En diciembre, el canciller alemán Olaf Scholz pidió al Parlamento que votara una moción de confianza sabiendo que perdería, después de que la salida de los liberales rompiera la coalición de gobierno. Su derrota significó que las elecciones al Bundestag, el Parlamento Federal, se celebraran antes de lo previsto.

El 23 de febrero los alemanes acudirán a las urnas para votar por un nuevo Bundestag, que se encargará de elegir al futuro canciller. El candidato que consiga la mayoría parlamentaria absoluta, solo o en alianzas con otros partidos, reemplazará a Scholz.

Una encuesta reciente de YouGov sobre la intención de voto, que tomó una muestra de 1.908 alemanes, reveló que la Unión Cristianodemócrata de Alemania (CDU), de centroderecha, se encuentra actualmente a la cabeza y con el apoyo de 29% de los votantes. En segundo lugar aparece el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) con 21%. El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), al que pertenece Scholz, se encuentra actualmente en tercer lugar con 16%.

Justo detrás, aparecen los Verdes con 14% de los votos, mientras que la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), el Partido Democrático Libre (FDP) y La Izquierda recibieron el apoyo de 6%, 5% y 3% de los encuestados, respectivamente. Alrededor de 6% dijeron que votarían por otro partido.

La CDU, que cuenta con un partido hermano en Baviera, la CSU, está dirigida por el conservador Friedrich Merz, un exabogado que ya estuvo involucrado en el mundo de la política desde 2005 hasta 2009, cuando la abandonó después de que fuera electa su rival, Angela Merkel, como canciller, según explicó Deutsche Welle. Regresó a la arena política en 2021, cuando Merkel dimitió.

El miércoles, Merz dijo a la emisora de radio Bayerischen Rundfunks que, si ganara, su gobierno aumentaría el gasto en defensa, pero se negó a comprometerse a destinar el 5% del PIB del país a esta área, como ha pedido Donald Trump a los miembros de la OTAN. “Realmente tenemos que alcanzar primero el límite inferior del 2% en Alemania”, dijo Merz.

Merz provocó polémica esta semana al proponer cambios en la ley de nacionalidad alemana. En una entrevista con el periódico Welt am Sonntag, dijo que “debería ser posible revocar la nacionalidad alemana si reconocemos que hemos cometido un error con respecto a las personas que cometen delitos”. Haciendo referencia al ataque al mercado navideño de Magdeburgo, añadió: “Para evitar ataques o nuevos delitos, los delincuentes extranjeros deben ser deportados a más tardar después del segundo delito”.

En la misma línea, el manifiesto del partido declara: “Queremos detener la migración ilegal y limitar las admisiones humanitarias a un nivel que deje de exceder las capacidades de Alemania”.

Más a la derecha en el espectro político se encuentra la líder de la AfD, Alice Weidel, que tiene el respaldo de Elon Musk. Su partido, que ha sido calificado de grupo de extrema derecha por el servicio de inteligencia alemán, es conocido por sus políticas contra la inmigración y el islam.

Aunque Weidel es abiertamente lesbiana, existe una preocupación de que la AfD podría retroceder en los derechos reconocidos a la comunidad LGBTI+. El partido se opuso a la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción conjunta para parejas del mismo sexo en 2017, y presentó una moción para revocar el matrimonio igualitario en 2019, según explicó Context News.

En la centroizquierda, Scholz ha criticado la decisión de Musk de intervenir en las elecciones alemanas, afirmando en su discurso de Año Nuevo que las elecciones “no serán decididas por los propietarios de las plataformas de redes sociales”.

En un intento por recuperar popularidad, el SPD ha propuesto una prima de inversión que se llama “Made in Germany”. La iniciativa incluiría una devolución directa de impuestos del 10% sobre las inversiones en equipamientos de las empresas. El objetivo es reducir la necesidad de “programas de financiación burocráticos”.

Sin embargo, es poco probable que sea suficiente para que Scholz y su partido recuperen las mayorías, después de que su índice de aprobación fue de 18% hace seis meses, según una encuesta publicada por Infratest Dimap.

El resultado más probable de la elección es una coalición, dado que ningún partido está cerca de tener 50% o más de los votos.

Según informó The Guardian, las coaliciones más probables son la llamada “gran coalición”, entre la CDU y el SPD; una coalición “negro-verde”, entre la CDU y los Verdes; una coalición “Jamaica”, formada por la CDU, los Verdes y el FDP; o una coalición “semáforo”, integrada por el SPD, los Verdes y el FDP.

Esto depende del porcentaje de votos que obtenga cada partido y del número posterior de escaños que reúna. En el Bundestag, la proporción de escaños de un partido suele superar ligeramente su porcentaje de votos porque los partidos que no alcanzan el 5% del voto nacional quedan excluidos del Bundestag, y los escaños se redistribuyen proporcionalmente entre los partidos que sí logran la representación parlamentaria.