En 2023, el 28,9% de la población mundial, 2.330 millones de personas, sufrió inseguridad alimentaria moderada o grave, estimó la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en un informe publicado este miércoles.

De esas personas, entre 713 y 757 millones padecieron hambre, agrega la publicación titulada “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2024”. Esa situación la padeció una de cada 11 personas en todo el mundo y una de cada cinco en África, donde el hambre aumentó en el último año. En Asia los números se mantuvieron incambiados, mientras que en América Latina y el Caribe se registraron “progresos notables”, agrega la FAO.

Según la organización, la subalimentación se disparó en el mundo a partir de la pandemia de covid-19 y alcanzó niveles en los que se mantuvo durante tres años consecutivos. Esto marca un estancamiento en el camino hacia objetivos globales en materia de alimentación.

“El mundo sigue muy lejos de cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2, Hambre cero”, señala el informe. “La falta de mejoras en la seguridad alimentaria y los progresos desiguales en el acceso asequible a dietas saludables arrojan dudas sobre la posibilidad de alcanzar el Hambre cero en el mundo cuando quedan seis años para que venza el plazo de 2030”, agrega.

“Las proyecciones indican que, a fines del decenio, padecerán subalimentación crónica 582 millones de personas, más de la mitad de ellas en África”, continúa.

Tampoco se avanzó en otras metas, más ambiciosas, como la de “garantizar a todos un acceso sistemático a una alimentación adecuada”. Según el informe, se estima que “más de un tercio de la población mundial (cerca de 2.800 millones de personas) no pudo permitirse una dieta saludable en 2022”.

Esas personas representan 71,5% de la población en países de ingresos bajos, 52,5% en los de ingresos “medianos bajos”, 21,5% en los de ingresos “medianos altos” y 6,3% en los de ingresos altos. Las “desigualdades son patentes”, señala la FAO.

También aparece estancada la prevalencia del bajo peso al nacer y el sobrepeso infantil, al tiempo que aumentó la anemia entre las mujeres de 15 a 49 años.

La FAO considera necesario abordar las desigualdades y transformar con mayor rapidez los sistemas agroalimentarios “para fortalecer su resiliencia ante los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición”.

Señala que para cumplir las metas de terminar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición, “se necesita una financiación más cuantiosa y más eficaz en función de los costos”. Esto implica recursos públicos y privados, nacionales y extranjeros, que se destinen a facilitar la disponibilidad y acceso a alimentos nutritivos, a implementar políticas que promuevan dietas saludables, y a fortalecer los sistemas agroalimentarios, señala.

La FAO llamó a unificar con urgencia la definición de “financiación”, porque las diferencias que hoy existen de un país a otro, en particular en lo que respecta a aportes privados, dificultan la evaluación, el seguimiento y la rendición de cuentas.

Sin embargo, “independientemente de la cuantía exacta de la financiación que se precise para alcanzar los progresos necesarios hacia la consecución de las metas” más básicas de alimentación de los ODS, “el déficit de financiación podría ascender a varios billones de dólares”, señala el informe. Agrega que “no subsanar este déficit tendrá consecuencias sociales, económicas y medioambientales” que exigirán soluciones también billonarias.

Lula presentó una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que los datos divulgados por la FAO son “aterradores” y que “ningún asunto es más actual y desafiante para la humanidad” que el hambre, que es “un atentado a la vida y una agresión a la libertad”.

Durante una reunión de ministros de Desarrollo del G20 en Río de Janeiro, Lula presentó la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza. La iniciativa no se limita al G20, sino que puede incluir a todos los países interesados. Brasil y Noruega ya comprometieron recursos para colaborar en su financiamiento, y el Banco Mundial manifestó su apoyo, informó la revista Carta Capital.

Esta propuesta, que fue aprobada por aclamación en el encuentro y que se lanzará oficialmente en noviembre, apunta a cumplir la meta de erradicar el hambre para 2030. “Vamos a sistematizar y ofrecer un conjunto de proyectos que puedan ser adaptados a las realidades específicas de cada región”, y de esta adaptación se encargará cada país “porque cada uno conoce sus problemas”, dijo Lula.