Este martes los diputados de la oposición al gobierno de Armenia que encabeza el primer ministro, Nikol Pashinyan, presentarán en la Asamblea Nacional una iniciativa para pedir la salida del actual gobierno, aunque en principio esta posibilidad es muy difícil que prospere, porque el oficialismo cuenta con los votos necesarios para rechazar la propuesta.

Desde abril, luego de que la administración de Pashinyan aceptara ceder al gobierno de Azerbaiyán territorios ancestralmente pertenecientes a Armenia, surgió un movimiento interno en contra del gobierno, que cuenta con un fuerte apoyo de la diáspora.

El líder de este movimiento opositor es Bagrat Galstanyan, un carismático arzobispo de la Iglesia Apostólica Armenia proveniente de la región de Tavush, a la que pertenecen los pueblos restituidos a Azerbaiyán. El líder religioso, de 53 años y que renunció momentáneamente a sus funciones clericales, fue el principal orador en una masiva manifestación que se celebró el domingo en la plaza de la República de la ciudad de Ereván, la capital armenia.

“Lo he expresado muchas veces y ahora quiero repetirlo. Esta lucha y movimiento es más que un simple cambio de poder. Se trata de valores y transformación de la civilización, se trata de verdad, justicia, victorias y la reconciliación definitiva y una agenda basada en ello. Sólo un loco puede aspirar a la guerra, pero también sólo un loco puede aspirar a una paz miserable, que en sí misma es la mayor amenaza para la guerra, a costa del deshonor, la degradación y la humillación de su pueblo”, declaró Galstanyan, según lo consignado por Diario Armenia.

De acuerdo a lo que informó la cadena Deutsche Welle, muchos ven al religioso como un candidato para el cargo de primer ministro. No obstante, y según las leyes armenias, el arzobispo Galstanyan, que estuvo durante casi una década al frente de la diócesis de la iglesia armenia en Canadá, no puede aspirar a la jefatura del gobierno porque tiene doble ciudadanía. En caso de que el líder opositor renunciara a la ciudadanía canadiense, tendría que esperar otros cuatro años antes de poder postularse a primer ministro.

Pero volviendo al acto del domingo en el centro de la capital armenia, Galstanyan pidió la renuncia del primer ministro y también criticó el acuerdo de paz al que Armenia llegó con Azerbaiyán. “Nuestra exigencia sigue siendo la renuncia, pero todas las demás soluciones políticas que se discutieron en la plaza no están excluidas y son discutibles”, expresó.

Refiriéndose a la declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores de Armenia sobre la disposición a firmar un tratado de paz dentro de un mes, Galstanyan insistió en que “este tratado no tiene absolutamente nada que ver con la paz, está directamente relacionado con nuestra existencia y nuestra destrucción como armenios”.

“Con este acuerdo no se resuelve ni un solo problema, las fuerzas azerbaiyanas no abandonan nuestros territorios, los nuevos ataques de Azerbaiyán no se frenan de ninguna manera, sino que los logros del enemigo se validan bajo amenaza de la fuerza. Este no es un documento de paz, sino de nuevas concesiones unilaterales, lo que supone un nuevo y duro golpe a nuestra condición de Estado, soberanía e identidad”, afirmó.

Según Galstanyan, las exigencias azeríes son ilimitadas y las autoridades armenias están dispuestas a satisfacerlas todas, “siempre que puedan conservar sus puestos”.