunciamos que es un plan antiobrero, contra los trabajadores, que forma parte del plan motosierra, con la devaluación brutal y la licuación de ingresos que significa la inflación. El DNU también mostró que no hay ninguna necesidad ni urgencia, pero fue la forma de arrasar con derechos laborales, de la población y ambientales”.