Los rebeldes congoleños del Movimiento 23 de Marzo, frecuentemente abreviado M23, anunciaron el domingo que tomaron la ciudad de Goma, la más grande del este de la República Democrática del Congo, y capital de la provincia de Kivu del Norte.

Representantes de las Naciones Unidas (ONU) presentes en el lugar expresaron que entre los dos millones de habitantes de la ciudad existe un “pánico masivo”, en tanto que el gobierno congolés afirmó que el avance de los rebeldes constituía una “declaración de guerra”.

Según lo que informó la agencia Associated Press, los rebeldes anunciaron la captura de la ciudad en un comunicado minutos antes de que expirara un plazo de 48 horas impuesto por el grupo para que el ejército congoleño depusiera sus armas. En su comunicado, los rebeldes llamaron a los residentes de Goma, ciudad situada muy cerca de la frontera con Ruanda, a mantener la calma.

La ofensiva de los rebeldes M23 en el corazón de una región que es muy rica en minerales, principalmente oro, amenaza con empeorar drásticamente una de las guerras más largas de África y aumentar todavía más el desplazamiento de la población.

Según un informe de Naciones Unidas, más de un tercio de la población de la provincia de Kivu del Norte está actualmente desplazada, y la captura de Goma probablemente exacerbará la situación.

El portavoz del gobierno congoleño, Patrick Muyaya, hizo una declaración en un video publicado en X pidiendo la protección de los civiles y diciendo que el país está “en una situación de guerra”.

El sábado por la noche el Congo rompió relaciones con Ruanda, país que niega respaldar al M23 a pesar de las contundentes pruebas que indican lo contrario. El aumento de la violencia provocó la muerte la semana pasada de 13 cascos azules, uno de ellos de nacionalidad uruguaya.

Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores de la República Democrática del Congo, Thérèse Kayikwamba Wagner, dijo en el Consejo de Seguridad de la ONU que Ruanda estaba cometiendo “una agresión frontal, una declaración de guerra que ya no se esconde detrás de maniobras diplomáticas”.

Mientras tanto, el embajador de Ruanda ante la ONU, Ernest Rwamucyo, no confirmó ni negó las afirmaciones de la República Democrática del Congo, pero culpó de la situación al gobierno congolés y dijo que la crisis podría haberse evitado si hubiera “demostrado un compromiso genuino con la paz”.

El presidente de Kenia, William Ruto, que preside la Comunidad de África Oriental, de la que forman parte Ruanda y la República Democrática del Congo, pidió el domingo un cese de las hostilidades. También instó al presidente de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, y a su homólogo ruandés, Paul Kagame, a “atender el llamado a la paz de los pueblos de nuestra región y de la comunidad internacional”. Ruto agregó que la CAO convocaría una cumbre extraordinaria en las próximas 48 horas, de acuerdo a lo que informó el diario británico The Guardian.

El gobierno de Congo lleva mucho tiempo acusando a su vecino Ruanda de apoyar a los rebeldes del M23. También la ONU responsabiliza al gobierno del mandatario ruandés Kagame de financiar, entrenar y equipar a los rebeldes del M23.

A pesar de sus desmentidos anteriores, Ruanda rechazó a principios de esta semana los pedidos de Estados Unidos de que retire sus tropas y sus sistemas de misiles, afirmando que las instalaciones militares están en el este de la República Democrática del Congo para defender a Ruanda de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda, un grupo rebelde armado cuyos miembros incluyen a supuestos autores del genocidio ruandés de 1994, en el que milicias hutus asesinaron a casi un millón de tutsis.

Muchos de ellos huyeron después al Congo para evitar enfrentarse a la Justicia ruandesa.