Tanto Siria como Irán atribuyeron a Israel un ataque que destruyó la sede del consulado iraní en Damasco, la capital siria, en un barrio con fuerte seguridad donde se encuentran sedes diplomáticas y residencias de representantes extranjeros.

La Guardia Revolucionaria iraní, un cuerpo militar de élite, informó que en el ataque murieron dos generales de brigada, Mohamed Reza Zahedi y Mohamed Hadi Haj Rahimi, dos de “los más altos oficiales militares iraníes en Siria”, y otros cinco oficiales que se encontraban en ese edificio.

El embajador de Irán, Hossein Akbari, dijo que presenció el atentado desde la ventana del edificio de la embajada y que fue ejecutado con cazas F-35 que dispararon misiles contra el edificio, informó Efe. Agregó que Israel “actúa contra las leyes internacionales, por lo que recibirá una dura respuesta” de su país.

El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Hosein Amir Abdolahian, afirmó que el ataque fue “una violación de todas las obligaciones y convenciones internacionales”, y culpó a Israel por las consecuencias que pueda tener, según un comunicado de la cancillería. “Enfatizo la necesidad de una respuesta seria por parte de la comunidad internacional a tales acciones criminales”, agregó el comunicado.

Por su parte, las autoridades de Siria confirmaron que la ofensiva fue lanzada desde el Golán sirio ocupado y comunicaron que las defensas aéreas lograron evitar que algunos de los misiles llegaran a impactar, informó la agencia oficial SANA. Este medio señaló que el bombardeo “destruyó el edificio por completo y alcanzó a todos los que se encontraban en el interior, lo que provocó muertos y heridos”.

El canciller sirio, Faisal al Miqdad, transmitió el respaldo de su país a Irán y dijo que Israel “no podrá influir en las relaciones” entre los dos estados. Israel no se pronunció sobre esta acusación, y tiene por política no afirmar ni negar acusaciones sobre ataques de este tipo.

Del mismo modo, el gobierno de Benjamin Netanyahu evitó informar el viernes si eran ciertas las acusaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de Siria de que Israel bombardeó varios lugares cercanos a la ciudad de Alepo y mató a varios civiles y militares.

Desde Estados Unidos, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, manifestó que el gobierno de Joe Biden está “en conversaciones con socios de la región para recabar información” sobre lo sucedido, pero todavía no había podido confirmar quién había sido responsable del ataque. Manifestó que a Washington le preocupa “cualquier cosa que pueda provocar una escalada del conflicto en la región”.

Continúan las protestas en Israel

Mientras tanto, en Israel, miles de personas salieron a las calles a protestar, por segundo día consecutivo, después de que el domingo se reunieran decenas de miles de personas a pedir la salida de Netanyahu del gobierno y la convocatoria a elecciones.

Los manifestantes atribuyen al Ejecutivo responsabilidad por los ataques de Hamas del 7 de octubre y critican que no haya logrado todavía la liberación de cerca de 130 rehenes que fueron secuestrados ese día. Yair Golan, que fue el segundo al mando del Estado Mayor del Ejército, dijo durante la movilización que con otro gobierno los rehenes ya habrían vuelto.

Los manifestantes, que prevén seguir movilizados hasta el sábado, exigieron al Ejecutivo que la delegación que viajó a El Cairo a negociar con Hamas, con la mediación de Egipto, Qatar y Estados Unidos, no regrese sin un acuerdo.

“Entiendo la desesperación y el deseo de hacer todo lo posible para recuperar [a los rehenes]”, dijo Netanyahu en una conferencia de prensa, pero consideró que una convocatoria a elecciones interferiría con los esfuerzos de su gobierno para liberarlos y beneficiarían a Hamas.

Cuerpos calcinados en el hospital Al Shifa

En la Franja de Gaza, Israel retiró sus tropas del hospital Al Shifa, el mayor de ese territorio, que fue asediado durante dos semanas. Según el balance israelí, esa acción militar terminó con la muerte de 200 hombres armados y la detención de 900 sospechosos, 500 de ellos “terroristas”, informó Europa Press.

Un balance distinto hizo el director del hospital, Marwan Abu Saada. Señaló que “la destrucción del complejo hace que sea imposible retomar el trabajo” y que “el hospital ha quedado totalmente fuera de servicio”.

A su vez, el Ministerio de Salud de Gaza informó que tras la retirada israelí encontró 400 muertos en el edificio y sus alrededores, además de la destrucción de más de un millar de casas.

Según informó Efe, Mahmud Busal, portavoz de la Defensa Civil de la Franja de Gaza, denunció que, entre los cadáveres hallados en el hospital, varios tenían signos de haber sido ejecutados y otros estaban calcinados.

Busal agregó que las tropas israelíes enterraron cuerpos en fosas comunes abiertas en las calles con retroexcavadoras.