En una sesión realizada este jueves, el Senado argentino rechazó el decreto de necesidad y urgencia (DNU) que había sido firmado por el presidente Javier Milei en diciembre del año pasado, pocos días después de haber asumido su mandato, con el que pretendía llevar adelante una profunda reforma del Estado y desregular la economía.
Después de varias horas en las que decenas de senadores plantearon su posición, poco antes de las 20.00 se procedió a la votación, en la que 42 legisladores votaron en contra, 25 a favor y hubo cuatro abstenciones.
Ahora el tema pasará a la Cámara de Diputados, que puede no tratarlo, hacerlo y rechazarlo, lo cual dejaría al DNU oficialista totalmente sin efecto, o aprobarlo, caso en el que el decreto seguirá estando vigente.
Horas antes de que se realizara la votación, el oficialismo presentó una moción para postergar el debate durante algunas semanas, pero la iniciativa, anticipando lo que pasaría horas más tarde, fue rechazada por 41 senadores contra 30 que votaron a favor.
El presidente Milei, que siguió la sesión del Senado primero desde la Casa Rosada y posteriormente desde la residencia de Olivos, mientras exponían los senadores iba retuiteando mensajes de militantes libertarios y también de algunos dirigentes políticos, en rechazo de la posición de aquellos que se manifestaron en contra de la iniciativa oficialista.
Esta nueva derrota en el Congreso significa otro duro golpe para Milei y su sector, que, en medio de la persistente crisis económica, está chocando contra un Poder Legislativo que en buena medida le es hostil, sumado a la batalla paralela que libra con la mayor parte de los gobernadores provinciales.
El tratamiento del DNU en el Senado había generado en las horas previas un cruce muy fuerte entre el presidente Milei y Victoria Villarruel, la vicepresidenta y líder del Senado, quien no pudo negarse a convocar la sesión para tratar el tema.
De acuerdo a lo que informó La Nación, a pesar de los ataques desde filas libertarias y tras cuatro pedidos concretos para someter a votación la vasta norma que desregula numerosas áreas de la economía y la política, la vicepresidenta tuvo que acceder a la solicitud de la bancada peronista y de un grupo de legisladores de otros sectores que se sumaron a la exigencia para que el oficialismo pusiera a funcionar el Senado para debatir el DNU.
En la Casa Rosada la presión para desbaratar la sesión persistió hasta la noche del miércoles, cuando la cuenta de X de la Oficina del Presidente emitió un críptico comunicado en el que, sin nombrarla, cuestionaba la decisión de Villarruel y expresaba “preocupación” ante sectores de la clase política que pretenden avanzar con una “agenda propia e inconsulta” que entorpece las negociaciones con los gobernadores.
Si bien Villarruel trató de dilatar todo lo posible la convocatoria a discutir la medida en el recinto, incluso durante la reunión de Labor Parlamentaria realizada el miércoles, el peso de esta decisión erosionaba la letra chica del reglamento y generaba ruido incluso entre los senadores dialoguistas.
Los artículos 19 y 20 del manual de procedimiento de la cámara alta establecen que la titular del cuerpo no puede negarse a convocar una sesión si está formulada la petición “de cinco o más” legisladores que definan un temario expreso.