Este martes, el mandatario chileno Gabriel Boric recibió en Santiago al presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, y en la reunión que mantuvieron, entre otros temas, se habló del trabajo conjunto entre los dos países para financiar las obras que se harán en la Colonia Dignidad, uno de los más célebres centros de detención, tortura y asesinato durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
El plan de expropiación del lugar había sido anunciado el lunes por Boric en su cuenta de X y forma parte del Plan Nacional de Búsqueda, que tiene como objetivo esclarecer las circunstancias de desaparición y muerte de las personas víctimas de desaparición forzada.
“Expropiaremos Colonia Dignidad. Uno de los lugares más oscuros en nuestra patria pasará a ser sitio de memoria y reflexión”, expresó el mandatario chileno en su mensaje.
La Colonia Dignidad, también conocida como Villa Baviera, está ubicada en una zona rural de la Región de Maule, en el centro de Chile, y fue fundada a comienzos de la década de 1960 por un grupo de inmigrantes alemanes liderados por Paul Schäfer, un predicador luterano que había huido de su país cuando estaba cercado por acusaciones de abuso de menores, práctica que proseguiría realizando de manera sistemática durante décadas en el país que lo recibió.
En el lugar, bajo la apariencia de una comunidad laboriosa, Schäfer lideró una secta en la que los abusos de todo tipo eran permanentes, algo que comenzó a ser denunciado ya en la década del 60 por algunos ciudadanos alemanes que lograron escapar del lugar.
Ya en la dictadura de Pinochet y gracias a la estrecha afinidad que existía entre Schäfer e importantes funcionarios del gobierno, tanto civiles como militares, la Colonia Dignidad pasó a ser un centro de detención y tortura por el que pasaron centenares de personas.
Fue clave para la utilización del lugar para estos fines la amistad que tenía Schäfer con Manuel Contreras, el militar que encabezaba la Dirección Nacional de Inteligencia.
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A raíz de las numerosas denuncias que comenzaron a surgir tras la dictadura, Schäfer se fugó de Chile en 1997 y recién fue detenido, en Argentina, en 2005. Desde allí fue extraditado a Chile, donde falleció en la Penitenciaria de Santiago en 2010, a los 88 años.
Según lo que se publicó en el portal de la presidencia chilena, los espacios que serán expropiados de la Colonia Dignidad “son aquellos considerados como los más representativos del lugar, vinculados a las violaciones de los derechos humanos de los colonos y de los opositores de la dictadura”.
“Vamos a iniciar la expropiación de Colonia Dignidad, una parte de este lugar que se utilizó principalmente durante la dictadura militar con el objeto de ser un campo de concentración donde se cometieron las atrocidades más grandes que hemos vivido en nuestro país”, expresó Jaime Gajardo, ministro de Justicia y Derechos Humanos del gobierno de Boric.
“Lo serio en una sociedad es reflexionar, sacar las lecciones de las experiencias de la historia y, a su vez, comunicarlas especialmente a los jóvenes, en un espacio de reflexión de todos”, agregó Carlos Montes, ministro de Vivienda y Urbanismo.
De acuerdo a lo que informó la cadena Deutsche Welle, las opiniones entre los actuales y antiguos residentes del asentamiento están divididas.
El domingo, un grupo de representantes de la Asociación por la Verdad, Justicia, Reparación y Dignidad de los ex Colonos bloqueó el acceso al lugar, donde hoy funciona un centro turístico, en el que hay un hotel y un restaurante.
Estas personas exigen que se desmantele completamente la excolonia y se les paguen más de cuatro décadas de sueldos que les adeudan, ya que trabajaban allí en condiciones similares a la esclavitud.
“Consideramos que ya estamos expropiados, pero de parte de quienes hoy administran la exColonia Dignidad. Creemos que hay que expropiar, pero los pagos que proceden deben ir en directo beneficio de los colonos y no a las empresas que hoy controlan los hijos de los jerarcas”, expresó Winfried Hempel, excolono y abogado de algunas de las víctimas.
Por su parte, los actuales administradores del lugar, si bien están de acuerdo con la creación del sitio conmemorativo, manifestaron su preocupación, porque eventualmente podrían ser desalojados del lugar y, por eso, tener que instalar sus comercios en otros sitios.