Benjamin Netanyahu dio instrucciones a los militares israelíes para que continúen los combates contra Hezbolá en Líbano “con todas sus fuerzas y de acuerdo con los planes que le habían presentado”, informó la oficina del primer ministro de Israel. Agregó que al mismo tiempo continuará la ofensiva en la Franja de Gaza “hasta que se logren todos los objetivos de la guerra”.
Los bombardeos israelíes en Líbano dejaron este jueves 60 muertos y 81 heridos en diferentes zonas del sur y el este, así como en Beirut, en el barrio conocido como Dahye. Esa área, con gran presencia de Hezbolá, fue una de las más golpeadas por esta ofensiva.
Además, los ataques causaron el desplazamiento forzado de decenas de miles de personas. Según los datos del gobierno, 77.100 de ellas ingresaron en distintos edificios, en su mayoría centros educativos que fueron convertidos en refugios. Se crearon en los últimos días 565 centros de acogida para quienes tuvieron que dejar sus hogares.
“También hay un gran número de desplazados que se han trasladado a otras casas en diferentes zonas, se están quedando con familiares o están en casas de alquiler, hoteles u otros lugares públicos o privados”, dijo a la agencia Efe Nasser Yassin, coordinador del Plan Nacional de Emergencia de Líbano.
Afirmó que más de 30.000 personas —libanesas y sirias— cruzaron la frontera hacia Siria y otras “miles” dejaron Líbano en avión hacia otros países, por lo cual es difícil estimar el total de desplazados dentro y fuera del país que generó esta ofensiva militar, que se intensificó el lunes.
Desde entonces, los ataques israelíes en Líbano dejaron 700 muertos. En total, más de 1.500 personas murieron en los intercambios armados entre Hezbolá e Israel que comenzaron hace casi un año, cuando en octubre el gobierno de Netanyahu lanzó su ofensiva militar en la Franja de Gaza luego del ataque de Hamas del 7 de octubre.
Sobre la posibilidad de que Israel acuerde una tregua de 21 días con Hezbolá, la oficina de Netanyahu afirmó que “las noticias sobre un alto al fuego no son ciertas”, y aclaró que “se trata de una propuesta francoestadounidense a la que el primer ministro ni siquiera respondió”.
“No habrá un alto el fuego en el norte. Seguiremos luchando con todas nuestras fuerzas contra la organización terrorista Hezbolá hasta la victoria y el regreso seguro de los habitantes del norte [de Israel] a sus hogares”, agregó el ministro de Relaciones Exteriores, Israel Katz, que ocupa en forma interina el cargo de primer ministro porque Netanyahu viajó a Nueva York para participar en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Más tarde, al llegar a esa ciudad estadounidense, el propio Netanyahu ratificó: “No pararemos hasta lograr todos nuestros objetivos”, dijo.
El gobierno de Francia y el de Estados Unidos reclamaron el miércoles una tregua de 21 días entre Israel y Hezbolá. Llamaron a buscar en ese período de tres semanas un acuerdo diplomático que evitara “una mayor escalada en ambos lados de la frontera” y comunicaron que la propuesta contaba con el apoyo de la Unión Europea y varios países árabes, así como el de otros estados.
Varios de los integrantes más extremistas del gobierno de Netanyahu manifestaron públicamente su rechazo a un cese del fuego. “No debemos dar tiempo al enemigo con el fin que se recupere y se reorganice para continuar la guerra pasados 21 días”, dijo el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich. A su vez, la titular de Asentamientos y Misiones Nacionales, Orit Struck, afirmó que no existe un “mandato moral para un alto al fuego. Ni durante 21 días ni durante 21 horas”.
Según informó el ejército israelí, el jueves atacó varios objetivos militares de Hezbolá, entre ellos depósitos de armas, y además mató a un comandante de la unidad aérea de esa organización política y militar chiita, Muhamad Hosein Sarur, en un ataque aéreo en el sur de Beirut.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, dijo que “las hostilidades han escalado dramáticamente” y que “el infierno se está desatando en Líbano”. Señaló que el lunes, cuando Israel atacó unos 1.600 objetivos, fue “el día más sangriento en Líbano en una generación”.
“A todas las partes, digamos con una sola voz clara: detengan las matanzas y la destrucción”, dijo Guterres. “El pueblo de Líbano, así como el pueblo de Israel y los pueblos del mundo, no pueden permitirse que Líbano se convierta en otra Gaza”, manifestó.