En demanda de “corriente y comida”, manifestantes salieron a las calles de Santiago de Cuba, la segunda mayor ciudad del país, para protestar por la falta de alimentos y los cortes de electricidad, que se reiteran en los últimos tiempos en el país. Las protestas también tuvieron lugar en otras localidades, como Palma Soriano y Bayamo.

De acuerdo con distintas agencias de noticias, los manifestantes fueron centenares. Algunos de ellos incluían en sus consignas pedidos de “libertad” o la consigna “patria y vida”, que marcó otras protestas contra el gobierno de contenido más político, informó Europa Press.

Las manifestaciones se desarrollaron el domingo después de un apagón que se extendió entre las 7.00 y las 13.00. Algo más tarde, se volvió a interrumpir el servicio eléctrico.

La primera secretaria provincial del Partido Comunista de Cuba, Beatriz Johnson, se acercó a los manifestantes en Santiago de Cuba para hablar con ellos y transmitirles que era inminente que los productos básicos faltantes llegaran a las tiendas estatales.

Dijo que, a partir de este lunes esos locales serían abastecidos y contarían con leche, azúcar y arroz, cuya distribución se había demorado. Johnson les ofreció a los manifestantes recibirlos en la sede del gobierno local y tomar nota de sus problemas para buscarles una solución.

Según informó el medio oficialista Cubadebate, la dirigente destacó que las personas que participaban en la protesta escucharon con atención su respuesta, que también incluyó una explicación sobre los problemas del suministro de energía eléctrica.

De acuerdo con la agencia Efe, estos problemas están vinculados con el estado de las centrales termoeléctricas cubanas, que tienen una antigüedad de más de 40 años, y el abastecimiento de combustibles fósiles.

La proveedora estatal de energía Unión Eléctrica, que depende del Ministerio de Energía y Minas, estimó que este lunes la generación de energía sería de 2.299 megavatios, mientras que la demanda máxima podría llegar a 3.250 megavatios.

En esa situación de déficit, Rusia envió a Cuba un buque con 650.000 barriles de crudo para atenuar la crisis energética en la isla. Según se informó, está previsto que ese envío, cuyo valor es de 50 millones de dólares, llegue al país a fines de este mes.

Además, recientemente Moscú le concedió a La Habana un préstamo para “garantizar el suministro estable de petróleo, productos petrolíferos, trigo y fertilizantes”.

El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, dijo el sábado al Canal Cubano de Noticias que la falta de combustibles que se utilizan en el sistema eléctrico cubano se acentuó en los últimos días, pero se prevé la pronta llegada de importaciones de hidrocarburos. Afirmó que “la situación va a mejorar”, pero que habrá momentos “tensos” y “críticos” porque Cuba tiene dificultades financieras para comprar petróleo.

Después de que la manifestación del domingo se disolvió, hubo interrupciones de conectividad. Para algunos opositores, fue una medida aplicada deliberadamente por el gobierno para evitar que se divulgaran las protestas. Sin embargo, el propio presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, se refirió públicamente a las manifestaciones.

“Varias personas han expresado su inconformidad con la situación del servicio eléctrico y la distribución de alimentos. Este contexto se intenta aprovechar por los enemigos de la Revolución con fines desestabilizadores”, manifestó en sus redes sociales. Afirmó que “terroristas radicados en Estados Unidos [...] incentivan acciones contra el orden interior del país”, según citó Cubadebate.

Díaz-Canel agregó que “la disposición de las autoridades del partido, el Estado y el gobierno es atender los reclamos” de la gente, “escuchar, dialogar, explicar las numerosas gestiones que se realizan para mejorar la situación”.

Esta crisis también generó nuevas tensiones entre La Habana y Washington

La representación diplomática de Estados Unidos en Cuba llamó al gobierno de Díaz-Canel a “que respete los derechos humanos de los manifestantes y atienda las necesidades legítimas del pueblo cubano”. En respuesta, el gobierno cubano convocó al encargado de negocios de Estados Unidos en Cuba, Benjamin Ziff, por la “conducta injerencista” de su país.

El ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, criticó la “responsabilidad directa y cruel de Estados Unidos en la aguda situación económica que pesa sobre el bienestar del pueblo cubano”.

Llamó a que el gobierno estadounidense y su embajada en Cuba se abstengan de “interferir en los asuntos internos del país y de incitar al desorden social”. Y agregó: “Buscan la asfixia con el bloqueo genocida y, sobre las carencias y dificultades cotidianas que nos imponen, articulan su otra guerra desde las plataformas que dominan”.